Jair Bolsonaro oficializó este domingo 24 de julio su campaña para la reelección.

El capitán retirado del Ejército aceptó la candidatura a las elecciones del próximo 2 de octubre en la convención del Partido Liberal (PL), en la cuna política del actual presidente, Río de Janeiro, la capital de unos de los principales estados del país.

El líder de la derecha más radical, de 67 años, recibió el aval de su partido en un acto al que asistieron cerca de 10 mil seguidores, según informaron medios locales.

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Bolsonaro no decepcionó a su base en el discurso oficial, a pesar de la pérdida de popularidad durante la mayor parte de mandato, atacó tanto a su enemigo en el Estado, la Corte Suprema de Justicia o Tribunal Supremo (TSE), y a su principal contendor, claro favorito en las encuestas, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien a nombre del Partido de los Trabajadores (PT), el tradicional colectivo de izquierda en el país, quien el viernes pasado lanzó oficialmente la campaña.

Bolsonaro nació en Glicério, estado de Sao Paulo, el 21 de marzo de 1955. Un exmilitar que asumió las riendas del país el 1 de enero de 2019, después de derrotar a Fernando Haddad, quien representó al encarcelado expresidente como candidato del PT, y sin haber podido medirse contra Lula, quien en medio de un proceso judicial por supuestas dádivas, lavado de activos y corrupción no pudo aspirar al tercer mandato en ese momento, debido al fallo en contra del Tribunal Supremo Electoral (TSE).  

Es el presidente 38 de Brasil. Fue electo el 28 de octubre del 2018 en una segunda vuelta electoral, con el 55 por ciento de los votos. Al no medirse ante Lula, supo capitalizar en las redes sociales el masivo rechazo y rabia tras los escándalos de corrupción que vinculaban al Gobierno del PT.

Su vida política inició cuando se unió al Ejército, a los 14 años. Los que lo conocen afirman que desde ese momento aspiraba a la Presidencia del país. Llegó hasta capitán y finalmente decidió dejarlo para unirse a la política.

Fue elegido concejal en Río de Janeiro y, dos años después, dio el salto a la Cámara de los Diputados, donde militó en diversas colectividades hasta alcanzar la Presidencia a nombre del Partido Social Liberal (PSL).

Ocupó una silla en la Cámara de Diputados por siete periodos, tres décadas de sesiones legislativas que muchos calificaron de bajo perfil, sin aprobar ninguna iniciativa, pero sí destacando como el político de las declaraciones polémicas y discriminatorias, además de representante de los sectores más conservadores brasileños.

Sus declaraciones han pasado por la defensa de la dictadura militar (1964-1985), sector que siempre lo ha apoyado, tanto así que se han escuchado frases como "el gran error del régimen militar fue haber matado a poca gente" o ser "favorable a la tortura". Inclusive, este domingo se confirmó a su aspirante vicepresidencial, el general de la reserva del Ejército Walter Souza Braga Netto.

De igual forma ha mantenido el apoyo de un amplio sector de los evangélicos, quienes han votado por su propuesta debido a los constantes comentarios homofóbicos, racistas y misóginos. 

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En 2017 el actual mandatario fue sancionado por decirle a la parlamentaria del PT, María do Rosario Nunes, que "no la voy a violar porque ni eso merece". En 2016 voto a favor de la destitución de la expresidenta Dilma Rousseff a nombre del coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra, victimario de la exmandataria.

A su vez los comentarios homofóbicos siempre han estado al orden del día, como en noviembre de 2020, cuando al hablar contra las restricciones por la pandemia del coronavirus, afirmó durante un acto público: "Brasil tiene que dejar de ser un país de maricas”.

Bolsonaro de igual forma ha hablado contra la población negra del país, de amplia mayoría: "No hacen nada, creo que no sirven ni para procrear”, palabras que le costaron una multa de 50.000 reales, por ser expresiones “injuriosas, prejuiciosas y discriminatorias".

Bolsonaro desde que inició su Gobierno siempre estuvo en campaña, con polémicas medidas y declaraciones, siempre alentadas o enfocadas a su base, al mejor estilo de Rodrigo Duterte en Filipinas y Donald Trump en EEUU, ambos ya mandatarios salientes.

Dentro de sus cuestionadas obras de Gobierno ha flexibilizado la legislación ambiental, enfrentado a la prensa, a quienes define como opositores. Ha incentivado el uso de armas entre civiles, una de sus propuestas de campaña; desobedecido a la Justicia, que lo investiga por diversas actos como diseminar noticias falsas, el mal manejo de la pandemia en el país, que ha dejado hasta el momento más de 700 mil víctimas fatales; el incremento de la destrucción en la Amazonía y el apoyo a los colonos que explotan la mayor selva del mundo.

Incluso, ha afectado la estabilidad institucional al participar en manifestaciones donde se exigen "intervención militar" de los poderes públicos, y más recientemente, en su discurso de candidato, al emprenderla también contra el órgano electoral y poner en duda la fiabilidad de las urnas electrónicas que Brasil utiliza desde 1996, con las cuales fue electo en 2018.

Su adolescencia la pasó en la localidad de Eldorado, un periodo clave para formar su anticomunismo en tiempos de dictadura, lo que le generó su apoyo a los enfrentamientos de los militares con los guerrilleros. Así se alistó en la Escuela Militar de las Agulhas Negras de Río de Janeiro. 

Su familia fue de inmigrantes italianos. pobres. ahora tiene cinco hijos, tres de ellos siguiendo sus pasos en la política. Eduardo es diputado federal; Flávio es diputado del estado de Río de Janeiro y Carlos es concejal de la ciudad de Río.

Ahora, a pesar de tener el manejo del poder del Estado, Bolsonaro enfrenta a un cada vez más fuerte Lula da Silva, quien se ha servido de la inconformidad de la gente con la economía y el manejo de la pandemia para tomarle una ventaja de al menos diez puntos en diversas encuestas.

La labor de Bolsonaro para estos meses que se vienen parece no ser suficiente.