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El futuro político de Mohamed bin Salman tras la publicación del informe Khashoggi

A pesar de que el príncipe heredero al trono saudí fue declarado responsable del asesinato del periodista Jamal Khashoggi, su nombre no apareció en la lista de sancionados por el Gobierno de EEUU.

Dr. Necmettin Acar  | 02.03.2021 - Actualızacıón : 02.03.2021
El futuro político de Mohamed bin Salman tras la publicación del informe Khashoggi El príncipe heredero saudí, Mohammed Bin Salman. (Archivo - Agencia Anadolu).

TURQUÍA

Por: Dr. Necmettin Acar*

La administración del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, finalmente publicó el pasado viernes el informe sobre la muerte del periodista saudí Jamal Khashoggi, elaborado hace dos años por las agencias de inteligencia estadounidenses. La administración del expresidente de EEUU, Donald Trump, se abstuvo de publicar ese informe para proteger las relaciones entre Estados Unidos y Arabia Saudita, y especialmente al príncipe heredero de la corona saudí, Mohamed bin Salman.

Khashoggi, un excolumnista de The Washington Post, fue brutalmente asesinado y probablemente desmembrado dentro del consulado saudí en Estambul en octubre de 2018 cuando intentaba hacer un papeleo para su matrimonio.

En el informe se indica que Mohamed bin Salman, el gobernante de facto de Arabia Saudita, habría aprobado la operación para capturar o asesinar a Khashoggi. Dado que el príncipe heredero tenía control absoluto sobre las unidades de inteligencia y seguridad sauditas, se enfatiza claramente en el informe que tal operación no habría sido posible sin su aprobación.

También se señaló que una parte importante de los nombres incluidos en la lista de sancionados por parte de Estados Unidos, por haber cometido personalmente este asesinato, pertenecían al equipo de protección especial de Mohamed bin Salman.

Las conclusiones del informe, que están lejos de presentar un nuevo argumento sobre el papel de Mohamed bin Salman en el asesinato de Khashoggi, pueden interpretarse como una declaración de lo conocido. Sin embargo, el hecho de que el nombre de Bin Salman no esté en la lista de sanciones invalida de alguna manera la declaración de la administración Biden de que el príncipe heredero pagaría el precio por el crimen cometido.

A pesar de que después de la publicación del reporte la nueva administración estadounidense hizo comentarios como que “Mohamed bin Salman no jugará un papel en el futuro de Arabia Saudita" y "el príncipe heredero ha llegado al final de su carrera política", las declaraciones de Estados Unidos sobre la importancia de sus relaciones con Arabia Saudita y, lo más importante, el hecho de que el nombre del príncipe heredero no estuviera en la lista de sanciones revela que la administración de Biden está buscando un camino intermedio.

El informe Khashoggi y la legitimidad internacional de Mohamed bin Salman

Con la publicación, por parte de Biden, del informe Khashoggi, que Trump había estado ocultando durante mucho tiempo, la legitimidad internacional de Mohammed bin Salman recibió un golpe significativo en un momento clave.

En primer lugar, la aceptación del papel de Mohamed bin Salman en este asesinato debilitó significativamente la reputación de su país en el mundo occidental, borrando parcialmente el trabajo del reino en el desarrollo de buenas relaciones durante muchos años, y en el mundo islámico, donde ha reclamado liderazgo durante muchos años.

El hecho de que Mohammed bin Salman, el futuro rey del país, no tenga ahora un aliado en la administración, el Congreso y el Senado de los Estados Unidos podría dejar al país sin un garante de seguridad, siendo este un grave problema para la carrera política de Salman.

En segundo lugar, el anuncio de este informe coincidió con un periodo en el que el Salman se acerca a ocupar el trono saudí, debido a la edad avanzada de su padre, el rey Salman bin Abdulaziz.

Otro factor que acrecienta el malestar de Riad es que Biden y su equipo en la presidencia de los Estados Unidos tienen una buena relación con Mohammed bin Naif, el primo y rival más importante de Mohamed bin Salman.

