El presidente de Guatemala cumple su primer año en el poder con índices mínimos de popularidad

El presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, lleva apenas un año en el cargo más importante del país. Asumió con un 80% de aceptación entre los ciudadanos y en la actualidad apenas alcanza el 25%.

Giammattei, médico de 64 años, llegó al poder en su cuarto intento por ser presidente aprovechando el rechazo que la ciudadanía sintió frente a su rival en las últimas elecciones, Sandra Torres Casanova.

Recibió del excomediante Jimmy Morales un país en crisis y, apenas en un año, tuvo que enfrentarse a varias nuevas: la pandemia del coronavirus, el paso de los huracanes Iota y Eta y protestas masivas en contra de su Gobierno, que terminaron con el incendio del Congreso a manos de manifestantes, luego de que fuera aprobado el presupuesto de la nación para 2021, de más de USD 12.811 millones, la cifra más alta de la historia.

Ver también: La CIDH condenó el uso excesivo de la fuerza durante las protestas en Guatemala

La debilidad de su Gobierno ha sido tan evidente que, un día antes de que incendiaran el Congreso, su vicepresidente, César Guillermo Castillo, aseguró durante una rueda de prensa que le propuso al presidente Giammattei que ambos renunciaran a sus cargos. La causa, según sus palabras, tendría que ver con distintas “decisiones de Gobierno que afectan los intereses de la población”.

​​​​​​​Sin embargo, de acuerdo con el testimonio del procurador Jordán Rodas al diario El País, el Gobierno de Giammattei no solo ha sido “errático”, sino que suele reaccionar de una manera agresiva ante cualquier tipo de desacuerdo que tengan con él, su mandato o sus decisiones.

A lo anterior se le suma que, al inicio de la pandemia, Giammatei fue criticado por “maquillar” lo que estaba ocurriendo en el país frente al tema de contagios y el manejo de los recursos asignados para hacer frente a la crisis sanitaria.

Según el periódico Prensa Libre, “en el manejo de la pandemia el Gobierno también fue denunciado por favoritismo en la compra de pruebas de antígeno y se reveló falta de transparencia en el registro de donaciones para atender la calamidad, entre otros. Aunque la Comisión contra la Corrupción ha denunciado estos casos, diversos sectores, entre estos la Procuraduría de los Derechos Humanos, reprochan que ha actuado de forma reactiva y no ha logrado prevenir los grandes escándalos de corrupción”.