Los ganadores y los perdedores de la explosión en Beirut
A primera vista, los hechos anteriores a la explosión catastrófica en el puerto de Beirut ponen a Hasan Nasrallah, el secretario general de Hezbolá, en el punto de mira de las acusaciones.

Istanbul
Por: Aydogan Kalabalik
Este martes, la capital del Líbano, Beirut, fue sacudida por la peor explosión después de la ocurrida en el atentado que cobró la vida del ex primer ministro del país árabe, Rafiq Hariri, el 14 de febrero de 2005.
Los expertos en ciencias políticas opinan que la catástrofe que tuvo lugar en el puerto de Beirut supondrá un punto de inflexión en la historia del Líbano y que causará rupturas peligrosas en Oriente Medio.
Ver también: Líbano amanece con muchos interrogantes después de la explosión sin precedentes en puerto de Beirut
Aunque a primera vista parezca un acontecimiento fortuito, los expertos prevén que sus resultados tengan el efecto de una “acción estratégica”.
A pesar de las manifestaciones populares en el país, que llevan activas desde hace varios meses por una de las peores crisis económicas del Líbano desde su guerra civil, en la década de los ochenta del pasado siglo, y otros eventos y desarrollos en Siria e Israel relacionados con el Líbano, hasta el momento no existe el menor indicio que apunte a un atentado externo.
El hecho de que Beirut esté controlado por la organización chiíta Hezbolá, el incendio que provocó la explosión de 2.750 toneladas de nitrato de amonio, y las pequeñas explosiones que precedieron a la última y gran explosión han dejado numerosos signos de interrogación.
El propio presidente libanés, Michel Aoun, cuestionó el almacenamiento de semejante cantidad de productos químicos altamente explosivos en un depósito durante seis años.
Las autoridades libanesas informaron que el primer incendio surgió en el depósito número 12, el cual pertenece a Hezbolá. Estos hechos han puesto a Hasan Nasrallah, el secretario general de Hezbolá, en el punto de mira de las acusaciones.
El arzobispo metropolitano de la iglesia siríaca maronita de Antioquía, Béchara Boutros Rai, volvió a subrayar la necesidad de que el Líbano permanezca imparcial, en referencia a Hezbolá.
El exministro de Exteriores, Nassif Hitti, presentó su dimisión al primer ministro, Hassan Diab, el pasado lunes, cuyo Gobierno está visto como una extensión de Hezbolá.
El Tribunal Especial para el Líbano tenía previsto anunciar su veredicto sobre la autoría del asesinato de Rafiq Hariri este viernes. Algunos creen que el tribunal piensa culpar a Hezbolá.
El experto en política Mohamed Mujahid al-Zayad asegura que los eventos anteriores a la catástrofe apuntan a Hezbolá, pero que Israel es la parte que más se beneficia de este.
Según Zayad, la presión contra Hezbolá dentro del Líbano aumentará tras la explosión, mientras que Nasrallah quedará en una posición difícil en el escenario internacional. Así mismo, Zayad dice que el objetivo de la explosión era el ex primer ministro e hijo de Rafiq, Saad Hariri.
Por su parte, hay quienes opinan que los últimos sucesos en el Líbano alejarán a este de Irán y lo acercarán más a Europa y Estados Unidos.
Estos observadores recuerdan que Francia presiona a Estados Unidos para que intervenga en el Líbano, pero que la administración de Donald Trump no ve con buen ojo esta idea. Sin embargo, la explosión ofrece a Estados Unidos la oportunidad de involucrarse más en el Líbano.
Se prevé que, de ahora en adelante, Hezbolá sea la parte que más sangre pierda en el Líbano, mientras que la consideración por Saad Hariri crecerá.
*Traducido por Daniel Gallego.
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