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La víctima del conflicto que lleva 24 años en la búsqueda de su hermano desaparecido en Colombia

Gloria Gallardo es el retrato de lo crudo que fue en Colombia un conflicto que le arrebató a su mamá y a su hermano a finales de la década del 90 cuando la zona en la que vive, en el Magdaleno Medio, fue duramente golpeada por grupos paramilitares.

Sergio García Hernández  | 12.07.2022 - Actualızacıón : 28.07.2022
La víctima del conflicto que lleva 24 años en la búsqueda de su hermano desaparecido en Colombia Gloria Lucía Gallardo, víctima del conflicto colombiano. (Juancho Torres - Agencia Anadolu)

BOGOTÁ, Colombia

Por: Sergio García Hernández

Gloria Lucía Gallardo narra su historia con una fortaleza que mantiene en medio de respiros profundos. El conflicto le quitó a su mamá y a su hermano en un par de meses en 1998, cuando las incursiones de paramilitares en poblaciones del Magdalena Medio sembraron el terror y la desolación. Su relato evoca un pasado violento que Colombia recuerda por estos días, cuando la Comisión de la Verdad revela su informe final, y es testimonio del dolor que sufren los familiares de las personas desaparecidas.

Su historia como víctima puede decirse que se desató el jueves 11 de junio de 1998 cuando un grupo de paramilitares liderado por Rodrigo Pérez Álzate, mejor conocido como Julián Bolívar y exjefe del Bloque Central Bolívar de las Autodefensas Unidas de Colombia, incursionó en el corregimiento Cerro de Veracruz, ubicado en el municipio de Simití, en el departamento de Bolívar.

“Nos gritaban que traían 200 ataúdes y que iban a acabar con nuestra gente”, narra Gloria a la Agencia Anadolu desde Barrancabermeja, en medio del recorrido de la Ruta de la Verdad que hizo la Comisión, acompañada por organizaciones y periodistas como antesala a la entrega del informe que el país conoció el pasado 28 de junio.

Gloria relata que su mamá, Olga Mejía, fue una de las víctimas de aquella incursión paramilitar. Ella fue asesinada junto a dos hombres de la comunidad identificados como Andrés Molina y Hermes Villamizar.

Los paramilitares, como solían hacer, se deshicieron del cuerpo de la mamá de Gloria en el río Magdalena, que por la época fue convertido en un cementerio de víctimas de la violencia.

Gloria describe que su mamá apareció a las pocas horas de la incursión, a cinco minutos del corregimiento, en el río, atrancada en una palizada. “Hubo mucho maltrato, esa gente fue inhumana con nosotros como comunidad”, lamenta. 

Detalla que uno de los escenarios en los que los paramilitares entraron en medio de su incursión fue un billar en el que unas 100 personas de la comunidad estuvieron encerradas. La terrorífica escena se vivió durante dos horas, de 4 a 6 de la tarde, tiempo en el que esos hombres armados sometieron a la población.

Aquellas dos horas fueron el comienzo de una desoladora historia que tendría un segundo episodio por el que aún hoy, 24 años después, Gloria reclama respuestas. El 1 de agosto, también de 1998, desapareció su hermano Gilberto Gallardo Mejía, quien tenía tan solo 16 años. 

Lo último que se supo de Gilberto es que transitaba por un camino que conecta al municipio de Simití con el corregimiento de San Blas, en Bolívar. Los paramilitares tenían instalado un retén a mitad de camino cerca a un terreno que en aquel tiempo se conocía como la finca María José. 

“Ahí fue la última vez donde lo vieron. Por ahí le tocaba entrar a todo el que iba para San Blas, Monterrey y Santa Rosa”, relata Gloria, quien lamenta que no se haya encontrado el cuerpo de su hermano, sobre quien supo que fue asesinado por el grupo comandado por Julián Bolívar.

Gloria afirma que la confirmación del asesinato es la única respuesta que ha encontrado en 24 años. Esta información la obtuvo de Julián Bolívar, quien aceptó que sus subalternos le quitaron la vida a Gilberto. Sus restos, sin embargo, no se han encontrado.

A Gloria la noticia del asesinato le ha traído algo de alivio, aunque desea algún día encontrar una señal de su hermano para cerrar el duelo, ya que para ella encontrar a un ser amado desaparecido “es una paz” para la vida de los familiares. 

“Qué nos pueden entregar de esos cuerpos si ya no hay nada, el río se los tragó, pero al menos de pronto una verdad. Para nosotros es importante que salga alguien, un comandante, y diga ‘nosotros lo matamos’, para uno quedar al menos tranquilo”, relata.

Desde su dolor, Gloria reclama que haya verdad para todas las víctimas del conflicto que necesitan saber que pasó con sus seres queridos. “A mí el dolor se me quitará el día que encuentre el cuerpo de mi hermano”. 

“Muchas madres lloran por sus hijos porque no saben realmente dónde están”, expresa Gloria.

Afirma que el reconocimiento que tienen las víctimas por cuenta de la entrega del informe de la Comisión y las visitas que sus municipios han tenido les da la fuerza y esperanza de que se resuelvan sus peticiones.  

Ver también: El río Magdalena se reconcilia con sus orígenes desde la narración de la verdad del conflicto en Colombia

El informe es considerado por Gloria como un “alivio muy grande porque sabiendo la verdad sabemos a qué vino toda esta violencia que hay”. “Seguiremos adelante unidos con nuestra comunidad, nuestra familia”.

La historia de Gloria es apenas una de las muchas que deja el conflicto, varias de ellas condensadas en el informe de la Comisión. Su hermano Gilberto es apenas uno de los más de 121 mil desaparecidos en Colombia y su lucha por la verdad, de casi 24 años, representa el rostro de un pasado atroz que quedará para siempre marcado en la memoria de un país que busca un mejor futuro.

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