La turbulenta historia política de Francia con Turquía
Detrás de la reciente disputa en el Mediterráneo oriental y Libia, están los intereses de Francia de convertirse en el líder de la UE y sus antecedentes de políticas exteriores contra Turquía.

ESTAMBUL
El presidente francés, Emmanuel Macron, ha intensificado su retórica contra Turquía en los últimos días. Sin embargo, la tensión entre ambas partes se ha mantenido a intervalos regulares durante muchos años. A pesar de que recientemente ha habido desacuerdos sobre el Mediterráneo Oriental y Libia, el deseo de Francia de ser el estado líder en las relaciones internacionales de la Unión Europea (UE) se encuentra en el trasfondo del problema.
El origen de la tensión entre ambas naciones debe analizarse con precisión. Uno de los puntos de partida de la tensión entre Francia y Turquía surgió con el problema armenio. Este problema radica en una serie de atentados a diplomáticos turcos por parte del Ejército Secreto Armenio para la Liberación de Armenia (ASALA) en la década de los ochenta. El consentimiento de Francia a los actos terroristas de esa organización en territorio francés creó tensión entre París y Ankara. Muchos diplomáticos turcos murieron como resultado de estos ataques.
Además, desde principios de la década de 2000, el Gobierno francés defiende que existió el denominado “genocidio armenio”. Este factor aumentó la tensión entre ambas partes. En 2019, Francia declaró el 24 de abril como el "Día de Conmemoración del Genocidio Armenio", en un movimiento criticado por Turquía.
Por otro lado, en Francia se da prioridad al potencial de voto de los cerca de 700 mil armenios que se cree que viven en el país, mientras que se ignora el potencial electoral de los cerca de 500 mil ciudadanos turcos que viven en Francia, siendo este otro punto de desacuerdo entre ambos Gobiernos.
La posición de Francia respecto a los kurdos y su oposición a la adhesión de Turquía a la UE
Históricamente, otro conflicto entre los dos países es el problema kurdo. Desde que Francia permitió que la organización terrorista separatista kurda PKK operara en su país en el pasado, las relaciones se han deteriorado. El surgimiento de la cuestión kurda como tensión comenzó con el apoyo abierto dado al movimiento kurdo durante el período del expresidente François Mitterrand (1981-1995).
Hoy en día, Francia mantiene reuniones con los miembros de la organización terrorista PKK, PYD y YPG, aumentando la tensión aún más entre los dos países. Además de involucrarse en la cuestión kurda en Turquía, Francia también ha generado políticas respecto a la comunidad kurda en Irak e Irán.
Turquía también ha enfrentado dificultades con Francia respecto a su candidatura a la membresía a la Unión Europea (UE). A pesar de que el expresidente francés Jacques Chirac (1995-2007) apoyó la candidatura de Turquía a la UE y apoyó el inicio de las negociaciones de adhesión, Chirac pasó a la historia como el único presidente francés que nunca realizó una visita oficial a Turquía. Algo que no se había producido desde 1959-2007.
Por otro lado, el entonces presidente Chirac realizó una visita oficial a Armenia en 2006 y declaró que para que Turquía se convirtiera en miembro de la UE, el Gobierno turco debía reconocer el “genocidio armenio”. Además, en octubre de 2004 Chirac propuso la realización de un referendo en Francia respecto a la posible adhesión de Turquía a la UE.
Tras la elección de Nicolás Sarkozy como presidente de Francia en 2007, empezó otra ola de críticas por parte del país galo a la adhesión de Turquía a la UE.
Sarkozy miraba a Turquía no como un país europeo sino como un pequeño país en Asia. Sarkozy también enfatizó que Francia no defendió la membresía de Turquía en la UE porque consideraba que Turquía estaba fuera de Europa.
Francia quiere convertirse en el líder de Europa
El actual presidente francés, Emmanuel Macron, ha continuado el ejemplo de la política de oposición hacia Turquía por parte de su país, como la cuestión armenia y kurda. Sin embargo, hoy en día se han añadido dos puntos más de diferencia entre las partes: Libia y el Mediterráneo Oriental.
