
ESTAMBUL
Por: Belgin Yakisan
Después de que en Argentina, la tercera economía más grande de América Latina, se introdujera un control de cambios a partir de este lunes, se intensificó la preocupación con respecto a que la crisis económica en ese país pueda transmitirse a otros países en desarrollo.
Esta medida volvió a poner bajo la lupa a Argentina, país que vive una compleja situación económica debido al gasto excesivo de sus recursos financieros y a los rumores de crisis desde principios de la década del 2000.
El decreto establece que los bancos y empresas que quieran acceder al mercado de cambios deben pedirle permiso al banco central del país, obliga a los exportadores a liquidar sus divisas y limita la compra de dólares a las personas jurídicas a máximo USD 10.000 por mes.
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El decreto, que será válido hasta fin de año, tiene como objetivo fortalecer la economía, contribuir a la gestión del mercado de divisas de manera moderada, reducir la fluctuación en las variables financieras y suprimir el impacto de los flujos financieros en la economía real.
Argentina ya había hecho uso del control de divisas, en diciembre de 2001, cuando limitó los retiros de los bancos hasta USD 500 por mes para evitar la salida de efectivo del sistema financiero. En 2002, para proteger a los bancos del colapso financiero, legisló el pago a los ahorradores con bonos del gobierno a largo plazo en lugar de con efectivo.
A pesar de la ayuda del FMI, Argentina no ha prosperado económicamente desde el año 2000, lo que es un ejemplo de lo insuficiente que puede ser la ayuda del FMI en la solución de crisis financieras.
Apoyo del FMI a Argentina
El Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció en una declaración, luego de la implementación del decreto, que estaría listo para ayudar a Argentina.
El país tuvo que tocar la puerta del FMI en mayo del año pasado debido a la crisis económica, que provocó una gran depreciación del peso argentino.
En junio del mismo año se firmó un acuerdo stand-by de tres años que prevé prestar al país USD 50 mil millones.
En septiembre de 2018 se decidió agregar USD 7,1 mil millones adicionales al acuerdo stand-by. Por lo tanto, el monto del acuerdo stand-by alcanzó los 57.100 millones de dólares, el préstamo más grande que el FMI haya dado hasta el momento.
Como requisito, Argentina acordó que el banco central del país solo intervendría en los mercados de divisas bajo circunstancias extremas.
Argentina y las agencias calificadoras
El 30 de agosto el servicio de inversores Moody's bajó la calificación crediticia de Argentina a "Caa2", es decir, de alto riesgo.
La caída de la calificación del país fue atribuida a la creciente expectativa de pérdidas para los inversores como consecuencia de una presión cada vez mayor en las finanzas del gobierno, que se reflejó en la decisión, anunciada el 28 de agosto por el Gobierno, de posponer el pago de una deuda a corto plazo con el FMI por un monto mayor a 8.000 millones de dólares y de informar su intención de reestructurar parte de la deuda pública a mediano y largo plazo.
En la misma fecha que Moody's hizo el cambio en la calificación, la agencia calificadora Fitch también bajó la calificación de Argentina a la clase "RD" o "default restringido".
Fitch citó como argumento el aumento de la carga de la deuda de Argentina y enfatizó que el retraso unilateral por parte del Gobierno del pago de las obligaciones de la deuda se considera como un incumplimiento, lo cual crea una conversión de deuda problemática.
Cuando se tienen en cuenta tanto los indicadores económicos del país como la visión de las agencias de calificación, se puede observar que Argentina se diferencia de otros países en desarrollo negativamente. El hecho de que el país ya dependa del FMI reitera que el área de acción es limitada en términos de economía, lo cual confirma la opinión negativa de los inversores.
*Traducido por Aicha S. Alaguna