Meade, el candidato oficialista con menos aceptación en México
A pesar de que el aspirante oficialista es respaldado por los grupos empresariales más poderosos del país y líderes sindicales, la campaña de José Antonio Meade no logra rebasar el 20% en los sondeos realizados.

CIUDAD DE MÉXICO
Por: Alejandro Melgoza Rocha
Uno de los semilleros más importantes de servidores públicos mexicanos que han ocupado altos cargos en administraciones federales es el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), ubicado en Ciudad de México.
En la generación de los ochentas el entonces joven José Antonio Meade Kuribreña comenzó a estudiar economía y a pesar de no estar afiliado a ningún partido, más tarde ocuparía cargos en periodos presidenciales de la última década.
Hoy es el candidato a la presidencia del oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI), de 89 años de antigüedad, que ha colocado más presidentes en la historia.
Entre los candidatos rumbo a las elecciones del próximo 1º de julio, Meade es el que cuenta con mayores estudios y ocupación de secretarías federales, y demostró dominio de información actualizada en los debates presidenciales.
Apoyado por una facción de magnates, empresarios y líderes sindicalistas durante sus campañas, al paso de los meses, los sondeos lo dejaban en el tercer lugar, tan solo por arriba del candidato independiente Jaime Rodríguez Calderón, ‘El Bronco’.
Según el doctor en política Ricardo Espinoza, uno de los especialistas más experimentados en la historia del PRI, Meade “sin duda tiene información, es un hombre con estudios de posgrado y elementos que lo muestran como un funcionario capaz”.
Sin embargo, su campaña no sobresale en estas últimas semanas. El politólogo resume que se debe a “que no posee carisma político y carece de cualidades para comunicar con el público y habilidades para hacerse ver como un político que conoce los problemas sociales”.
Los sondeos lo confirman: la encuesta de la segunda quincena de junio de la empresa Mitofsky prevé que Meade podría ser el candidato del PRI con la preferencia más baja en las últimas tres elecciones.
Orígenes
Dionisio Meade, padre del actual candidato, fue una de las personas que lo motivó a estudiar economía, debido a que él estuvo en el sector hacendario en la década de los noventa.
Por esa razón ingresó al instituto de educación superior ITAM, donde se formó como economista. Más tarde haría un doctorado en la misma materia en la Universidad de Yale, especializado en finanzas públicas y economía internacional.
Durante el paso por el tecnológico fueron sus amigos Luis Videgaray, el actual secretario de Relaciones Exteriores y Virgilio Andrade, exsecretario de la Función Pública, ambos colaboradores en el gobierno de Peña Nieto, quienes lo llevaron a participar de ese Gobierno.
En los noventa inició con la planeación de la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas, así como sistemas del ahorro, al tiempo que a partir del 2000 encabezó todo el tema bancario en el sector rural.
A ello siguió su paso por las secretarías de Hacienda y Crédito Público, Energía, Relaciones Exteriores y de Desarrollo Social.
A diferencia de la carrera de los otros dos presidenciables, Meade no tiene formación en puestos políticos en el Congreso o institutos locales, sino técnicos y financieros.
Según el doctor Espinoza, se trata de la llamada “tecnocracia”.
Para el politólogo, también columnista en el diario mexicano La Jornada, “Meade ha sido un funcionario público de muchos años que ha colaborado tanto para gobiernos del PAN, como del PRI, y no ha registrado militancia oficial”.
“Gracias a esa ausencia de adscripción se le designó candidato del PRI, para convertirlo en alguien fácil de atraer a panistas y priistas, y se quiso ver en esa falta de adscripción política una ventaja frente al desprestigio del PRI y el PAN”, agrega.
Sin ninguna competencia en el partido, la asamblea de militantes lo eligió como el presidenciable del tricolor.
¿Camaleónico, sin resultados?
Los eventos públicos de Meade se han rodeado de sindicatos obreros que, históricamente, han seguido al Partido Revolucionario Institucional.
Por ejemplo, la agrupación Antorcha Campesina ofreció el pasado 22 de junio al candidato priista 2.100.000 votos de sus agremiados.
También han asistido en primera fila personajes como Marinela Servitje, hija del fallecido fundador de Grupo Bimbo, y Arturo Elías Ayub, director de América Móvil y Fundación Telmex, yerno del multimillonario Carlos Slim.
Estos dos magnates que aglomeran a 300 empresarios de la iniciativa ciudadana “Empresarios por Meade” organizaron este lunes un encuentro para manifestar su apoyo.
Sin embargo, esto no se ha reflejado en las preferencias electorales, pues desde que las campañas iniciaron en el país, ninguno de los sondeos lo coloca con más del 20%.
Además, esta elección presidencial puede ser la más baja en votos de la historia priista: en junio de 2006, era 22.2%; en 2012, 38.4%; y en 2018, 17.7%, según la casa encuestadora Consulta Mitofsky.
De acuerdo con el politólogo, lo anterior se debe a que los ciudadanos asocian a Meade con un pequeño grupo de privilegiados y empresarios que se han visto beneficiados por las políticas actuales.
“Aun y cuando Meade pudiera considerarse el candidato de ese grupo de empresarios, hay una barrera social que los deja a esa tendencia mayoritaria de la población a castigar al PRI y a su candidato”, agrega.
Entre las propuestas de los presidenciables, se destacan las de su programa en materia de detección e incautación de recursos ilícitos de organizaciones criminales, así como la especialización de las unidades financieras.
En los debates, según el especialista, mostró más conocimiento que sus adversarios del PAN y Morena. No obstante, para el electorado no ha sido suficiente, ya que la estrategia de su campaña “falló”, desde que se mostró como un “individuo que forma parte del sistema”.
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