Desde que asumió la presidencia en 2017, Macron ha tenido como objetivo hacer que Francia sea el país responsable de la formulación de políticas externas y regionales dentro de la UE.
En noviembre de 2019, Macron afirmó que la OTAN estaba muerta cerebralmente y que había una ausencia de liderazgo de Estados Unidos y los aliados de la OTAN. En noviembre de 2018, Macron propuso el establecimiento del Ejército de la UE para, de alguna manera, abandonar la OTAN y pidió el establecimiento de un ejército internacional con Francia como potencia.
La mira de Macron estaría en que Ángela Merkel dejará su cargo en 2021 y que aún no ha surgido un líder alternativo a Merkel en Alemania, generando un vacío de poder en la arena internacional. Por esta razón, su objetivo es hacer de Francia un país líder y dominante, especialmente dentro de la UE, aprovechando esta brecha.
Macron pretende asumir este papel en el nuevo período de la UE y quiere demostrar que se preocupa por los intereses de la unión mediante la implementación de una política activa.
Para que un país esté en una posición de liderazgo debe ser decisiva la influencia de este en los asuntos poblacionales. Es en ese punto en el que los intereses de Francia y Turquía están en conflicto con la tensión en el Mediterráneo oriental.
En su interés por convertirse en un líder al interior de la UE, Francia ha demostrado su apoyo a la Administración grecochipriota, miembro de la UE, y a las reclamaciones marítimas de Grecia frente a la costa de Turquía en el Mediterráneo oriental. Macron argumenta que los intereses de la UE se verán afectados si no se defienden a Grecia y Chipre y argumenta que se deberían aplicar sanciones contra Turquía al respecto.
Ver también: Expertos aseguran que actuaciones de Grecia en el Mediterráneo Oriental violan el derecho internacional
Alemania ocupa actualmente la presidencia rotatoria de la UE y ha intentado mediar en una solución a la crisis entre Turquía y Grecia. Sin embargo, esta tarea de mediación fue criticada especialmente por Francia y, lamentablemente, Alemania tuvo que ponerle fin.
Esto ha abierto el campo para que Francia continúe con sus intereses de excluir a Turquía de la UE y el hecho de que países terceros entren a la crisis entre Grecia y Turquía hace que la situación se vuelva aún menos manejable.
La crisis en el Magreb
Otra área de disputa que se destaca en la actualidad es la cuestión libia. Francia tiene un vínculo histórico con la región del Magreb y pretende mantener su presencia en la región. El hecho de que Turquía esté aumentando su presencia en la región del Mediterráneo oriental y que Francia no apoye al Gobierno legítimo libio, a diferencia del Gobierno turco, ha generado un punto de desacuerdo más.
El papel activo de Turquía en esta región ha sido percibido como una amenaza por parte de Francia, algo que ha impulsado las políticas francesas anti-Turquía y ha abierto la puerta a las propuestas sanciones contra Turquía por parte de la UE.
Aunque Francia expresa que se preocupa por los intereses de la UE en el Mediterráneo oriental y los problemas de Libia, Macron se preocupa más por los intereses de Francia que los de la UE y, por lo tanto, sigue utilizando a la UE como su herramienta.
Aunque Turquía no renunciará a sus intereses en el Mediterráneo oriental y es poco probable que abandone esta política en el corto y mediano plazo, se puede anticipar que la tensión entre Francia y Turquía escalará periódicamente.
*[Este articulo fue escrito originalmente por el profesor de la Universidad Hacı Bayram Veli, el doctor Nail Alkan. El profesor Alkan desarrolla actualmente una investigación en el campo de la Unión Europea en el Centro de Investigación de Crisis y Política de Ankara (ANKASAM)].
**Camilo Hernández contribuyó con la redacción de esta nota.
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