Mohammed bin Naif ha llevado a cabo operaciones antiterroristas en toda la región, especialmente en Yemen, en cooperación con los servicios de seguridad de Estados Unidos después de 2000 y especialmente durante el período de Obama, y ha desarrollado buenas relaciones con muchos altos funcionarios del Gobierno de EEUU.

Un ejemplo de esto es que el actual secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, es solo uno de los nombres con los que Mohammed bin Naif trabajó de cerca en este proceso. Además, su éxito en las operaciones antiterroristas aumentó la reputación de Bin Naif en EEUU.

Claramente las tesis planteadas en el informe Khashoggi que se dio a conocer el viernes pasado debilitaron significativamente la legitimidad de Mohamed bin Salman en el escenario internacional, ya debilitado en casa por la purga de la élite que ha realizado en el país en los últimos cinco años.

Sin embargo, aunque el informe establece que su papel en el asesinato es indiscutible, el hecho de que su nombre no esté incluido en la lista de sancionados de EEUU muestra que a pesar de que el Gobierno de Biden prefiere trabajar con Mohamed bin Naif, por el momento no eligió la opción de destituir definitivamente a Bin Salman de su cargo.

Aunque tras la publicación del informe de Khashoggi se afirmó que Mohamed bin Salman estaba llegando al final de su carrera política, la visión que presenta el reporte está lejos de respaldar esta afirmación.

A pesar de que la administración Biden enfatizará los valores normativos en lugar de las prácticas de política exterior realistas de Trump, podemos decir que Estados Unidos está siguiendo una línea realista en este proceso.

Este informe revela que para Estados Unidos la verdadera amenaza en la región no es que el príncipe heredero saudí haya ordenado que un periodista sea brutalmente asesinado y descuartizado, sino que el reino insiste en políticas arriesgadas y aventureras que superan la capacidad militar/industrial de Arabia Saudita.

El anuncio de que EEUU no ofrecerá su apoyo para el reino saudí en la guerra en Yemen y el informe Khashoggi podría indicar que si Arabia Saudí insiste en llevar a cabo políticas demasiado ambiciosas, estas podrían llevar al colapso del régimen saudí.

El debilitamiento del régimen en Riad puede incrementar drásticamente el costo de la política exterior de Estados Unidos, que quiere enfocarse en China y proteger sus intereses en la región, como la seguridad de Israel y los recursos energéticos.

En este caso, podemos decir que Biden está actuando en una línea realista y tratando de llevar al régimen saudí a una línea de política exterior proporcional a su poder.

Es posible decir que la administración Biden otorga más importancia a valores normativos como los derechos humanos y la democracia en la política exterior que Trump. Sin embargo, sería incorrecto esperar que Biden actúe completamente desde los valores normativos en su política exterior.

El informe Khashoggi, que se comprime en dos páginas -sin contar la sección de portada y resumen- y que en ocasiones utiliza expresiones vagas, parece ser la primera señal de que el discurso que prioriza los valores normativos se utilizará como palanca para los propósitos de política exterior de EEUU.

En las circunstancias actuales, en lugar de esperar un cambio de príncipe heredero en Riad, podemos esperar la retirada saudí de la guerra de Yemen, el fin de algunas violaciones de derechos humanos en ese país, reformas parciales destinadas a ganar el reconocimiento del público internacional y la liberación de príncipes encarcelados, como Ahmed bin Abdulaziz y Mohammed bin Naif.

Es seguro que Riad se mantendrá alejado durante mucho tiempo de políticas ambiciosas y aventureras que excedan su capacidad militar/industrial y tengan como objetivo aumentar el costo de la política exterior estadounidense, al igual que la guerra en Yemen.

En particular, Estados Unidos se opondrá firmemente a que Riad persiga una confrontación directa con Irán en el campo militar. Como afirmó Obama a los saudíes durante su administración: "Deben compartir el Medio Oriente con sus enemigos iraníes". Esta expresión podría dar una idea respecto a la dirección de las políticas de Estados Unidos hacia la región durante la era Biden.

*Necmettin Acar es director del Departamento de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas, de la Universidad de Mardin Artuklu en Turquía.

*Camilo Hernández contribuyó a la redacción de esta nota.

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