Economía, Cultura

Residuos son convertidos en esculturas de aves para promover conciencia y turismo ambiental en Colombia

La Valija de Aves, un emprendimiento bogotano, utiliza residuos plásticos de un solo uso y papel de la industria publicitaria para impulsar el aviturismo y la conciencia ambiental.

Diego Camilo Carranza Jimenez  | 12.03.2020 - Actualızacıón : 13.03.2020
Residuos son convertidos en esculturas de aves para promover conciencia y turismo ambiental en Colombia Valija de Aves es un emprendimiento donde las personas pueden asistir no solo a aprender de la gran diversidad de aves en Colombia, sino también acerca de cómo cuidar sus ecosistemas, creando esculturas de aves colombianas con materiales reciclados. 11 de marzo de 2020. (Juan David Moreno - Agencia Anadolu)

Colombia

Por: Diego Carranza

Una de las mayores problemáticas que enfrenta el planeta entero es la contaminación por plásticos y microplásticos. Pero más grave aún, es lo que significa para el ambiente la desmedida dependencia que tenemos de plásticos de un solo uso, como envolturas de comidas y todo tipo de snacks o pitillos, bombas y globos para celebraciones, mallas de alimentos o anillos de plásticos de enlatados, entre otros. 

La ONG ambientalista GreenPeace advierte que en Colombia el 56% de los plásticos usados son de uso único y cada colombiano consume aproximadamente 24 kilos de plástico al año. Debido a que este tipo de elementos no retorna a la cadena productiva, generalmente termina en ríos, quebradas o cualquier otro ecosistema, afectando gravemente la fauna y flora a nivel mundial.

Afortunadamente, hay iniciativas que en vez de empeorar el problema, se convierten en parte de la solución. Este es el caso de Valija de Aves, un emprendimiento bogotano que aprovecha residuos de este tipo, así como grandes cantidades de residuos de papel de la industria publicitaria, para impulsar el aviturismo y la conciencia ambiental.

Pero, ¿específicamente qué y cómo lo hace? Crea esculturas de todo tipo de aves a partir de estos insumos para promover el turismo de aves en Bogotá. Un doble propósito.

“Lo que hacemos es promover la conservación de las aves colombianas a través del diseño (…) y el reuso del papel y del plástico de un solo uso”, le dijo a la Agencia Anadolu Lina Rojas Vergara, diseñadora y uno de los cerebros de Valija de Aves.

El papel en general se puede reciclar, y muchos fabricantes vuelven y compran ese papel reciclado, pero el plástico de un solo uso “difícilmente se recicla y muy pocas personas le otorgan un nuevo uso”. Por ello la importancia de trabajar con este tipo de plásticos.

“Lo que buscamos es resignificar esos empaques de un solo uso en objetos tipo artístico que logran llevarlo a un nivel más allá de su función inicial”, añadió.

Pero la tarea de Valija de Aves no se queda en los talleres. Lina y su hermana, Andrea Rojas, consiguen los materiales en los depósitos que hay en la zona del Ricaurte, hacia el sur de Bogotá, donde se hacen trabajos de publicidad e impresión. 

“Hay muchísimos lugares donde hacen cortes de papeles para ajustarlos a los tamaños comerciales, como carta, tabloide y demás, y todos esos recortes van directamente a la basura, nadie les da un segundo uso. Entonces, lo que hacemos es ir a estos locales, reunir todos estos papeles que son completamente nuevos, de gramajes muy altos, papeles muy finos, los reunimos y acá volvemos a trabajarlos”, indica.

Y para reunir el plástico, hacen campañas con sus amigos, familiares y el entorno que comienza a conocerla, para hacer recolección desde colegios, universidades, lugares de trabajo para guardar todos sus empaques: “cuando llegan a nuestras manos, los abrimos, volvemos a lavarlos y comenzamos a categorizarlos por colores. Ya con esto, hacemos nuestro nuevo banco de material”, añade Rojas.

