El régimen de Bashar al Assad ha impedido que cualquier tipo de asistencia humanitaria ingrese en un campamento de refugiados en Rukban, la frontera de Siria con Jordania, durante los últimos 10 meses.

Los niños que intentan sobrevivir en el campamento esperan ayuda de emergencia desde enero para sobrevivir. 

Actualmente, un total de 60.000 civiles desplazados viven en el campamento en el medio del desierto que está controlado por grupos que están bajo la influencia del Ejército Sirio Libre. El campamento consiste únicamente en tiendas improvisadas y refugios fangosos.

Los civiles desplazados que intentan sobrevivir en el campamento provienen de Deir Ez-Zor, al este, y desiertos de Homs, Raqqa y algunas regiones de Alepo.

Las personas en el campamento le dijeron a la Agencia Anadolu que recibieron asistencia de la ONU hace 10 meses, pero que fueron "dejadas para morir" desde entonces.

El alcalde del campamento, Mohammad Hiyan, le dijo a la Agencia Anadolu que el verdadero nombre del campamento debería ser "Campamento de los Olvidados" o "Campamento de la Muerte".

"Estoy conmocionado. Naciones Unidas, grupos de derechos humanos y organizaciones de caridad se olvidaron por completo de este lugar", dijo.

Hiyan dijo: "Juro que la gente en Rukban Camp está teniendo más dificultades que en cualquier otro campamento que haya estado.

"Durante 10 meses, no llegó ayuda aquí. Estamos casi fuera de los centros de salud. Ni siquiera tenemos acceso a analgésicos. Los niños no han ido a la escuela en los últimos 3 años".

Hiyan dijo que incluso vio "niños comiendo fuera de la basura por la mañana".

Muwaffaq Sadun, un civil en el campamento, dijo que la gente está esperando "asistencia inmediata".

"No recibimos ningún tipo de tratamiento. No hay médicos ni medicamentos", dijo.

Los niños en el campamento también pidieron ayuda y dijeron: "No nos dejen en el desierto" y "Rukban es el campamento de los muertos vivientes".

Siria vive una guerra civil desde 2011 cuando Bashar al Assad y sus fuerzas reprimieron las protestas pro democracia con una furia desmedida.

*Maria Paula Triviño contribuyó con la redacción de esta nota.