Mundo

El río Magdalena se reconcilia con sus orígenes desde la narración de la verdad del conflicto en Colombia

La Comisión de la Verdad realizó un recorrido por el Magdalena Medio en el que sus habitantes expresaron sus deseos de ver a su río convertido en la principal arteria de Colombia y nunca más imaginarlo como un símbolo del terror.

Sergio García Hernández  | 01.07.2022 - Actualızacıón : 29.08.2022
El río Magdalena se reconcilia con sus orígenes desde la narración de la verdad del conflicto en Colombia El grupo Las Veteranas del municipio de San Pablo, al sur de Bolívar, buscan con sus cantos la reconciliación del Magdalena Medio. (Juancho Torres - Agencia Anadolu)

BOGOTÁ, Colombia

Por: Sergio García Hernández

El río Magdalena es descrito por el antropólogo canadiense, Wade Davis, como “la razón por la que Colombia existe como nación” y “el surco de la vida” que permitió a los colombianos establecerse en las tierras montañosas del país. Lo cataloga como el motor de la economía y el manantial del que nacen la música, la literatura y las plegarias de esta nación suramericana. No obstante, fue manchado con la sangre de personas asesinadas por grupos armados que se deshacían de los cuerpos en sus aguas. Su glorioso pasado, como medio de transporte y símbolo de unión, quedó sumergido junto a las decenas de inocentes cuyos restos reposan en las profundidades, muchas veces a la espera de ser encontrados por sus familiares y bajo la etiqueta de ‘desaparecidos’. Pese a todo, el denominado ‘Grande de la Magdalena’ intenta con el oxígeno que le ha dado el Acuerdo de Paz de 2016, que incluye el reconocimiento de la verdad de lo sucedido en los años del conflicto, reconciliarse con sus orígenes y nunca más ser un símbolo del terror.

Algunos de los habitantes de poblaciones ubicadas en las riberas del Magdalena Medio (que comprende la parte central del río) le expresaron a la Agencia Anadolu sus anhelos de que el esplendor regrese al afluente.

Melissa Flores, habitante del municipio de Río Viejo (Bolívar) e integrante del grupo de tamboras Santa Lucía, asegura que el río a lo largo de su historia se convirtió por culpa del conflicto armado en una fosa común de cuerpos de personas que ya no están. Lamenta esa connotación debido a que para ella debe representar “el valor de la pesca, de la vida, y de la unidad en todo el Magdalena Medio”. 

“Es muy importante que se pueda retomar ese valor y esa fuerza que tiene el río”, relata Flores quien con un grupo de bailadoras recibió a la Ruta de la Verdad que se dirigió a poblaciones afectadas por el conflicto de la mano de la Comisión de la Verdad de Colombia antes de la entrega de su informe final, que se dio el pasado 28 de junio.

Para Flores la visita de la Comisión es clave pues visibiliza los territorios, sus gentes y todo “el sufrimiento que a lo largo del conflicto armado se perpetuó en las personas”. “Es importante que se conozca la verdad, porque de esa manera es que se puede dar un proceso de perdón y no repetición, y así garantizar la reconciliación entre los pueblos”, asegura. 

Eloina Silva, líder del grupo de cantoras del grupo Las Veteranas del municipio de San Pablo en Bolívar, cantó precisamente a la llegada de la Ruta de la Verdad a su población un verso que dice “aquí viajaban los barcos”, en recuerdo de los mejores tiempos cuando el afluente no había sido dejado a merced de los violentos.

“Lastimosamente los grupos que entraron aquí a San Pablo utilizaron el río para echar los muertos, pero eso no debería de haber sucedido jamás porque el río está vivo, no debieron de haberle manchado su imagen”, lamentó la líder del grupo Las Veteranas compuesto por ancianas que viven en San Pablo, testigos muchas veces de la violencia. 

Silva clama que, con las visitas que recibe su municipio en estos días en los que se difunde el informe de la Comisión, Colombia conozca que su pueblo “no es como lo pintan” y que su identidad surge a base de cantos, tamboras y una variada gastronomía con el bagre y el bocachico como muestras principales. 

“Todo el que aquí llega nunca se muere de hambre. Quiero que se lleven esa linda imagen de nosotros. Pues sí, matan como en todas partes y hay problemas. Está la carestía (…) los problemas de los grupos armados que hay, pues sí, pero uno que no se mete con ellos no tiene problemas. Uno camina derecho, en 68 años no me he tenido que ir de mi pueblo. He sabido vivir la vida”, relata Eloina, con tono triunfal sin temor a la muerte, con canas en su rizado cabello y grietas en las manos.

