Desde que empezaron las negociaciones de paz intraafganas en la capital de Catar, Doha, el pasado 12 de septiembre, la delegación del Gobierno afgano solicita la disminución de la violencia en el país centroasiático y un alto al fuego inmediato.

La delegación de los talibanes, entre tanto, es partidaria de dejar el tema del alto al fuego para otras reuniones en el futuro, con lo que demuestra su intención de utilizar la carta de la fuerza de las armas. A pesar de la presión de Estados Unidos sobre las dos delegaciones, los talibanes creen que un alto al fuego debilitará su posición en la mesa de las negociaciones.

Hasta el momento los talibanes han conseguido que las Naciones Unidas saquen a varios de sus dirigentes de su lista negra. Así mismo, el Gobierno afgano dejó en libertad a unos 5 mil miembros de los talibanes, entre ellos a 400 clasificados como peligrosos y a Anas Haqqani, hijo del fundador y líder de la Red Haqqani, Jalaluddin Haqqani, quien fue trasladado a Catar.

A pesar de la distancia entre las líneas rojas de cada delegación, ambas han logrado un avance en la primera ronda de las negociaciones mejor de lo esperado. No obstante, las diferencias sobre el calendario para el alto al fuego, así como el futuro sistema político y los principales derechos y libertades siguen siendo profundas.

Por otra parte, los talibanes deberían haber presentado una perspectiva concreta sobre su visión para Afganistán. Sin embargo, hasta el momento, la delegación de los talibanes se ha limitado a hablar sobre un Gobierno “inclusivo” e “islámico”.

En la primera reunión de las históricas conversaciones intraafganas en Doha el pasado martes, las partes en conflicto tomaron decisiones sobre la agenda y el protocolo preparados por sus respectivos grupos de trabajo.

Después de las conversaciones, los representantes de los talibanes y del Gobierno afgano emitieron una rara declaración conjunta de las conversaciones: “Se decidió finalizar la parte restante lo antes posible. También se discute el calendario y el horario de las reuniones diarias”.

“Se presentaron dos personas clave para la coordinación de cada lado. Los jefes de delegación reiteraron la necesidad de paciencia y tolerancia a medida que avanzamos en este camino", añade la declaración.

Ambas partes acordaron sostener el diálogo general sin la “interferencia” de ningún extranjero a puerta cerrada, según indicó la radio local Salam Afganistán, que citó a varios delegados de ambas partes.

Las cruciales conversaciones de paz intraafganas en el estado del Golfo siguen al acuerdo entre Estados Unidos y los talibanes alcanzado en febrero. Las dos partes tienen como objetivo la reconciliación política y el fin de décadas de violencia.

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El secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, dijo en la sesión inaugural del anterior sábado que la democracia ha funcionado mejor para EEUU y muchas otras naciones, pero que “no existe una talla única”.

Pompeo indicó que, sin embargo, el alcance y el tamaño de la futura asistencia estadounidense a Afganistán están condicionadas a las futuras “elecciones y conducta” de los afganos.

“Así que no puedo exhortarlos lo suficiente: aprovechen esta oportunidad. Protejan este proceso. Respétense mutuamente. Sean pacientes", declaró Pompeo.

*Traducido por Daniel Gallego.