Por: Mesut Hakki Casin*

La respuesta de Grecia y la Unión Europea (UE) a las actividades de prospección sísmica y sondaje de Turquía en el Mediterráneo Oriental han provocado una escalada de tensión en la región que, junto a la crisis por las delimitaciones marítimas, zona exclusiva económica (ZEE), tanto en el Mediterráneo como en el Egeo, entre Turquía y Grecia, ha enfrentado a las partes hasta un nivel militar.

Negociaciones y mediación

El artículo 33 de la Carta de las Naciones Unidas propone una serie de métodos pacíficos y diplomáticos, así como jurídicos para solucionar este tipo de disputas. Así mismo, la Corte Internacional de Justicia subraya la necesidad de llevar a cabo cualquier negociación diplomática en el marco de la buena fe (bona fide) acorde con la ley especial (lex specialis) del derecho marítimo. La mediación por partes terceras es otra vía diplomática a tener en cuenta en las disputas internacionales. A pesar de que las decisiones tomadas a raíz de una mediación no son vinculantes, estas deben atenerse al principio de equidad (ex aequo et bono), así como ser imparciales.

Papel de la OTAN

Los ejercicios navales de Grecia, Francia, Emiratos Árabes Unidos y la Autoridad Griega del Sur de Chipre (GKRY, por sus siglas en turco) en aguas internacionales del Mediterráneo Oriental en las que Turquía anunció avisos a navegantes (NAVTEX) provocó la intervención de la OTAN con el fin de impedir accidentes en la zona, según el artículo 4 del acuerdo de la organización transatlántica. Como resultado, tanto Turquía como Grecia han llegado a un acuerdo para establecer un mecanismo militar bilateral de reducción de conflictos bajo el paraguas de la OTAN.

La UE y el desacuerdo entre Alemania y Francia

Alemania asumió el papel de mediador entre Grecia/GKRY y Turquía pidiendo a esta suspender sus actividades en el Mediterráneo Oriental para dar vía al diálogo. Por su parte, Turquía propuso a la UE la vía diplomática en lugar de las sanciones. Por el contrario, el apoyo incondicional de Francia a Grecia y su esfuerzo por expandir este apoyo con la participación de la UE, en un intento por ascender al liderazgo de la UE, e incluso de la OTAN, no ha tenido la acogida esperada. Esta diferencia entre las visiones de Berlín y París genera desacuerdos políticos y económicos dentro de la UE a la hora de tomar decisiones conjuntas.

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El enfoque diplomático de Turquía

Por su parte, Turquía optó por una postura diplomática en el marco de la OTAN, la UE y las Naciones Unidas. En este sentido, Turquía suspendió las actividades de su barco de prospección sísmica, Oruc Reis, en el Mediterráneo Oriental antes de la cumbre de la UE como gesto de buena intención. Así mismo, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, mantuvo una correspondencia con los líderes de la UE expresando su deseo por una cooperación, así como una repartición de los recursos hídricos en el Mediterráneo Oriental justa e igual entre todas las partes. Erdogan también mantuvo videoconferencias y reuniones con la presidente de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. Erdogan llamó a organizar una conferencia regional con el propósito de solucionar la crisis del Mediterráneo Oriental.

La cumbre europea

La cumbre europea del pasado 1 de octubre concluyó reiterando el apoyo del bloque europeo a sus dos miembros, Grecia y Chipre, y amenazando con sanciones si la tensión que actualmente se vive en el Mediterráneo Oriental no se resuelve por la vía diplomática. Sin embargo, la declaración subrayó la importancia de mantener fuertes lazos con Turquía. Así mismo, la declaración promete empezar una agenda positiva si Turquía muestra una actitud constructiva y positiva por su parte.

El resultado de la cumbre demuestra la falta de un consenso entre los 27 miembros de la UE a la hora de imponer sanciones a Turquía por sus acciones en el Mediterráneo Oriental. Así mismo, demuestra que los intereses nacionales de Francia, Grecia y GKRY no concuerdan con los de Alemania y los demás miembros de la UE respecto a Turquía. A pesar del hincapié que la declaración hace en la necesidad de abordar el problema de forma diplomática y a través del diálogo, Grecia anunció recientemente dos NAVTEX en áreas de responsabilidad turca, mostrando, una vez más, su actitud poco conciliadora.

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La posición de Turquía como país de tránsito para oleoductos y gaseoductos importantes para Occidente, su papel predominante a la hora de frenar la migración ilegal, así como su lucha contra el terrorismo en Oriente Medio son factores de suma importancia para la seguridad de Europa, convirtiendo a Turquía en un jugador imprescindible en el Mediterráneo.

El proyecto 'Patria azul' es una opción económica comercial para una Turquía dependiente energéticamente. Una opción abierta a cualquier asociación que apoye la paz internacional. No olvidemos que el Mediterráneo es el pulmón de Turquía

*El profesor Mesut Hakki Casin es miembro de la Facultad de Derecho de la Universidad de Yeditepe de Turquía.

*Traducido por Daniel Gallego.