Las posibles consecuencias de un nuevo despliegue de EEUU en Irak
La retirada militar y política de Estados Unidos de Irak abriría la puerta a la expansión de la influencia iraní en la región y de la capacidad de actuación de sus aliados armados.

Irak
Irán presiona a los diversos grupos políticos y paramilitares aliados suyos en Irak para que expulsen del país árabe a las fuerzas extranjeras de la coalición internacional liderada por Estados Unidos.
El país asumió dicha presión especialmente desde el pasado 3 de enero, tras el asesinato del excomandante de la Fuerza al-Quds de la Guardia Revolucionaria Islámica (GRI) de Irán, el teniente general Qasem Soleimani, y del exvicecomandante de las fuerzas paramilitares iraquíes Hashdi Shabi (Movilización Popular), Abu Mahdi al-Muhandis, por parte de Estados Unidos.
A pesar de que numerosos países miembros de la colación internacional han anunciado repliegue completo o parcial, temporal o indefinido, de sus tropas en Irak con el pretexto de protegerlos de la pandemia del nuevo tipo de coronavirus (COVID-19), y de que Estados Unidos haya empezado a traspasar el control de la mayoría de sus 14 bases militares a las fuerzas armadas y de seguridad iraquíes.
El mismo Estados Unidos y otros miembros de la coalición están redistribuyendo a sus efectivos entre tres de sus principales bases en las provincias de Salahuddin y Al-Anbar con el objetivo de contrarrestar la amenaza que suponen los diversos grupos paramilitares aliados de Irán. No obstante, los expertos en la materia opinan que esta decisión de Estados Unidos y sus aliados permitirá a los grupos aliados de Irán llevar a cabo ataques más violentos contra estas bases y convertir el territorio iraquí en un escenario para saldar cuentas entre Irán y Estados Unidos.
Mientras Irán intenta utiliza a sus aliados para expulsar a las fuerzas estadounidenses de Irak y convertirlo en una base de partida desde la cual expandir su influencia en la región, Estados Unidos insiste en permanecer en Irak y no retirarse.
Estos grupos aliados de Irán temen que Estados Unidos les ataque aprovechándose de que están ocupados enfrentándose a la amenaza que supone el COVID-19. Para impedirlo, algunos de estos grupos han amenazado con atacar las instalaciones estadounidenses en Irak sin excepciones y con castigar a cualquier parte iraquí que colabore con el país norteamericano.
Por otra parte, tanto la administración como el pueblo iraquí critican los ataques de Estados Unidos a estos grupos calificándolos como violación de la soberanía de su país y los acuerdos de las Naciones Unidas.
No obstante, la administración estadounidense cree que sus ataques a las instalaciones de los aliados de Irán en Irak deben continuar para debilitar su capacidad de actuar en su contra sin atacar directamente a sus miembros.
La retirada militar y política de Estados Unidos de Irak abriría la puerta a la expansión de la influencia iraní en la región y de la capacidad de actuación de sus aliados armados. De esta manera, los aliados de Irán como Hashdi
Shabi en Irak y los rebeldes hutíes en Yemen podrían atacar a la infraestructura energética de Arabia Saudita y otros países en la región, intensificando el nivel de tensión en la zona que a su vez repercutiría negativamente en la economía mundial.
Por su parte, existe la preocupación de que un intento del Gobierno iraquí de desarmar a estos grupos paramilitares aliados de Irán o simplemente disolverlos, podría forzarlos a tomar por la fuerza la capital Bagdad y otras provincias iraquíes, arrastrando al país a un conflicto armado interno al estilo de lo sucedido en Yemen durante el otoño de 2014.
Las tensiones entre Irán y Estados Unidos han aumentado progresivamente desde mayo de 2018, cuando el presidente de Estdos Unidos, Donald Trump, se retiró unilateralmente del acuerdo nuclear.
Desde entonces, Estados Unidos se ha embarcado en una campaña económica y diplomática de “presión máxima” para que Irán acceda a renegociar el acuerdo.
Como parte de esta campaña, Estados Unidos reimpuso sanciones a las exportaciones de petróleo crudo iraní, lo que ha afectado severamente la economía del país.
Tras el asesinato de Soleimani, Irán atacó dos estaciones militares en Irak en donde se encontraban desplegados soldados estadounidenses. En un principio, no se habían reportado muertos.
Más recientemente, el 11 de marzo, Estados Unidos e Irán desde Camp Taji, que alberga a las tropas de la coalición anti-Daesh y al personal de la Misión de Irak de la OTAN, se enfrentaron a un ataque con cohetes el que dejó dos soldados estadounidenses y un militar británico muerto, mientras que otros 14 resultaron heridos.
En respuesta, Estados Unidos realizó ataques contra los sitios de almacenamiento de armas de la milicia pro iraní Kata'ib Hezbollah en Irak.
*Daniel Gallego contribuyó con la redacción de esta nota.