Canadá votó el lunes para calificar el abuso chino de los derechos humanos de los musulmanes uigures como genocidio, un intento deliberado de aniquilar a un grupo de personas.

“Actualmente se está llevando a cabo un genocidio contra los uigures y otros musulmanes túrquicos”, decía la moción que fue aprobada por el Parlamento canadiense en una votación de 266-0.

El parlamento también votó 229-29 para presionar al comité olímpico para que mueva los Juegos Olímpicos de Invierno de 2022 si China no detiene el genocidio.

El primer ministro Justin Trudeau se había mostrado reacio a atribuir la palabra ‘genocidio’ al trato chino a los uigures, pero los cuatro partidos políticos de oposición superaban en número al Gobierno liberal minoritario y se juntaron para aprobar la moción.

Todo el gabinete de Trudeau de 35 ministros se abstuvo de votar sobre la moción que fue presentada por el Partido Conservador. Sin embargo, ningún liberal votó en contra de la moción.

El Gobierno de Trudeau dijo la semana pasada, cuando los medios informaron sobre la próxima votación, que prefería investigar más a fondo la situación antes de usar la etiqueta y que los países aliados se unieran en un frente multilateral para referirse a la situación como ‘genocidio’.

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Pero Canadá ciertamente no está ignorando la difícil situación de los uigures, dijo el ministro de Finanzas, Marc Garneau. "Estamos seriamente preocupados", dijo el martes. "Claramente (hemos) declarado esto al Gobierno chino".

Los primeros informes de malos tratos en contra de esta minoría surgieron en 2017 y desde entonces, alrededor de un millón de uigures han sido recluidos en más de 400 campos de concentración.

La ONU y varios medios de comunicación han informado sobre las atrocidades, diciendo que la minoría uigur en los campos de internamiento está sujeta a agresión sexual, esterilización forzada, golpizas y otros abusos. Cerca de 10 millones de uigures habitan la provincia de Sinkiang.

En una conferencia de prensa convocada por los conservadores el lunes por la mañana antes de la votación, una mujer uigur que había sido contratada para enseñar chino en uno de los campamentos en 2017 dijo que fue testigo del abuso de primera mano: intimidación, violación y otros abusos.

"Nadie debería ser sometido a tanta crueldad", dijo Kalbinur Tursun a través de un intérprete.

El Gobierno de Pekín niega que los uigures sean maltratados. La televisión estatal muestra a los uigures en aulas impecables, sonriendo y disfrutando de sus lecciones en “centros de reeducación” donde se les enseña “sobre vocaciones y a renunciar a actividades extremistas”.

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Los chinos señalan como un ejemplo de extremismo cuando en 2014, uigures armados con cuchillos mataron a 31 personas en una estación de tren. Pero la evidencia muestra que se someten a extensos programas de adoctrinamiento psicológico destinados a hacer que los uigures adoren al presidente Xi Jinping y aprendan la propaganda comunista. Además, los uigures se utilizan como mano de obra barata para producir bienes vendidos en China e internacionalmente.

Antes de la votación, la organización de derechos humanos Justice For All Canada instó a sus miembros a ponerse en contacto con sus parlamentarios locales y animarlos a votar por el sí.

"Es imperativo que nuestro Gobierno Federal actúe de acuerdo con sus obligaciones legales internacionales para prevenir la persecución y el genocidio de minorías étnicas vulnerables no reconocidas", dijo la organización en un comunicado de prensa el domingo.

*Maria Paula Triviño contribuyó con la redacción de esta nota.