El temor ante la escasez de agua vuelve a Santiago de Chile

Por: Andrea Aguilar Córdoba

La vulnerabilidad de la capital chilena frente a las variaciones del clima quedó nuevamente en evidencia en los últimos días, en los que la llegada de un sistema frontal, que trajo fuertes lluvias en pleno verano, causó graves deslizamientos de tierra en zonas como San José del Maipo, en donde nace el río que abastece de agua a todo Santiago.

El fenómeno, que dejó casi 700 damnificados y un centenar de casas destruidas en la zona, levantó las alertas por la posibilidad de que 38 comunas de la región metropolitana pudieran sufrir racionamiento de agua, un temor que se extendió entre la población a inicios de este mes.

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La Agencia Anadolu conversó con expertos medioambientales que coinciden en que la dependencia de una sola fuente de agua, la crisis hídrica y el cambio climático son algunos de los factores que ponen en riesgo el acceso al agua potable para siete millones de personas.

“Tenemos un sistema de captación de agua que en un 70% depende de un solo río, que es el río Maipo, el cual es muy sensible a los niveles de turbiedad que puedan presentarse. Por lo tanto, cuando vienen estas lluvias inusuales, que caen en altura y arrastran sedimento de la montaña en zonas donde usualmente la montaña recibe nieve, el sistema no está preparado para recibir agua”, señaló el geógrafo de la Universidad San Sebastián, Pablo Salucci.

Salucci asegura que la ciudad requiere más fuentes de respaldo de las fuente hídricas y nueva la tecnología para filtrar agua, pero reconoce que el cambio climático hará que fenómenos como la potente lluvia estival que afectó Santiago sean más frecuentes y peligrosos.

“El tema es que se van a tornar más intensos porque tenemos mayor vapor de agua, más temperatura y el océano está más caliente, por lo tanto hay mayor vapor de agua en el ambiente. Eso le permite a los ríos atmosféricos avanzar más lejos que lo que habitualmente hacen y traer más agua de lo que podrían hacer sin el escenario de cambio climático”, señala el experto.

Desde Greenpeace Chile también consideran que el impacto del cambio climático está causando este fenómeno en las precipitaciones que han caído en la ciudad, y a esto le suman las construcciones masivas que han afectado el medio ambiente en la zona metropolitana.

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“Debiéramos estar protegiendo nuestros bosques nativos precordilleranos en lugar de promover la expansión inmobiliaria que está reemplazando esos ecosistemas. En el Cajón del Maipo, la zona más afectada, se han talado muchos árboles, y hay proyectos que están interviniendo la naciente del río Maipo, que es la que nos da agua”, señala a la Agencia Anadolu Estefanía González, directora de campañas de Greenpeace.

González asegura que Santiago ha demostrado, en los últimos años, ser una ciudad vulnerable en términos de resistencia a ciertos fenómenos meteorológicos extremos, ya que las lluvias que causaron los aluviones no han ocurrido solo en este 2021. Hace cuatro años los deslizamientos producto de las lluvias en el Cajón del Maipo dejaron al menos tres muertos y más de una veintena de heridos en la misma zona. “Es importante que la ciudad de Santiago avance en medidas que puedan proteger los ecosistemas porque se ha hecho todo lo contrario a lo que una ciudad debiese hacer para poder protegerse de este tipo de eventos”.

Eterna crisis hídrica

Grupos medioambientales han denunciado durante años el mal manejo del agua que se registra en la zona central de Chile. Greenpeace señala que empresas hidroeléctricas han llegado a acuerdos con Aguas Andinas, la empresa proveedora de agua en Santiago, para que se centren en la explotación del recurso hídrico y dejen de lado todo el tema del mantenimiento y demás acciones que prevengan la turbiedad y garanticen el agua de la región metropolitana.

Sin embargo, la compañía reiteró, durante los recientes aluviones, que en la última década ha hecho un plan de inversiones en construcción de nuevos pozos profundos para captación de agua subterránea y estanques de acumulación de agua potable.

“Esto ha permitido que toda la parte de la ciudad de Santiago que depende del río Maipo haya pasado de tener cuatro horas de autonomía en el año 2011 a tener 24 hoy en día. Sabemos que el cambio climático es cada vez más profundo e inesperado, por lo que trabajamos en inversiones para que la ciudad tenga 48 horas de autonomía en un futuro próximo”, señaló Eugenio Rodríguez, director de Gestión del Servicio de Aguas Andinas.

Según cifras de Greenpeace, el 98% del agua de Chile se entrega para usos productivos como negocios de minería, empresas forestales y agrícolas. “Hay una presión muy grande sobre los ecosistemas. Se han entregado tres veces más derechos de aprovechamiento de agua que (lo que hay de) agua disponible. Hay un problema de gestión de un recurso cada vez más escaso, lo que hará que en un futuro Santiago sufra de cortes de agua, ya no por la turbiedad del río Maipo, sino por no tener agua”, concluye González.