Con el nuevo Congreso, cambia la correlación de fuerzas en EEUU
Con un cierre parcial del Gobierno por el desacuerdo del muro fronterizo con México, Trump estaría obligado a negociar con la oposición en la Cámara de Representantes.

WASHINGTON
Por: Francisco Seminario
Durante dos años, desde que asumió la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump gobernó el país a voluntad, con mayoría propia en ambas cámaras del Congreso y una Corte Suprema que logró moldear a su favor. La agenda conservadora de la Casa Blanca avanzo casi sin oposición. Pero esa dinámica está a punto de cambiar ya que a partir del 2 de enero el control de la Cámara de Representantes, un resorte clave del poder político en Washington, está en manos de los demócratas.
Con un Congreso dividido, donde solo el Senado tendrá mayoría republicana, Trump ingresa en terreno hasta ahora desconocido para él, obligado a negociar con la oposición si quiere que le apruebe las leyes que necesita en lo que resta de su mandato.
Los primeros efectos del nuevo equilibrio de poder quedaron a la vista el martes en un nuevo pulso en torno al financiamiento para el muro que el presidente quiere levantar en la frontera. La disputa por esos fondos que exige Trump, de unos USD 5.600 millones en una primera etapa, provocó un cierre parcial del gobierno federal -conocido como shutdown- que lleva casi dos semanas y que amenaza con extenderse indefinidamente.
Sin las necesarias asignaciones presupuestarias aprobadas por el Congreso, importantes áreas de la administración permanecen cerradas desde el viernes 21 de diciembre, lo que afecta servicios federales ligados a seguridad interior, aduanas, parques nacionales y museos. Trump advirtió el martes en conferencia de prensa que el shutdown podría extenderse por “un largo tiempo” si no hay acuerdo sobre los fondos para el muro y volvió a responsabilizar a la oposición demócrata por el costo económico del cierre.
Sobre el final del día, los líderes demócratas en el Congreso, la representante Nancy Pelosi y el senador Chuck Schumer, acudieron a una reunión informativa con el presidente y con legisladores republicanos en la Casa Blanca con el objetivo de buscar salidas al impasse. Pero al término del encuentro declararon que no lograron alcanzar un acuerdo para reabrir el gobierno.
“Está mal tomar el shutdown como rehén”, dijo Schumer a la prensa luego del encuentro, en referencia a la posición inflexible que mantiene el presidente y según la cual no habrá reapertura de la administración mientras no obtenga los fondos para el muro fronterizo. En línea con un discurso que ha criminalizado a la inmigración latinoamericana, el mandatario insiste en que la barrera es la mejor herramienta para garantizar la seguridad nacional.
Los demócratas conquistaron la mayoría legislativa de la Cámara baja en las elecciones de noviembre pasado, lo que les permitirá de ahora en adelante impulsar una agenda propia y bloquear, si es necesario, los proyectos de la Casa Blanca con los que la oposición no esté de acuerdo. En esta categoría caen temas como el muro entre Estados Unidos y México y el endurecimiento de las leyes migratorias, dos caballitos de batalla que el presidente colocó en el centro del debate público.
Pero los puntos de desacuerdo entre ambos partidos son muchos más e incluyen también la legislación sobre la tenencia de armas, los recortes impositivos, los programas de salud y la política exterior estadounidense, que en los últimos dos años viró hacia posiciones aislacionistas que fueron muy criticadas por los tradicionales aliados europeos del país.
Además, el Partido Demócrata tendrá a partir del jueves la presidencia de comisiones legislativas que pueden ser cruciales en el debate político en Washington, tanto por su peso en el Congreso como por los asuntos que pueden tratar, entre otros las investigaciones que involucran a Trump por presunta colusión con Rusia en las últimas elecciones presidenciales.
Como si esto fuera poco, en los últimos días varias voces entre los senadores republicanos alzaron críticas contra el presidente y algunas de sus políticas, lo que pone en duda la capacidad de la Casa Blanca de controlar a su propia bancada en el Senado.
Uno de estos legisladores fue el excandidato presidencial Mitt Romney, ahora senador republicano por el estado de Utah, quien cuestionó abiertamente a Trump al señalar en una nota de opinión publicada el martes en el Washington Post que el mandatario “no está a la altura” del cargo que ocupa.
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