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La desesperación continúa en Manaos, una ciudad cansada de luchar contra el coronavirus

La capital del estado brasileño de Amazonas vive su peor momento desde el inicio de la pandemia debido a la “cepa amazónica" de la COVID-19, la falta de oxígeno, el colapso de los hospitales y la negligencia gubernamental.

Federico Cornali  | 05.02.2021 - Actualızacıón : 10.02.2021
La desesperación continúa en Manaos, una ciudad cansada de luchar contra el coronavirus Tubos de oxígeno en White Martins, empresa proveedora del gobierno de Brasil. (Crédito obligatorio: Difusión White Martins)

SAO PAULO, Brasil

Por: Federico Cornali

No ha pasado tanto tiempo desde el 14 de enero, cuando el mundo puso sus ojos en Manaos, capital del estado de Amazonas, Brasil, donde la falta de oxígeno hospitalario llevó rápidamente al colapso de las redes públicas y privadas de salud, provocando la muerte no solo de quienes estaban en situaciones críticas por la COVID-19, sino también de personas que estaban internadas por otras enfermedades, incluso con cuadros leves. Para intentar paliar la situación, muchos de los enfermos que requerían tratamientos urgentes fueron trasladados a otros estados. Algunos no resistieron esos viajes o fallecieron poco después de arribar.

Mientras eso ocurría, la nueva variante P1 del coronavirus, más conocida como “cepa amazónica”, hacía estragos en el estado y comenzaba a expandirse por todo el país. Según indica un análisis llevado a cabo por el Instituto Leónidas & María Deane (ILMD / Fiocruz Amazonia) en alianza con la Fundación de Vigilancia en Salud del estado de Amazonas, este nuevo linaje del Sars-CoV-2 se registró en el 91% de los casos positivos confirmados durante enero en el estado del norte de Brasil.

La alta presencia de la nueva cepa sugiere, según el estudio mencionado, que la mutación del virus es, de hecho, más transmisible. Sin embargo, aún no está comprobado que esta versión de la COVID-19 sea más grave que la que circula en Brasil desde el año pasado. En total, el país se acerca a los 10.000.000 de casos (actualmente tiene 9.339.420 positivos registrados) desde el inicio de la pandemia, con 227.563 muertes.

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Con una población cansada de estar encerrada dentro de los hogares, que no usa tapabocas, que ni siquiera respeta las reglas mínimas de convivencia en tiempos de pandemia, y con los hospitales nuevamente colapsados, los especialistas consideran que lo peor aún está por venir para Brasil, y pronostican hasta una “tercera ola” masiva de contagios a partir de junio. Por su parte, el estado de Amazonas parece ser un prólogo de lo que, según los encargados del monitoreo de la situación, podría replicarse en varios capítulos por el resto del país.

El acelerado aumento en el número de casos de coronavirus en Amazonas, tanto en Manaos como en ciudades del interior, elevó la demanda de oxígeno hasta 135.000 metros cúbicos por día, según las estimaciones del gobierno estatal. Sin embargo, la empresa White Martins, única proveedora oficial, ya informó que alcanzó su máximo nivel de entrega, estimado en los 80.000 metros cúbicos por día, lo que equivale a casi el triple de la capacidad normal de producción de la fábrica.

“Cualquier eventual aumento de la demanda por encima de nuestro nivel máximo de 80.000 metros cúbicos de oxígeno necesitará ser suplementada con otras fuentes que aún no participan del proceso de provisión del producto en Amazonas”, explicó White Martins en su nota oficial. Por ahora, la única salida al requerimiento de emergencia están siendo las donaciones de oxígeno desde otros estados brasileños y desde el exterior, sobre todo de países como Venezuela y Estados Unidos.

Este escenario de incertidumbre activó las alarmas de los gestores y profesionales de salud, quienes pusieron su mirada en el interior del estado, un territorio abandonado que, a diferencia de Manaos, casi no cuenta con estructura clínica (fuera de la capital, no existen unidades de terapia intensiva). El mensaje que llega desde el gobierno federal no suena muy alentador. “Si no se realizan las evacuaciones de los pacientes hacia otros estados, seguirán muriendo 80, 100 personas por día”, dijo el ministro de Salud brasileño Eduardo Pazuello dos semanas después del fallecimiento de 50 personas en Amazonas por falta de oxígeno.

“El trabajo que hace Pazuello es excepcional. No es nuestra obligación llevar oxígeno para allá (Manaos)”, sostuvo el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro. Sin embargo, no todos piensan de la misma forma y, por el contrario, creen que pudo haber negligencias en la gestión del general.

