Análisis

Los efectos políticos de la cumbre de Helsinski en Estados Unidos

Aunque Trump quería que su reunión con Putin se pareciera a la de Reagan y Gorbachov en 1986, la cumbre pareció evidenciar una deuda con su homólogo ruso.

Hussain Abdul-Hussain  | 19.07.2018 - Actualızacıón : 19.07.2018
Los efectos políticos de la cumbre de Helsinski en Estados Unidos

WASHINGTON

Por primera vez desde su candidatura, el presidente Donald Trump logró unir a republicanos y demócratas en su contra. En sus declaraciones durante la rueda de prensa después de su encuentro con el presidente ruso Vladimir Putin en Helsinki, Trump dijo que había escuchado al director de Inteligencia Nacional de los Estados Unidos, Dan Coats, hablar sobre la interferencia rusa en las elecciones de Estados Unidos en 2016, y que planteó el problema con Putin, quien negó los cargos. Trump agregó que no hay ninguna razón que lo haga creer que Rusia interfirió.

Tomar partido por un líder extranjero contra sus compatriotas estadounidenses fue visto como un acto de traición por parte del ex director de la CIA, John Brennan, quién le tuiteó a los “republicanos patrióticos: ¿Dónde están?”.

Los republicanos no se quedaron atrás. Por primera vez en varios años, Fox News, el canal de la derecha, lanzó ataques mordaces contra Trump durante todo el día tras sus declaraciones en Helsinki. Los presentadores, analistas y expertos del canal eran claros: Putin es un enemigo, no un aliado, y los presidentes estadounidenses nunca deberían ponerse del lado de los extranjeros contra los estadounidenses.

Una feroz crítica

Desde Fox News, hasta el Congreso y los sitios web de medios de derecha, los republicanos estaban al unísono en contra de la propuesta amistosa de Trump a Putin. El presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, dijo que la inteligencia estadounidense ya había anunciado que Rusia intervino. “El presidente debe apreciar que Rusia no es un aliado”, dijo Ryan en un comunicado.

El presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, el senador republicano Bob Corker, aseguró que Putin “solo entiende el lenguaje de la fuerza”. Corker acusó a Trump de dar la impresión de que Estados Unidos era una nación débil, una presa fácil.

Entre tanto, Coats respondió a la declaración de Trump emitiendo la suya, en la que reiteró el consenso entre las agencias de inteligencia estadounidenses sobre la intervención de Rusia en las elecciones de 2016 y argumentó que la inteligencia estadounidense ofrece informes “objetivos e inmaculados” con el propósito de proteger la seguridad nacional.

En su camino de vuelta a bordo del Air Force One, el presidente Trump debe haber estado observando la reacción violenta en la televisión. Por lo tanto, tuiteó una declaración en la que renovó su confianza en las agencias de inteligencia de Estados Unidos, esta vez argumentando que Estados Unidos y Rusia deberían olvidar el pasado y llevarse bien, porque ambos son potencias nucleares, una explicación que no ayudó a calmar la tormenta en su contra.

Al tomar el bando de Putin por encima de sus propios servicios de inteligencia, Trump desvió la atención de la cumbre, en la que los dos líderes discutieron una serie de temas, incluido el arsenal nuclear de ambos países, y asuntos exteriores, entre ellos, Ucrania, Irán y Siria.

Los estadounidenses, sin embargo, no estaban de humor para comentar sobre cualquier discusión que Trump tuviera con Putin. Con la cumbre, Trump reafirmó la sospecha popular estadounidense de que estaba “en el bolsillo de Putin”, para expresarlo en palabras de Brennan. Incluso los sitios web radicales e influyentes de derecha, como Drudge Report, encabezaron el titular, “Putin domina en Hel”, una jugada sobre la palabra infierno y el acortamiento de Helsinki.

Un momento decisivo

Con la afirmación de la impresión de que Trump estaba en el bolsillo de Putin, no tenía sentido analizar lo que los dos líderes hablaban, ya sea en privado o en público. Después de todo, Trump ha estado cumpliendo todas las órdenes de Putin, desde una perspectiva estadounidense, creyendo que el líder ruso está por encima de la inteligencia norteamericana y negándose a vender armas a Ucrania, aunque Trump ha pedido a los aliados de Estados Unidos que compren más armas para mantener ocupadas a las fábricas estadounidenses y sus trabajadores.

En Siria, Trump había anunciado exactamente lo que los funcionarios rusos pidieron repetidamente en público: la retirada de las tropas estadounidenses, estimadas en unos 2.000 soldados, desde territorio sirio al oriente del Éufrates.

El único punto en el que el presidente de Estados Unidos parece separarse de Rusia es Irán. A diferencia de Putin, quien anunció que su país, junto con Europa y China, permanecería en el acuerdo nuclear con Irán, Trump se retiró de éste el 8 de mayo y se ha propuesto socavar al gobierno iraní.

Altos funcionarios de la Casa Blanca han dicho en repetidas ocasiones que Trump tenía la intención de negociar con Putin sobre Irán. Trump estaría listo para otorgarle a su homólogo ruso lo que Moscú exigió, incluyendo la concesión de sanciones en la Península de Crimea y Siria y el levantamiento de las sanciones de Estados Unidos contra Rusia, a cambio de que Moscú rompa con Teherán y se una a Washington para asediar la República Islámica. Trump también quiere que las milicias iraníes salgan de Siria.

Los escépticos en Washington han refutado tal argumento asegurando que no hay suficiente iniciativa por parte de Putin de unirse a Trump para confrontar a Irán, ya que el presidente de Estados Unidos cumplió con las exigencias de Moscú.

Si bien el Congreso aprobó, casi por unanimidad y con los votos de republicanos y demócratas, una nueva serie de sanciones contra Rusia, Trump intentó vetarlas, y cuando las sanciones a prueba de veto llegaron a su escritorio esperando su firma, Trump decidió no imponer ninguna.

Aunque Trump quería que su reunión con Putin se pareciera a la de Reagan y Gorbachov en 1986, su cumbre con Putin pareció evidenciar como si el mandatario estadounidense tuviese una deuda con su homólogo ruso.

Trump, en lugar de forzar a Rusia a detener la interferencia en las elecciones de EEUU (interferencia que los estadounidenses están de acuerdo en que sucedió y podría suceder de nuevo en noviembre), trató de encubrir a Rusia en un paso que fracasó y que podría tener un alto precio político para el presidente.

La reunión de Trump con Putin en Helsinki, más allá de haber contribuido a escribir la historia en sí, parece haber sido más un punto de inflexión en la historia que se escribirá sobre el presidente Trump.

*Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no reflejan necesariamente la política editorial de la Agencia Anadolu.

*Daniela Mendoza contribuyó con la redacción de esta nota.

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