Aunque la población podría llegar a un pico después de la mitad del siglo, al terminar este, algunos países podrían evidenciar una reducción del 50% en su demografía, así lo aseguró un reciente estudio emitido por el Instituto de Métricas y Evaluaciones de Salud (IHME), de la Universidad de Washington.

El estudio, que fue publicado este miércoles por la revista médica The Lancet, de Reino Unido, estima que la población en el mundo llegará a un punto máximo para el año 2064 con unos 9.700 millones de habitantes, pero que, al finalizar este siglo, podría bajar hasta llegar a los 8.800 millones.

Esta disminución se verá en mayor medida en países como Italia y España, además de Tailandia, Portugal, Corea del Sur y Japón.

En total serían 20 las naciones que reducirían a la mitad su población.

Las estimaciones de los investigadores superan en 2.000 millones de habitantes las pronosticadas previamente por Naciones Unidas. El cambio se basó en las nuevas alineaciones de poder globales moldeadas por la disminución de las tasas de fertilidad y el envejecimiento de las poblaciones.

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“Estas previsiones son buenas noticias para el medio ambiente, con menos estrés en los sistemas de producción de alimentos y menores emisiones de carbono, así como una importante oportunidad económica para partes del África subsahariana”, declaró Christopher Murray, director del IHME y líder en la investigación, en declaraciones a la agencia AFP.

“Sin embargo, la mayoría de los países fuera de África verán una reducción de la fuerza laboral y la inversión de las pirámides de población, lo que tendrá profundas consecuencias negativas para la economía”, agregó Murray.

De los 1.400 millones de habitantes que hay en China en la actualidad, el IHME pronosticó que la cifra bajaría a 730 millones para 2100, y agregó que el país podría reemplazar a Estados Unidos como la primera potencia económica del mundo en 2035, pero en vista del declive demográfico y la reducción en fuerza laboral, Estados Unidos recuperaría el primer lugar al finalizar el siglo.

El estudio concluyó que para los países de altos ingresos que evidencian disminuciones en su población, la mejor solución es flexibilizar sus políticas migratorias y ofrecer apoyo a las familias que desean tener hijos.