De hecho, por determinación del fiscal Ricardo Lewandowski, de la Corte Suprema de Justicia, la Policía Federal abrió una investigación para determinar si el ministro de Salud ignoró los informes que alertaban sobre un posible estado de calamidad en Amazonas. “No hay nada que temer, Pazuello hizo siempre su trabajo. La denuncia fue levantada por partidos de izquierda, que recurren a la Corte Suprema por cualquier cosita”, opinó Bolsonaro con respecto al proceso contra uno de sus principales aliados.

“No tenemos oxígeno. Mi hermano está usando un respirador manual para sobrevivir. La situación es pésima, con muchísima gente esperando para ser atendida. Conozco gente de ciudades vecinas que se mueren por no tener un lugar donde ser atendidas”, cuenta Ademir Nogueira, comerciante de Manaos, quien lleva meses sin abrir las puertas de su tienda de ropa. “Mientras tanto, las fiestas clandestinas siguen y si sales a la calle verás cómo hay muchas personas sin cubrebocas. Estamos en un caos y aún puede empeorar”, agregó.

“Ya tuve coronavirus y logré superarlo. Sin embargo, mi madre está hospitalizada, con 23% de su capacidad pulmonar debido a que tuvo dos enfermedades respiratorias. Estamos haciendo de todo con mis sobrinos para conseguir el oxígeno. Algo ya nos dieron, pero no va a durar por muchos días. La situación es desesperante”, cuenta, desde Manaos, Lucineia Sousa, de 48 años, quien se desempeña como empleada administrativa.

“En estos días, uno se da cuenta de que en Amazonas existen dos lados. Por un lado, aquellos que se entregan a las donaciones y hacen de todo para salvar vidas y, por otro lado, están los negacionistas, que no usan tapabocas, se aglomeran y, encima, suelen difundir noticias falsas, que no le hacen bien a nadie”, describe Felipe Moura, que se desempeña en comunicación en la capital del estado. “Aquí tenemos dos luchas; una, contra el virus y la otra es esta división entre quienes cuidan y quienes desinforman”, agrega.

Ante la situación reinante, Wilson Lima, gobernador de Amazonas, extendió el plazo del boqueo hasta el 7 de febrero (el cual rige desde el 25 de enero). El decreto restringe la circulación de personas durante las 24 horas en todo el territorio del estado. Esta última alteración divulgada por Lima también reglamenta que los mercados, que hasta el 1 de febrero podían abrir de 4hs a 10hs, ahora podrán hacerlo de 4hs a 15hs. “Así es en la teoría, porque en la práctica tenemos hasta bares abiertos, llenos de gente. Lo que falta es fiscalización y respeto”, advierte Moura.

Por otra parte, el alcalde de Manaos, David Almeida, está siendo investigado por la justicia federal ya que es acusado de cometer “irregularidades en la aplicación de la vacuna y favorecimiento de personas que se habrían filtrado irregularmente dentro del grupo prioritario que recibiría el inmunizante contra la COVID-19”. El pedido podría llevar al político a abandonar su cargo en el corto plazo, como medida preventiva.

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Según la Fundación de Vigilancia Sanitaria de Amazonas, 124 personas residentes en el interior del estado integran una lista de espera para ser trasladadas a Manaos y 40 de ellas necesitan de una cama en las unidades de terapia intensiva (UTI). En esa misma fila están 53 personas que viven en la capital, donde la ocupación de las UTIs para COVID-19 es de 91% y la de camas clínicas para otro tipo de pacientes es de 99%. La apertura de nuevos cupos está prevista, pero para que esto se haga efectivo es necesario mejorar la oferta de oxígeno de forma urgente.

El Ministerio de Salud brasileño informó en las últimas horas que tras algunas reuniones con el comité de crisis en Manaos, el gobierno federal recibirá refuerzos de otros nueve ministerios, junto a los que lleguen desde la secretaría estatal de infraestructura, con el objetivo de garantizar el aumento en la entrega diaria de oxígeno.

Mientras tanto, las dosis de la vacuna de AstraZeneca recibidas por el municipio de Manaos fueron destinadas a la cobertura del 100% de las personas de 80 años o más, 100% de los que tienen entre 75 y 79 años y 37% de aquellos que se encuentran en la franja etaria de 70 a 74 años. También se incluyeron en esta etapa del cronograma a quienes tienen insuficiencia renal crónica, diabetes u obesidad, además de aquellos a quienes les han hecho trasplante de órganos.

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