Análisis

Política exterior de EEUU, la raíz de los problemas económicos de Turquía

La economía turca es el ejemplo perfecto de cómo la geopolítica afecta las economías o cómo el rechazo de un país a la subordinación lleva a amenazas de sanciones económicas por parte de Estados poderosos.

Mustafa Melih Ahıshalı  | 10.05.2019 - Actualızacıón : 10.05.2019
Política exterior de EEUU, la raíz de los problemas económicos de Turquía (Murat Birinci - Agencia Anadolu)

ANKARA, Turquía

Escrito por: Mustafa Metin Basbay

*Investigador asistente en el TRT World Research Center.

Las recientes fluctuaciones en el valor de la lira turca han puesto de nuevo a la economía turca en el centro de atención. Los analistas señalan una serie de cuestiones, principalmente las relacionadas con la política doméstica o la gestión económica, que pueden ser responsables de la continuación de la crisis económica. Todas estas explicaciones tienen algún mérito y ciertamente hay muchas cosas que la administración turca debería hacer para superar las fragilidades.

Sin embargo, parece que las relaciones de poder a nivel global y su influencia directa en la economía turca son en su mayoría ignoradas. Yo diría que la mayoría de los problemas económicos a corto plazo de Turquía se deben al conflicto diplomático con Estados Unidos por los problemas regionales y la continua amenaza de sanciones contra la economía turca.

Un número de eventos críticos en el último año pusieron a Turquía y EEUU en desacuerdo. Los paralelismos entre ciertos giros en la economía turca y los choques diplomáticos entre Washington y Ankara son difíciles de pasar por alto.

Más recientemente, por ejemplo, el presidente Erdogan tomó una posición firme contra la declaración del presidente Trump de reconocer el control ilegal de Israel sobre los Altos del Golán. El mismo día, 22 de marzo, la lira turca se depreció un 6% en cuestión de horas. Aunque recuperó rápidamente el valor gracias a la rápida reacción del Banco Central de Turquía, la incidencia inició nuevamente las discusiones sobre el bienestar económico de Turquía. Esto solo demuestra la capacidad de respuesta de los mercados financieros de Turquía a las pequeñas fluctuaciones en las relaciones turco-estadounidenses.

La más importante fuente de tensión entre Estados Unidos y Turquía es el discutible apoyo de Washington al YPG en el norte de Siria. El Gobierno turco considera al YPG como una organización terrorista debido a su asociación con el PKK, organización que durante las últimas décadas ha atacado a Turquía y asesinado a miles de civiles turcos.

EEUU inició a entrenar y armar abiertamente al YPG en 2014, mientras que sus afiliados (PKK) realizaban atentados suicidas en ciudades turcas. Turquía está luchando contra el YPG e insiste en eliminarlos de la región, mientras que Estados Unidos ve a esta organización como un socio confiable.

En enero, pocas semanas después del anuncio de EEUU de retirar gran parte de sus tropas de Siria, el presidente Donald Trump afirmó, por medio de Twitter, que Estados Unidos devastaría la economía turca… si Turquía tomaba acciones militares contra el YPG. Tras el trino de Trump la lIra turca perdió 1,6% de su valor contra el dólar. Se necesitó de una llamada entre Erdogan y Trump para que la lira turca ganara valor al día siguiente.

Cuando se le pidió que explicara el tweet, el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, dijo "Hemos aplicado sanciones económicas en muchos lugares, supongo que está hablando de ese tipo de cosas". Entonces, la amenaza de sanciones es tan explícita como es posible.

En realidad, la administración de Trump ya impuso sanciones a Turquía. El agosto de 2018, el presidente norteamericano duplicó las tarifas sobre acero y hierro turco como herramienta de presión para obligar a Turquía a liberar al pastor estadounidense, Andrew Brunson, que se encontraba detenido bajo cargos de tener vínculos con la organización FETO, acusada de orquestar el fallido intento de golpe de Estado en 2016.

Luego del anuncio de las sanciones, se produjo una salida de capital y la lira turca perdió un valor del 20%. Con el objetivo de frenar la situación, el Banco Central de Turquía se vio forzado elevar sus tasas de interés de referencia del 13,5 % al 17,25 % y luego al 24 %. De hecho, este fue el punto que marcó la situación económica turca.

