Máscaras médicas y guantes de látex, los desechos generados por el coronavirus que contaminan los mares del mundo
Millones de estos equipos de protección personal terminan en los ríos y mares del mundo debido a que las personas no los desechan de la forma adecuada.

MADRID
Con canales cristalinos en Venecia, la vida silvestre deambulando sin perturbaciones y nubes de contaminación que se elevaban desde los centros urbanos, el mejoramiento de medio ambiente fue promovido como una esperanza y alivio en medio de la pandemia del coronavirus.
Las personas comenzaron a salir de sus hogares luego de semanas de encierro en diferentes partes del mundo, gracias a la reducción en las medidas de confinamiento. Pero en sus salidas se encontraron con un panorama diferente, uno donde las máscaras médicas, los guantes, entre otros productos de higiene, contaminaban los ríos, playas y océanos.
Ver también: El mundo se vuelve más limpio a medida que disminuyen las emisiones de CO2.
"Hemos visto cómo la basura de guantes y máscaras en el océano aumentó considerablemente. Por favor, deseche estos artículos adecuadamente si desea que los océanos se mantengan limpios", señaló la pescadora profesional en las Islas Canarias de España, Carmen Soto Barrera, en una declaración de medios sociales a fines de mayo.
Los buzos en España también han notado una nueva capa de equipo de protección personal (EPP) mezclado con peces, vida marina y el plástico habitual que cubre el fondo marino.
En España, las máscaras médicas se han hecho obligatorias para todas las circunstancias en las que las personas no pueden garantizar una distancia de 2 metros (6 pies).
El Gobierno español reguló los precios de las máscaras de un solo uso a EUR 0,96 (USD 1,08) para ayudar a aumentar su uso. Las máscaras son parcialmente de plástico, lo que genera que su proceso de degradación tarde cientos de años. Sin embargo, si son desechadas adecuadamente estas se pueden reciclar.
Las autoridades dicen que deben envolverse en una bolsa de plástico y arrojarse a un basurero normal.
"El papel de los plásticos para ayudar a reducir la propagación del coronavirus y mantener a las personas seguras es absolutamente claro", explicó a la Agencia Anadolu el director del Instituto Marino y profesor de biología marina en la Universidad de Plymouth, Richard Thompson.
“El problema está en la fase de diseño: el EPP se está utilizando claramente en entornos que nunca se anticiparon. La buena noticia es que el EPP en el mar se puede evitar totalmente si lo intentamos”, agregó Thompson, reconocido por haber acuñado el término microplásticos.
"No estamos usando EPP en el mar, por lo que no hay razón para que este entorno natural tenga que absorberlo", resaltó.
Si la mitad de la población de España usa una nueva máscara médica todos los días, sería equivalente a alrededor de 705 millones de máscaras por mes. Si el 1% de esas máscaras no se eliminan adecuadamente durante un año, eso significaría 84,6 millones de máscaras enviadas a la basura, muchas de las cuales terminarían en el mar.
Aunque los guantes no se recomiendan oficialmente para el uso regular, los supermercados y otras tiendas a menudo hacen que los compradores los usen antes de ingresar. Los guantes tampoco son reciclables en España.
Las ciudades españolas ya han notado el creciente problema de la basura generada por el coronavirus, que también representa un peligro significativo para la salud.
Varios municipios han establecido multas para la práctica que van desde EUR 100 (USD 112) y hasta EUR 3.000 (USD 3.387) en la ciudad turística de Toledo.
Los problemas en España se repiten en todo el mundo
En Estados Unidos, Maria Algarra en Miami notó un creciente número de guantes que cubrían las calles de su comunidad. En una caminata de cinco bloques alrededor de su casa, ella recogió 52 guantes.
Para crear conciencia sobre el problema, creó la etiqueta #TheGloveChallenge en Instagram. Cientos de personas, de todos los rincones del mundo, publicaron más de 1.000 fotos instantáneas de guantes desechados en las calles.
Incluso si se arrojan máscaras o guantes tierra adentro, pueden llegar fácilmente al océano, señalaron los expertos.
El viento o la lluvia pueden llevarlos a ríos o lagos que desembocan en el mar. Incluso los desagües pluviales arrojarán la escorrentía (agua de lluvia que circula libremente sobre la superficie de un terreno) directamente a las fuentes naturales de agua.
A fines de mayo, la ONG Operación Mer Propre en Francia destacó el problema en el mar Mediterráneo, cuando el fundador de esta organización, Laurent Lombard, se zambulló para recolectar plástico y descubrió que los residuos sanitarios eran abundantes en la zona.
En la inmersión, recogió 10 guantes de látex, cuatro máscaras médicas, seis latas de bebidas y cuatro botellas de vidrio. La ONG advirtió que los residuos sanitarios podría "convertirse en un verdadero desastre ecológico", que podría aumentar a medida que más personas se dirijan a la playa.
Sin embargo, Thompson señaló que los nuevos desechos sanitarios son solo la punta del gigante iceberg de plástico.
La contaminación del aire se redujo con bastante rapidez durante el confinamiento, de igual forma sucedió con la contaminación acústica, pero la contaminación generada por los plásticos representa un desafío diferente debido a su durabilidad, señaló el experto.
“Lo que tenemos en nuestros océanos es el resultado de décadas de diseño, uso y eliminación inadecuados. El aumento de esta basura adicional sobre lo que hay allí probablemente no tendrá un efecto masivo en comparación con la forma en que ya hemos dañado el medio ambiente", resaltó.
Incluso si millones de máscaras y guantes llegan al mar, se sumarán a los aproximadamente ocho millones de toneladas de basura plástica que fluyen a los océanos cada año.
Pero lo que más preocupa a Thompson es el potencial de cambiar el rumbo de la lucha contra la contaminación plástica.
"Se ha deslizado hacia abajo en la lista de prioridades", explicó, señalando cómo los Gobiernos ahora tienen que lidiar con una crisis más urgente, el coronavirus.
"Estamos lidiando con el nuevo fenómeno de la 'basura responsable'. Ahora, la gente podría pensar que es mejor encontrarse con amigos al aire libre para un picnic, sentirse bien por no pasar botellas de cerveza, pero dejar atrás máscaras, guantes, vasos de plástico y utensilios", explicó.
Dado que el uso generalizado de EPP es un fenómeno nuevo e inesperado, no se han realizado estudios sobre cómo estos desechos pueden afectar a las criaturas marinas y al medio marino.
Los investigadores saben que otros plásticos presentan riesgos para los animales marinos, en los que pueden enredarse o comer piezas que se confunden con alimentos.
En diciembre de 2019, se descubrió que un cachalote murió por causa de este problema. El mamífero tenía una bola de basura de 100 kilogramos (220 libras) en el estómago.
Incluso si una sola pieza de plástico en el mar no causa daños graves cuando está intacta, su destino final es romperse en miles o millones de pequeñas piezas y convertirse en pequeños microplásticos.
Un estudio realizado por la organización Science Advice for Policy por European Academies encontró que altas concentraciones de partículas microplásticas causan daño físico al medio ambiente y a las criaturas vivas.
"Esas concentraciones son más altas de lo que normalmente vemos en el mar en este momento, pero si no cambiamos nuestra forma, veremos esas concentraciones en 50 a 100 años", enfatizó Thompson.
*Juan Felipe Vélez Rojas contribuyó con la redacción de esta nota.