Las claves de la grave crisis política abierta por el presidente Nayib Bukele en El Salvador
Bukele ingresó a la Asamblea Legislativa acompañado de militares y policías armados, y amenazó con disolverla de no aprobarse un préstamo que quiere su administración. Alertan de que el acto rompió el orden constitucional.

Nicaragua
Por: Wilfredo Miranda Aburto
La irrupción del presidente Nayib Bukele a la Asamblea Legislativa de El Salvador, acompañado de policías y militares armados con fusiles este domingo, ha abierto una crisis institucional y política sin precedentes en ese país centroamericano. Bukele usurpó la curul del presidente del Parlamento para presionar a los legisladores a que aprueben un préstamo de USD 109 millones, con el que pretende poner en marcha la tercera Fase del Plan Control Territorial. El objetivo del plan es modernizar el equipamiento de la Policía Nacional Civil (PNC) y de las Fuerzas Armadas.
El ingreso de Bukele al Parlamento transmitió zozobra a un país con un pasado reciente de desmanes sangrientos por parte de los militares. Bukele ordenó el inicio de una sesión parlamentaria extraordinaria para aprobar el préstamo. El mandatario alegó que lo amparaba un derecho divino para sesionar, restando importancia a las prohibiciones constitucionales que su acto significaba. El presidente -electo hace menos de un año y popular por el uso de las redes sociales y las selfies- se llevó las manos al rostro en el estrado. Cerró los ojos y aseguró “que había hablado con Dios”.
“Todos los poderes fácticos del país lo saben. Si quisiéramos apretar el botón, sólo apretamos el botón. Pero, pero, pero yo le pregunté a Dios y Dios me dijo: 'paciencia, paciencia, paciencia...'", dijo Bukele ante simpatizantes de su administración, luego de que suspendió la sesión extraordinaria en el Parlamento.
Las críticas sobre el histríonico acto de Bukele han abundado en El Salvador. Críticas en varios sentidos. El primero y más grave, destacan sus críticos, fue haber militarizado el Parlamento.
“Su acto de matonería populista es un ataque muy grave a toda la institucionalidad democrática que tanto ha costado levantar en El Salvador. Si el presidente no lo sabe es un incapaz; si no le importa, una amenaza para el país”, expresó El Faro, el diario digital de investigación periodística más prominente de El Salvador y Latinoamérica. La publicación vertió sus críticas en un fuerte editorial titulado “Maneras de dictador”.
Agregó El Faro: “La actuación del Ejército y la PNC durante el fin de semana solo merece repudio. Ojalá los oficiales comprometidos con su uniforme y con la democracia, que sobran en ambos cuerpos, exijan rectificación, mesura y sensatez, especialmente en las difíciles semanas que tiene por delante el país. No es solo por el bien de la nación, sino por el de sus mismas instituciones”.
Da ultimatum de siete días
Bukele amenazó a la Asamblea Legislativa de que sino aprueban el préstamo disolverá ese poder del Estado en siete días. El principal argumento de Bukele es que de no aprobarse el préstamo, los diputados pondrían en riesgo la seguridad de los salvadoreños. El presidente asumió la titularidad de unos de los países más peligrosos del mundo, que es desangrado particularmente por las maras. La disminución de la violencia ha sido uno de los principales esloganes del mandatario.
El problema inició cuando los diputados del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y La Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) objetaron parte del préstamo. Fuentes en El Salvador explicaron a la Agencia Anadolu que los legisladores pidieron más información sobre el detalle para implementar el dinero, en especial el destinado a la compra de drones, videovigilancia, helicopteros y hasta un buque. Los parlamentarios también cuestionaron el gasto en concepto de medicamentos que se alejan del ramo de la seguridad.
Los diputados llamaron al ministro de Hacienda y el jefe de gabinete para explicar la propuesta, pero nunca llegaron al parlamento. En cambio, Bukele presionaba con la aprobación. Ante esa negativa, el mandatario invocó una sesión extraordinaria, y amenazó que si los diputados no llegaban “sería necesario que el pueblo hiciera uso de su derecho a la insurrección, contemplado en el artículo 87”.
“No me hice presente a la convocatoria del día de ayer (domingo) porque irrumpía los mandatos constitucionales y de la democracia”, expresó Mario Ponce, presidente de la Asamblea Legislativa. “Ya tenemos resoluciones a ese intento de golpe al Órgano Legislativo. No es posible que hayan irrumpido con armas de fuego a este espacio. La Asamblea Legislativa, con unanimidad, rechaza y condena la invasión del día domingo”.
Rompimiento al orden constitucional
La Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (FUSADES) emitió un comunicado este lunes alertando que “los acontecimientos ocurridos en el Palacio Legislativo constituyeron un rompimiento de hecho al orden constitucional en El Salvador, protagonizados por el mismo Presidente de la República, quien, con lujo de fuerza y manipulación política, intentó disolver el parlamento bajo pretexto de un supuesto desacato a la Constitución por parte de la Asamblea Legislativa”.
El presidente de la Asamblea Legislativa pidió al secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA) pronunciarse por el acto de Bukele, que para él también quebranta el orden constitucional.
FUSADES también increpó a las fuerzas armadas: “Expresamos nuestro total rechazo al uso de las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional Civil y otras instancias de Gobierno, para coaccionar a la Asamblea Legislativa a emitir voto favorable para un préstamo que aún se encuentra en su proceso deliberativo, como es normal en todos los proyectos de préstamo internacional”.
En tanto, la Sala de lo Constitucional salvadoreña ordenó a Bukele “que se abstenga de hacer uso de la fuerza armada en actividades contrarias a los fines constitucionales establecidos y que ponen en riesgo la forma de gobierno republicano, democrático y representativo”.
La tarde de este lunes, Bukele siguió su confrontación a través de su cuenta de Twitter, acusando a los diputados de corruptos y de no querer aprobar “un dinero que no es suyo”.
“Bukele está capitalizando perversamente el descrédito de los partidos tradicionales a los que él llama ‘los mismos de siempre"’, dijo a la Agencia Anadolu Ricardo Vaquerano, director de la Revista Factum de El Salvador. “Eso le permitió su ascenso meteórico hasta la candidatura presidencial y a la Presidencia, aunque para lograrlo tuvo que convertirse en un perfecto ejemplo de cómo hacen política los mismos de siempre”.
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