El movimiento palestino Fatah celebra su aniversario 54 en medio de “serios desafíos”
El Movimiento de Liberación Nacional Palestino Fatah enfrenta varios desafíos, como el apoyo estadounidense a Israel y la división interna.

Quds
Fatah, el Movimiento de Liberación Nacional Palestino, que gobernó la Organización de Liberación Palestina (OLP) y la Autoridad Palestina, celebró su 54 aniversario en medio de "serios desafíos que sacudieron su proyecto político".
Entre los principales desafíos que sacuden el movimiento, además del total apoyo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a Israel, se encuentran la ausencia de un socio israelí dispuesto a continuar el estancado proceso de paz y la división existente entre la Franja de Gaza, bajo bloqueo, y la ocupada Cisjordania.
El movimiento Fatah fue creado por Yasir Arafat y sus colegas para luchar contra la ocupación israelí. El 1 de enero de 1965 fue fundado oficialmente como un movimiento de resistencia en el marco de la democracia social y el nacionalismo árabe secular.
Arafat, como líder de Fatah, consideró al sionismo como un movimiento fascista, imperialista y agresivo en términos de pensamiento, objetivo, organización y método. Fue este movimiento el que asumió el liderazgo de la Organización de Liberación de Palestina (OLP), establecida por los Estados árabes para representar a los palestinos ante la comunidad internacional en 1969.
Aunque inicialmente Fatah basó su establecimiento en la resistencia armada, con el tiempo, y debido a su desarrollo intelectual, renunció a este método y adoptó la solución política, sobre el principio de una “solución de dos Estados”.
Actualmente este movimiento está bajo el liderazgo de Mahmud Abbas y tiene como objetivo establecer un Estado palestino totalmente independiente en Cisjordania y en la Franja de Gaza, incluida su capital, Jerusalén Este, así como alcanzar una solución indefinida y justa al problema de los refugiados palestinos a través de negociaciones con Israel.
Para lograr esto, la OLP -liderada por Fatah- firmó el Acuerdo de Paz de Oslo con Israel, que preveía el establecimiento del Estado palestino en 1993 y que daba un plazo de cinco años para que se negociara un acuerdo permanente, periodo durante el cual el gobierno israelí se mantendría como único responsable de los asuntos exteriores, la defensa nacional y las fronteras.
Según los palestinos, Israel comenzó a poner obstáculos frente al proceso de paz desde el primer momento en e que se implementó el Acuerdo de Oslo, pero a pesar de esto se estableció la Autoridad Nacional Palestina, que gobernaría de facto Cisjordania y la Franja de Gaza.
Los obstáculos de una solución política pacífica
La Autoridad Palestina, que fue creada para gobernar Cisjordania y la Franja de Gaza, se limitó a los centros de la ciudad y a sus alrededores, mientras que el régimen de Tel Aviv continuó manteniendo sus fronteras con la hegemonía militar.
Según los analistas, Israel no mantuvo los alrededores de Cisjordania en su administración y no evacuó los asentamientos judíos, que deberían haber sido dados de alta por el Acuerdo de Oslo.
También aumentó la cantidad de asentamientos judíos y expandió estos asentamientos, haciendo casi imposible su evacuación.
En julio del año 2000, el presidente estadounidense Bill Clinton reunió al líder palestino Yasir Arafat y al entonces primer ministro israelí, Ehud Barak, en la casa de huéspedes Camp David, en Maryland, Estados Unidos, para poner fin al conflicto israelí-palestino.
A pesar de dos semanas de esfuerzos y negociaciones, el problema no se pudo resolver, y en ese momento Arafat admitió que las soluciones que se le ofrecían ni siquiera podían satisfacer los derechos mínimos del pueblo palestino.
Poco después del fracaso de la cumbre de Camp David, los últimos acontecimientos en el área palestina a finales de 2000 provocaron el estallido de la Intifada, un movimiento popular en contra de las fuerzas de ocupación israelíes con el objetivo de poner fin a las asfixiantes condiciones sociales en las que vivían los palestinos. En esta intifada murieron cientos de palestinos a causa de los ataques israelíes.
Para reprimir la segunda Intifada, Israel ocupó nuevamente toda Cisjordania, puso un bloqueo en la Franja de Gaza y destruyó el Aeropuerto Internacional Yasir Arafat en Gaza, uno de los símbolos más importantes del Acuerdo de Oslo.
Los desafíos a la solución pacífica del conflicto "no se detuvieron en este punto”, mientras que la izquierda israelí que firmó un acuerdo de paz con los palestinos salió del poder, al que llegó nuevamente la derecha, que rechazaba la solución de dos Estados.
