WikiLeaks, un contrapoder cibernético que fue héroe y villano
Una década duró el primer capítulo de la historia de WikiLeaks y su fundador Julian Assange, que transformó de manera profunda la información privada, la labor periodística y el activismo cibernético.

BOGOTÁ, Colombia
Por: José Ricardo Báez G.
El jueves 11 de abril de 2019, siete guardias de seguridad sacaron alzado a Julian Assange, el fundador de WikiLeaks, de la embajada de Ecuador en Londres mientras sostenía el libro ‘Historia del Estado de Seguridad Nacional’, de Gore Vidal.
Siete años antes, el entonces presidente de Ecuador, Rafael Correa, le había otorgado asilo, tan solo dos meses después de que el australiano hubiera ingresado a la sede diplomática disfrazado de repartidor. La excusa para haber entrado de incógnito en clara violación a su libertad condicional, recayó en la decisión del Tribunal Supremo del Reino Unido -último recurso de la justicia británica- de extraditar a Assange a Suecia para que respondiera por denuncias relacionadas con delitos sexuales.
Haberle otorgado asilo al hacker desató una crisis diplomática entre el gobierno de Correa y Reino Unido. El hecho de que Assange se viera obligado a permanecer siete años dentro de la embajada ecuatoriana tuvo sus raíces en dicho enfrentamiento: Londres dejó claro desde el principio que no le iba a conceder al ciberactivista un salvoconducto que le permitiera salir del país.
Su imagen elegante de esos días contrastó con la que tenía al momento de su detención. Con una barba descuidada, el cabello recogido en una coleta y haciendo un notable esfuerzo para evitar que lo llevaran a rastras, Assange gritó a sus seguidores que resistieran “el ataque de la Administración de Trump”, luego de que el presidente ecuatoriano, Lenin Moreno, le retirara el asilo.
La razón para que Ecuador dejara de protegerlo se debió a que Assange “violó la norma de no intervenir en asuntos internos de otros Estados”, lo que ocurrió específicamente “en enero de 2019, cuando WikiLeaks filtró documentos del Vaticano”, aseguró el presidente ecuatoriano a través de un video colgado en su cuenta de Twitter.
Pero este no fue el único comportamiento de Assange que colmó la paciencia de Moreno. En el mismo video, el mandatario explicó que dentro de la embajada “instaló equipos electrónicos de distorsión no permitidos, bloqueó las cámaras de seguridad (...) [y] accedió sin permiso a archivos de seguridad de la embajada”.
La detención de Assange, sin embargo, obedeció a una solicitud de extradición por parte de Estados Unidos, alegando graves delitos contra la seguridad informática de este país al publicar documentos sensibles del Departamento de Defensa.
Desde entonces, Assange se encuentra recluido en la cárcel de Belmarsh, también llamada el ‘Guantánamo británico’ debido a que ha albergado prisioneros de alto perfil y peligrosidad como Abu Qatada, presunta mano derecha en Europa del fallecido Osama Bin Laden.
La fundación de WikiLeaks
WikiLeaks, el sitio web donde se han revelado las grandes filtraciones de la última década, nació en 2006, pero solo hasta 2010 adquirió reconocimiento global tras la publicación de 750.000 documentos diplomáticos y un documento secreto de 32 páginas de las fuerzas militares de EEUU. Más tarde Assange decidió publicar todo el contenido de cables diplomáticos directamente en la página de WikiLeaks, lo que la prensa bautizó como ‘Cablegate’.
La filtración la hizo el soldado Bradley Manning —en la actualidad llamada Chelsea Manning— quien obtuvo la información cuando prestaba servicio militar en 2007 en Irak. Lo más recordado de esta filtración es el video ‘Collateral Murder’ difundido el 5 de abril de 2010 y considerado el acto más emblemático de la organización.
Las imágenes fueron tomadas desde el interior de un helicóptero Apache y muestran el campo visual de los pilotos mientras disparan contra civiles iraquíes desarmados. Entre los muertos estaban dos camarógrafos de la agencia Reuters. Esta sería la primera vez que WikiLeaks logró dirigirse de manera efectiva con el público.
Antes Assange publicaba los documentos para hacerlos accesibles a todo el mundo, pero esto en vez de clarificar generaba mayor confusión porque eran muchísimos documentos, efecto explicado en las tesis filosóficas de Jacques Ellul, uno de los primeros académicos en estudiar el impacto de la tecnología en la sociedad.
Por eso WikiLeaks ha solicitado la ayuda de diarios internacionales para publicar, organizar y explicar la información filtrada. Como resultado, EEUU solicitó el arresto de Julian Assange e iniciaría una lucha diplomática contra el ciberactivista, a quien se le imputaron cargos bajo la Ley de Espionaje.
En 2013, luego de un tiempo en el que se supo poco sobre WikiLeaks, la fundación de Assange salió a la defensa de Edward Snowden, el exoficial de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés), que filtró detalles del programa de vigilancia estatal utilizado por EEUU y conocido como PRISM.