En respuesta a la amenaza de nuevas sanciones, el pasado mes de agosto, el presidente turco Erdogan dijo: "El fracaso para revertir esta tendencia de unilateralismo y falta de respeto requerirá que comencemos a buscar nuevos amigos y aliados", lo que demuestra que Turquía opta por solucionar la crisis económica antes de someterse a las demandas de EEUU”. Desde ese momento, los inversores han sido sensibles al juego de poder geopolítico entre Turquía y Estados Unidos.

Hoy en día, la disputa entre dos países se centró en el acuerdo de Turquía para comprar sistemas de defensa aérea S-400 de Rusia. EEUU quiere que Turquía compre los misiles Patriot de fabricación estadounidense, pero se niega a transferir los conocimientos tecnológicos. Turquía está más interesada en desarrollar su propia capacidad militar y poner fin a su dependencia estadounidense o de cualquier otro país.

En consecuencia, Turquía recurrió a los S-400 de fabricación rusa debido al componente de transferencia de tecnología del acuerdo. Estados Unidos, a su vez, suspendió las ventas de aviones de combate F-35 a Turquía, aunque el país ha invertido USD 1.000 millones en el proyecto.

David Satterfield, uno de los nominados para ser embajador de Estados Unidos en Turquía, en declaraciones al Senado norteamericano el 11 de abril, dijo que al “continuar la compra del sistema ruso de defensa S-400 Turquía pone su participación en el programa F en riesgo y enfrenta la posibilidades de sanciones bajo la Ley de Sanciones Contra los Adversarios de los Estados Unidos (CAATSA, por sus siglas en inglés).

Es pertinente tener en cuenta que el CAATSA se utilizó anteriormente para imponer sanciones a Irán, Corea del Norte y Rusia.

Satterfield también citó los comentarios del vicepresidente Mike Pence quien dijo que Turquía debe “elegir” entre Rusia y la OTAN, haciendo referencia al sistema S-400. Como se esperaba, las declaraciones enfriaron los mercados financieros de Turquía.

Estados Unidos argumenta que el sistema S-400 es incompatible con el sistema de defensa de la OTAN. Curiosamente, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, parece estar en desacuerdo con Pence.

"Es una decisión nacional que cada aliado de la OTAN debe decidir sobre la adquisición de nuevas capacidades de defensa”, señaló Stoltenberg.

A esto se le debe sumar que Grecia, un aliado de la OTAN, posee el sistema de misiles S-300 de fabricación rusa.

La primera entrega de los misiles S-400 tendrá lugar en julio de 2019. Hasta entonces, es probable que EEUU siga mostrando su inconformidad con Turquía.

Sin embargo, después de las discusiones sobre los problemas de Turquía en los medios internacionales, uno podría pensar que la economía turca está en perfecto aislamiento y que la desaceleración del crecimiento económico o la volatilidad de la moneda es todo lo que sucede en la economía turca.

La verdad es que la economía turca es un ejemplo perfecto sobre como la geopolítica afecta a las economías, o más precisamente, cómo el rechazo de un de un país a la subordinación en las relaciones internacionales conduce a amenazas de sanciones económicas por parte de los estados poderosos.

Es mucho más fácil encontrar la verdadera razón por la cual Turquía enfrenta desafíos financieros en las decisiones de política exterior de EEUU y el acoso de Washington con sus aliados en lugar de encontrar el motivo en la política doméstica o la gestión económica de Turquía.

Esto no implica que no exista una lección para Turquía. El país ha aprendido de la manera difícil que la independencia política viene con la capacidad y necesidad de recuperación económica. Las fragilidades en la economía turca hacen que sea más fácil para EEUU utilizar la amenaza de sanciones como influencia en las negociaciones.

La deuda externa acumulada desde hace mucho tiempo de Turquía, en su mayoría denominada en dólares, debe ser tratada mediante reformas fuertes y rápidas hacia sectores productivos y orientados a la exportación, para los cuales Turquía ya ha logrado algunos avances recientemente.

Mientras tanto, el Gobierno de Ankara continuará enfrentando el unilateralismo diplomático estadounidense y, con suerte, recordará a Washington la importancia geoestratégica de Turquía como un aliado crítico.

*Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan la política editorial de la Agencia Anadolu.

*Juan Felipe Vélez contribuyó con la redacción de esta nota.


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