Por: Diego Carranza

El Gobierno colombiano aseguró este lunes que “no hay protocolo que ampare el terrorismo” y que Cuba “está obligada a capturar a los jefes” del Ejército de Liberación Nacional (ELN). Esto ante la ruptura de los diálogos de paz con esta guerrilla, la reactivación de las ordenes de captura contra sus negociadores y el anuncio de desconocer protocolos firmados por la anterior administración para garantizar la seguridad de la delegación guerrillera ante la cancelación de las negociaciones.

Esta postura tuvo lugar dado el atentado terrorista en la Escuela de Cadetes General Santander, en el sur de Bogotá, en la que perdieron la vida 20 jóvenes y futuros policías, así como el atacante.

Sin embargo, la decisión no es bien vista por expertos, como Jairo Libreros, analista político y docente de la Universidad Externado de Colombia

“Esa postura es equivocada. Hay que tener en cuenta que si bien un acto terrorista cambia por completo el panorama de los acercamientos de paz y de manera especial nubla por completo, en el corto plazo, opciones de sentarse a negociar, eso no es suficiente argumento para desconocer la suscripción de un tratado o acuerdo donde están involucrados diferentes países y las partes, en este caso el ELN y el Gobierno Nacional”, dijo Libreros en entrevista a la Agencia Anadolu. 

El analista es enfático en señalar que debido a que el expresidente Juan Manuel Santos suscribió ese acuerdo entonces en su condición de jefe de Estado, “dicho protocolo se debe cumplir”, pues es un compromiso de Estado, no de Gobierno.

Entre los puntos que incluye el documento “ante la eventual ruptura” de la negociación, publicado por la prensa local, se contempla un plazo de 15 días para que la delegación del ELN salga de Cuba, así como procedimientos para su llegada a Colombia.

Pero la coyuntura da lugar a un escenario espinoso. Libreros prevé que seguramente lo que se va a buscar “es sacar a los miembros de la delegación del ELN de Cuba y dejarlos en Venezuela, lo que, pondría la situación sumamente tensa, a tal punto que el presidente Duque (de darse ese escenario) seguramente tendría la opción de romper relaciones diplomáticas con Cuba y con Venezuela”. 

Cuba “pierde con cara y sello”

Para el docente la situación “más grave” en estos momentos es para Cuba, pues “pierde con cara y pierde con sello” ante cualquier decisión. “Si no los entrega (a los delegados guerrilleros), puede verse en la necesidad de dejarlos en Cuba e inmediatamente ser señalado por la comunidad internacional como un gobierno que patrocina, promueve o da refugio a terroristas”. Pero La Habana, aunque ha condenado el terrorismo, ha ratificado que no extraditará a los negociadores insurgentes y que cumplirá “estrictamente su papel como Garante y Sede Alternativa de la Mesa de Diálogos” entre el Gobierno colombiano y el ELN.

El analista señala que los demás países garantes, Brasil, Chile y Noruega, van a realizar gestiones diplomáticas para buscar un camino intermedio que le permita al gobierno colombiano tener una mejor opción para tramitar este impasse.

El panorama es desalentador

De todas maneras, “esto no va a terminar bien”, afirma Libreros. 

“La posición del gobierno de Iván Duque es entendible por cuenta del atentado terrorista, pero en contraste con el cumplimiento de los protocolos, creo que va a llevar al Gobierno Nacional a tener que maniobrar mediante rupturas diplomáticas, porque es imposible pensar que exista un mejor camino que la extradición de los negociadores. Pero Cuba no va a estar dispuesta a hacer eso”, recalcó.

Entre las implicaciones que traería para el país andino el no reconocimiento de este tipo de protocolos, está el cierre de posibilidades y “puertas” para lograr una salida política al conflicto con el grupo armado. 

“Colombia queda muy mal si se cumple la decisión que anunció el Ejecutivo. Se van a cerrar por completo las puertas para adelantar una negociación con el ELN en el exterior. Quizás, la apuesta en estos momentos de la administración Duque es doblegar la voluntad militar del ELN y someterlos a la justicia”. 

Dos escenarios para la salida de los delegados guerrilleros de Cuba

El protocolo firmado en el 2016 por el Estado colombiano (representado por su entonces jefe negociador Frank Pearl) y el ELN (representado por alias 'Antonio García'), de 11 puntos, plantea los procedimientos de la salida de Cuba y retorno a Colombia de los representantes guerrilleros. Entre las posibilidades, no se contempla la captura de los insurgentes. Y pareciera no considerarse una alternativa.

“Lo veo muy difícil, porque yo creo que el Gobierno colombiano no va a aceptar que una delegación internacional, sin su autorización inminente, pise territorio nacional en la selva o en un punto fronterizo con Venezuela con los delegados del ELN. La Casa de Nariño ya ha dejado muy claro que no lo acepta. Desde ese punto de vista, veo que ese escenario no va a ocurrir. Ahora, el otro escenario sería que aterrizaran en Colombia y que el Gobierno hiciera efectivas las órdenes de captura delante de los delegados de países garantes, lo cual sería un incidente diplomático de muchas más graves consecuencias, porque ya no solo involucraría a Cuba y Venezuela, sino también a Chile, Brasil y Noruega”.

Po otro lado, Jairo Libreros descarta la posibilidad de que Colombia se aísle internacionalmente al no reconocer un compromiso de Estado, pues contaría con el respaldo de Chile y Brasil.

“No creo que vaya a quedarse sin apoyos (…) porque los gobiernos de Sebastián Piñera y de Jair Bolsonaro van a hacer todo lo posible por sacar adelante toda la iniciativa propuesta por Colombia, no solamente por que son aliados estratégicos sino porque hay una afinidad ideológica”. 

Finalmente, el analista político criticó la dualidad de la última guerrilla colombiana, que a su juicio, “nadie entiende”. 

“Está claro que el ELN no tiene voluntad política, se siente muy débil en la mesa”, dijo, al señalar que “está en una interpretación errónea fincada en contextos del siglo pasado” al pensar que mejorando su capacidad militar y adelantando golpes terroristas, iba a doblegar la voluntad del Gobierno Nacional y de la sociedad civil colombiana. “Creo que se equivocó de cabo a rabo porque hoy día el pueblo colombiano difícilmente va a permitir que vuelva a negociar un proceso de paz en Colombia o en el exterior en medio del conflicto”, concluyó.