Calixto Rocha García, pescador del municipio del Río Viejo al sur de Bolívar, narra que la reconciliación con el río se forja en la labor de la pesca, a la que define como el arte, “de tirar nuestras redes y sacar lo que estamos buscando”.

“El río significa mucha grandeza. De ahí obtenemos el bocachico. Bueno, entonces eso es lo agradable, lo esencial para nosotros”, afirma el pescador.

Calixto es parte de una población que revela cansancio con la violencia en las inmediaciones del río y que, con la verdad, podrá soltar “el nudo de la atarraya” de la guerra. 

“En el conflicto uno tiene que estar en el centro, no estar ni de un lado ni del otro, porque uno no conoce. Uno tiene que vivir la vida”, describe el pescador sobre lo que ha significado vivir en poblaciones maltratadas por la violencia. 

Para Edith Guerrero, integrante de una red de derechos humanos en la que hay personas de poblaciones del Magdalena Medio como Yondó, Santa Rosa, Simití, San Pablo y Cantagallo, el río es tan importante que debería ser el eje de un nuevo departamento en Colombia que se llame Magdalena Medio. 

“Somos de los pueblos olvidados y necesitamos un departamento donde nos quede cerca la capital, que sería Barrancabermeja. Sería espectacular para todos estos pueblos”, relata Guerrero.

Debido a ese olvido en el que pueden caer las poblaciones del Magdalena Medio, Guerrero consideró desde San Pablo como valiosa la visita de la Comisión con su Ruta de la Verdad. Afirma que es un recordatorio que busca que nunca más se repitan las violencias que se vivieron en ese municipio. “El hecho de que se conozca la verdad nos recuerda que realmente existió un conflicto y eso es muy bueno, claro que sí, para que la gente sepa lo que pasó en estos municipios alejados de las ciudades”, detalla.

“Acá es un sitio donde en tiempos pasados se decía ‘vienen los Power Rangers’. Así se les decían a los grupos armados. Entonces se decía eso y la gente pues se escondía. Era mucho el temor, era mucho el miedo que se vivía”, detalla sobre San Pablo, un lugar que en enero de 1999 sufrió una masacre perpetrada por paramilitares, que dejó 14 personas asesinadas en un billar, un bar y una discoteca. 

Cristian Ortega, director de la Casa de la Cultura del municipio de Gamarra en Cesar, relata que su población en otras épocas era pionera del transporte fluvial con embarcaciones que cargaban productos como plátano, queso y yuca. Todo esto antes del azote del conflicto. 

“Luego comenzó la guerra, comenzaron a pedir vacunas. Las autodefensas pedían vacunas, pero bueno eso se acabó y poco a poco, pues por medio de los programas sociales que maneja la administración municipal, venimos vinculando a las personas vulnerables con programas de música y danza”, detalla. “el río es el que nos trajo la tambora, la danza. Por el río ha entrado todo”.

El directivo destaca que la pesca representa el 80% de la economía de Gamarra por lo que el río es fundamental pese a que por momentos sobre el se ciñe la muerte como hace un año cuando recibió el cuerpo asesinado de un hombre con problemas mentales de 68 años, amado por la comunidad. Su muerte, aparentemente relacionada con un robo, trajo de nuevo a la memoria la imagen de cadáveres navegando el Magdalena.

En su honor, el hombre fue incluido en un mural que se observa en el puerto de Gamarra que la administración municipal considera símbolo de la reconciliación y la memoria.

Águeda Plata, coordinadora del Magdalena Medio para la Comisión quien estuvo presente en la Ruta de la Verdad, consideró al río como un puente que conecta al país y un bien público. 

“El río es vida, por eso nuestra relación con el río es supremamente importante y debe ser armoniosa y, en esa armonía, estamos juntos transitando por el río”, indicó sobre el recorrido con el que la Comisión se acercó a las comunidades para ‘ambientar’ la entrega de su informe final. 

Ver también: La Comisión de la Verdad publica el informe final sobre más de medio siglo de conflicto en Colombia

Para Plata la conexión con las comunidades impactadas por el conflicto es la manera de, a partir de la verdad, “tejer futuros posibles”. “Se trata de encontrarnos con el otro para que todos tejamos ese río que es infraestructura para la paz, la convivencia y la reconciliación”.

Las comunidades que viven al lado del ‘Grande de la Magdalena’ anhelan esa reconciliación de la que habla la comisionada y sueñan con un futuro sin conflicto en el que el río se convierta de nuevo en la principal arteria de un cuerpo llamado Colombia.

El sitio web de la Agencia Anadolu contiene sólo una parte de las historias de noticias ofrecidas a los suscriptores en el Sistema de Difusión de AA News (HAS), y en forma resumida.