Reproduciendo las aves colombianas a través del diseño, Andrea y Lina quieren “que muchas otras personas alrededor del mundo conozcan la riqueza” que tiene Colombia, y en este caso, “promover el aviturismo y sensibilizar con obras artísticas a través de los materiales que utilizan.

Colombia es el país número uno en aves en el mundo. En este momento cuenta con un listado por eBird (una base de datos que proporciona información en tiempo real sobre distribución, abundancia, uso de hábitat y tendencias de las aves) de 1.909 especies en el país, de las cuales 82 son endémicas (que solo se encuentran en el país). Este total representa el 20% de especies de todo el mundo, un porcentaje muy alto. 

En Cundinamarca hay registro de 941 especies, mientras que en Bogotá ya se tiene un listado público de 176 especies de aves en la zona urbana. “De colibríes somos el país número 1 en el mundo con 343 especies de colibríes”, dice. En la capital colombiana, Diego Emerson Torres, un destacado fotógrafo de aves en el país, ha registrado unas 15 especies de colibríes que se pueden ver en los parques, humedales, páramos, cerros y ríos de la ciudad. 

El mensaje que busca dejar Valija de Aves es la responsabilidad que como ciudadanos y consumidores podemos tener cuando estamos adquiriendo un producto para nuestro consumo. La idea es poder hacernos un poco más conscientes y extender nosotros mismos esa forma de reutilizar, reciclar, resignificar, revalorar, todos estos materiales que siguen siendo muy valiosos en otro tipo de productos”.

“Si nosotros mismos no podemos otorgarle un nuevo valor, hay muchísimas iniciativas en la ciudad y el país para poder volverlos a utilizar”, afirma Lina Rojas.

Lina María Castro Gómez, de la Subdirección de Gestión de Destino del Instituto Distrital de Turismo (IDT), resalta la importancia de la avifauna para el turismo en Bogotá: “es un mercado que está creciendo impresionantemente a nivel mundial”. 

“Una de las razones por las que el Distrito está poniéndole el empeño al tema del turismo de naturaleza es precisamente porque hay un montón de situaciones globales (cambio climático, incendios forestales, etc) que han hecho dar una mirada hacia la naturaleza y encontrar en los ecosistemas soluciones para el planeta”, señala. 

Lo anterior, según Castro, ha generado un aumento en el mercado de observadores de aves, que a través de la contemplación de las mismas, “encuentran una razón para relacionarse con la naturaleza y generar espacios de bienestar”. 

"Bogotá le está apostando a esto porque es la entrada al país de las aves. Se vuelve un mercado potencial para que la gente venga, nos visite, conozca la diversidad local. Encontramos en las aves un pretexto para conectarnos con la naturaleza y salir de esta burbuja, esta urbe llena de tráfico o estrés", subrayó Castro.

Solo en el extremo sur, Bogotá cuenta con un 72% de zona rural. Igualmente, tiene más de 190 cuerpos de agua entre ríos, quebradas y canales, 15 humedales (11 de ellos son categoría Ramsar) y el páramo más grande del mundo, el Sumapaz, considerado la fábrica de agua más grande del planeta. Esto es algo muy significativo para una ciudad capital.

Lina Castro subraya que en Bogotá aterrizan entre 20 y 40 vuelos internacionales a diario, lo que se traduce en una oportunidad para “mostrar las rutas nacionales de aviturismo, con la ruta de Andes orientales, que comienza precisamente en Cundinamarca y se extiende por Boyacá y Meta”. 

“Igualmente, encontramos una oportunidad gigante para poder empezar a relacionarnos con los entornos. Las aves se vuelven un pretexto para entender los ecosistemas, las plantas, los árboles, y ver los beneficios que el ecosistema nos da a nosotros como ciudadanos”, concluye. 

Valija de Aves realiza talleres para construir estas increíbles y minuciosas esculturas, en las que las personas pueden moldear desde cero su ave favorita, ponerle plumas, ojos, patas y demás partes del cuerpo del animal recreado. Para Lina Rojas, estos talleres “son una forma de unir y concientizar toda la parte de la naturaleza con lo que nosotros somos: desde la libertad, la armonía, la belleza”.

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