El apoyo de Trump
Con la llegada de Donald Trump al poder en Estados Unidos, este reconoció a Jerusalén como la capital de Israel y trasladó la embajada de su país a la Ciudad Santa, lo que duplicó las dificultades y desafíos que enfrenta Fatah.
Está claro que la administración estadounidense, que sigue claramente la política pro-Tel Aviv, retirará a Jerusalén de la mesa de negociación israelí-palestina y, con el proyecto del Acuerdo del Siglo, que se espera que se anuncie pronto, arrinconará nuevamente a Fatah.
La administración de Washington, el jefe y socio indispensable de Tel Aviv, tiene como objetivo resolver el proceso palestino-israelí a favor de Israel e imponer un embargo a la Autoridad Palestina, así como reducir la ayuda financiera internacional a millones de palestinos que necesitan asistencia humanitaria.
Grandes retos
Jihad Harb, de la Universidad Palestina de Bir-Zeit, le dijo al corresponsal de la Agencia Anadolu que el movimiento Fatah se enfrenta a cuatro desafíos principales,
Harb destacó que a pesar de los 25 años del Acuerdo de Oslo, que prevé una solución de dos Estados, no se ha conseguido este objetivo. “La solución de dos Estados ya no es una solución, a pesar de la insistencia del compromiso de la parte palestina. Por lo tanto, ninguna iniciativa internacional puede tener éxito sin el consentimiento de Estados Unidos e Israel", indicó el académico.
"Estados Unidos puso fin a la solución de dos Estados para reconocer a Jerusalén como la capital de Israel, para trasladar su embajada a Jerusalén y recortar el apoyo financiero que brindó a la Agencia de Asistencia a los Refugiados Palestinos de las Naciones Unidas (OOPS)", aseguró Harb, quien aseguró que ese sería el primer gran desafío.
El académico también señaló que la división interna de Palestina, entre Fatah y Hamas, es el segundo desafío para Fatah. Para él, "la Unión es el factor principal para resistir los desafíos internacionales y el estado de la ocupación".
El tercer desafío es la división generada por Muhammed Dahlan, un político palestino y ex líder de Fatah en Gaza, que se expande especialmente en la población de la Franja de Gaza, que está en aumento.
Harb hizo hincapié en el tema de la confianza, ya que este es el cuarto desafío al que se enfrenta Fatah: el público. Para superar este difícil proceso se “tiene que reexaminar el proyecto de negociación con Israel, fortalecer la acción política y la resistencia popular”.
"Fatah está expuesto a sacudidas peligrosas"
Por otra parte, Talal Avkel, un analista político palestino, dijo que el proyecto del movimiento fue objeto de peligrosas sacudidas que forzaron la prevención y liquidación del establecimiento de un Estado palestino en las fronteras ocupadas en 1967.
Avkel, en la declaración hecha a la Agencia Anadolu, expresó que la unidad palestina y la reconstrucción de un sistema político palestino basado en asociaciones con varias potencias, así como la división interna de Palestina y la competencia de Hamas como su socio administrador y tomador de decisiones, son un desafío importante para el movimiento.
El experto palestino Avkel señaló que Fatah se enfrentaba a obstáculos como "librarse del peso del acuerdo de Oslo entre la OLP e Israel", y dijo que el movimiento necesita un nuevo plan político y una nueva estrategia.
“El desafío más peligroso es el Acuerdo del Siglo”
Suleyman Besarat, director del Centro de Investigación Política Yabous, en Cisjordania, enfatizó en que el desafío más peligroso que enfrenta Fatah es el Acuerdo del Siglo de la administración de Estados Unidos.
En declaraciones al corresponsal de la Agencia Anadolu, Besarat indicó que el proyecto de Fatah fracasó. El debilitamiento de la izquierda en la política israelí, el auge de la derecha y el establecimiento del Estado de Palestina, creyendo en el establecimiento de un socio israelí, llevó al fracaso del proyecto de Fatah.
Al mencionar que el gobierno de Israel sigue insistiendo en la eliminación de la Autoridad Palestina y del proyecto nacional palestino, subrayó que Israel llevó a cabo una serie de acciones que contribuyeron a dicho fracaso, que incluyen la expansión de los asentamientos judíos en Cisjordania y la adición de otros nuevos, así como judaización de la Jerusalén ocupada, el aumento de los ataques militares y los puestos de control.
*Carolina Zúñiga contribuyó con la redacción de esta nota
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