Pero sería en 2016 el año en que WikiLeaks sería determinante para definir el futuro de la presidencia de EEUU. Durante la campaña entre Hillary Clinton y Donald Trump, la fundación filtró correos electrónicos pertenecientes al Comité Nacional Demócrata (DNC, por sus siglas en inglés) en medio de una agitada y agresiva carrera para llegar a la Casa Blanca.
Las filtraciones revelaron que algunos miembros del partido Demócrata marginaron al candidato más popular, Bernie Sanders, y esto generó un caldo de cultivo para que Donald Trump atacara al establecimiento político de Washington e hiciera acusaciones partidistas que caían en una espiral sin salida donde el debate político se centraba en calificar cualquier cuestionamiento como una "noticia falsa" (‘Fake News’).
WikiLeaks fue particularmente criticado por los demócratas, que le acusaron de poner en peligro la seguridad nacional y de haberse aliado con Rusia para afectar el proceso electoral. Más tarde, la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) concluyó que Rusia intervino las elecciones presidenciales para ayudar al candidato Republicano a ganar la Presidencia.
Según el informe, la inteligencia militar rusa ‘hackeó’ las cuentas de correo electrónico del Comité Nacional Demócrata y las de los principales líderes del partido; utilizó intermediarios como WikiLeaks, DCLeaks.com y Guccifer 2.0 para liberar la información adquirida por hackers y pagó a usuarios de redes sociales, ‘trolls’, para hacer comentarios negativos.
Los paradigmas de WikiLeaks
Sin duda alguna, WikiLeaks tuvo implicaciones para el futuro de las comunicaciones, el periodismo y la sociedad. La fundación que publica filtraciones se autoconsidera defensora de los ideales de la "libertad de información" y eso aún continúa generando la ira de gobiernos, instituciones financieras y corporaciones que han quedado al descubierto, ya sea por una fuente que roba información o por descuido en su seguridad digital.
Las filtraciones que se hicieron cada vez más comunes, crearon una nueva manera mancomunada de hacer periodismo. Por ejemplo, los ‘Panama Papers’, una filtración de documentos confidenciales de la desaparecida firma de abogados panameña Mossack Fonseca, que reveló la manera en que evadían impuestos tributarios personalidades políticas del mundo. Los documentos fueron entregados a un periódico alemán, que tras casi un año de rigurosa investigación y con la ayuda de más de 400 periodistas de diversos países, publicó la filtración.
WikiLeaks, no obstante, tiene varios paradigmas que identifica el profesor Stephen Marmura, del Departamento de Sociología de la Universidad St. Francis Xavier de Canadá, en su libro ‘El Paradigma WikiLeaks’. Uno de ellos es que intenta atacar el poder global usando medios de comunicación de los que, finalmente, son propietarios los mismos personajes poderosos que quiere exponer. No solo eso, WikiLeaks puede convertirse en una herramienta del poder de otros Estados para subvertir o afectar la política interna de un rival, como sucedió en la última elección presidencial estadounidense.
Pese a lo anterior, Assange sigue siendo un libertario cibernético, “un cypherpunk”, como tituló su libro sobre activismo digital. En un documental sobre la ‘Dark Web’, Assange asegura que su movimiento no pretende destruir la ley, sino construirla. Su objetivo es retar el ‘status quo’ revelando información confidencial de instituciones estatales, bancos, empresas u otros actores poderosos, y crear un “transparencia radical” de la información.
En opinión del mismo Assange, aquellas instituciones que demuestren ser capaces de adaptarse a esta nueva situación necesariamente serán más responsables y democráticas en el proceso. Aquellos que no quieran o no puedan hacerlo, se volverán cada vez más rígidos y secretos, lo que en última instancia afectará su legitimidad frente los ciudadanos.
Ad portas de la libertad
En un mundo interconectado, el gran descubrimiento de Assange fue generar un activismo informativo en un momento clave en que los medios de comunicación atraviesan una crisis económica y muchos de ellos han desaparecido o despedido a cientos de sus mejores reporteros.
Assange está ad portas de quedar nuevamente libre luego de que en mayo de 2019 lo sentenciaran a 50 semanas de prisión -casi un año- por haber violado su libertad condicional en 2012, cuando se disfrazó de repartidor en moto y llegó a la embajada de Ecuador pidiendo asilo.
En la actualidad, Suecia archivó el caso por violación contra el hacker y el pedido de extradición de Estados Unidos no ha avanzado, por lo que Assange podría tener luz verde en mayo de 2020 para irse a otra nación que le abra las puertas y lo mantenga alejado de la justicia estadounidense.
Conozca sobre los otros hechos que marcaron la década 2010 – 2019
Trump: la promesa de un muro antiinmigrante, el impeachment y el inminente éxito electoral en 2020
El impacto de la muerte de Hugo Chávez en Venezuela
La primavera árabe, de revolución social a un juego de ajedrez político
Brexit, el divorcio más tormentoso que ha sufrido Europa
La firma del Acuerdo de París: de la esperanza a la decepción frente al cambio climático
WikiLeaks, un contrapoder cibernético que fue héroe y villano
El Acuerdo de Paz que promete cambiar la historia de Colombia
Diez años de crisis migratorias y nacionalismos populistas