Política

¿Puede el nuevo Gobierno tener éxito en Irak?

De todos los obstáculos que deben ser superados, el sistema de distribución etnosectario sigue siendo el mayor en el camino hacia el éxito del primer ministro Mustafá al-Kadhimi.

Fatih Oğuzhan İpek  | 26.06.2020 - Actualızacıón : 27.06.2020
¿Puede el nuevo Gobierno tener éxito en Irak? BAGDAD, IRAK - OCTUBRE 27, 20'19: Los manifestantes cantan consignas durante una protesta contra el desempleo, la corrupción y la falta de servicios públicos, en la plaza Tahrir en Bagdad, Irak, el 27 de octubre de 2019. (Murtadha Sudani - Agencia Anadolu)

ESTAMBUL

Por: Fatih Oguzhan Ipek*

El Gobierno de Mustafá al-Kadhimi se estableció seis meses después de que Adel Abdul-Mahdi renunciara tras las protestas antigubernamentales que comenzaron en Irak en septiembre de 2019.

¿Puede el Gobierno de Mustafa al-Kadhimi tener éxito? El sistema de distribución etnosectaria (la distribución de los recursos entre los partidos políticos) se ha convertido en la principal columna vertebral de la política en el período posterior a 2003 en Irak, y será un factor clave en el éxito del Gobierno de Mustafa al-Kadhimi.

Parece difícil para el Gobierno de al-Kadhimi complacer a los partidos políticos y al pueblo al mismo tiempo a medio y largo plazo, dado que los partidos que conforman el sistema de distribución sectaria tienen intereses muy diferentes. Otros factores secundarios, como las políticas en Irak de EEUU e Irán, la pandemia de COVID-19 y el curso de los mercados mundiales de petróleo, jugarán un papel menor en el éxito del Gobierno de Al-Kadhimi.

En las provincias centrales y meridionales del país se han organizado protestas antigubernamentales, que denuncian servicios públicos inadecuados, desempleo y problemas de corrupción no resueltos por los sucesivos Gobiernos en el período posterior a 2003. Han sido principalmente un desafío al orden político posterior a este año, es decir, a los partidos políticos dominantes.

Después de que aproximadamente ocho mil personas resultaran heridas y 500 muertas, el Gobierno de Adel Abdul-Mahdi renunció. Luego de su dimisión, la élite política no estableció un nuevo Gobierno durante seis meses, siguiendo la norma, por así decirlo, de que cada nuevo Gobierno tarda seis meses en establecerse desde 2005.

Tanto es así que el Secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, declaró que los dirigentes iraquíes debían dejar de lado el sistema sectario de cuotas y comprometerse a establecer un nuevo Gobierno y reconstruir las relaciones del Irak con EEUU. El tardío establecimiento del Gobierno en Irak revela los diferentes intereses y las largas negociaciones entre la élite política.

Debido a los diferentes intereses en cuestión, que dieron lugar a una falta de satisfacción de los partidos políticos, Muhammad Tawfiq Allawi no pudo obtener un voto de confianza en su intento de establecer un gobierno de tecnócratas luego de la renuncia de Abdul-Mahdi.

Después de Allawi, el presidente Barham Salih ordenó a Adnan al-Zurfi, y no a los partidos políticos, que estableciera el Gobierno, pero Al-Zurfi no fue aceptado ni por los partidos políticos chiítas proiraníes ni por Irán mismo.

El 30 de marzo, el comandante del Ejército de la Guardia Revolucionaria Iraní (IRG), Esmail Ghaani, llegó a Bagdad y se reunió con los grupos políticos chiítas para pedirles que no apoyaran a Al-Zurfi. Después de esta reunión, cinco grupos políticos cercanos a Irán anunciaron que no lo apoyarían.

A EEUU, durante la administración Trump, le preocupa el establecimiento de un Gobierno que siga una política equilibrada en Irak, ya que la política de el país norteamericano en esta nación se basa en limitar las acciones de Irán en la región. EEUU apoya a los candidatos a primer ministro que mantendrán las milicias chiítas proiraníes bajo el control del Gobierno; pero el apoyo de Irán a Mustafa al-Kadhimi, el presidente de la Inteligencia Nacional Iraquí, cuyo nombre había estado circulando entre bastidores, eventualmente preparó el camino para su nominación.

La luz verde de EEUU a la candidatura de Al-Kadhimi llegó con la promesa de que mantendría todas las milicias no estatales bajo control. El 9 de mayo, después de que el Gobierno de Al-Kadhimi comenzara a cumplir con su deber tras obtener un voto de confianza, EEUU renovó la exención para que Irak importara electricidad iraní durante 120 días. Por lo tanto, Al-Kadhimi estableció el Gobierno como un candidato apoyado por EEUU y un nuevo primer ministro en espera del reconocimiento de Irán.

El Gobierno de Al-Kadhimi se enfrenta a una situación difícil por la superposición de diferentes y conflictivos intereses políticos de EEUU e Irán y los partidos políticos en Irak.

El desplome de los precios del petróleo a la mitad debido a la pandemia de COVID-19 plantea otro desafío para Al-Kadhimi. En un país donde los ingresos del petróleo constituyen el 90% del presupuesto, seguir pagando los salarios y las pensiones será un verdadero desafío. Fueron los ingresos del petróleo los que mantuvieron el orden político en el período posterior a 2003 y de alguna manera proporcionaron estabilidad.

En el sistema de distribución etnosectaria, en la que todos los partidos políticos controlan parte de los recursos del Estado en proporción a los escaños que han ganado en las elecciones, los partidos han entablado una feroz competencia para desarrollar redes de patrocinio. El empleo en el sector público se ha convertido en el principal instrumento para establecer esas redes debido a su predominio en la economía.

Los salarios y las pensiones, que han ido en aumento desde 2005, llegaron a casi USD 50.000 millones en 2019 y se estima que alcanzarán esa cifra en 2020. Esta enorme cifra causó grandes problemas durante los períodos en que los precios del petróleo cayeron y tuvieron que ser recortados, pero volvió a la normalidad cuando terminaron esas crisis relacionadas con el petróleo.

Este gasto obligatorio de los sucesivos Gobiernos se produjo a expensas del gasto en infraestructura pública y la construcción del capital social del país, que son los cimientos esenciales de un crecimiento económico sostenible. El gasto indebido, la debilidad del Estado para hacer cumplir el estado de derecho, su burocracia asfixiante y su papel central en la economía no petrolera a través del control de las rentas del petróleo (otro vehículo para la extensión de las redes de patrocinio de los partidos) han inhibido el crecimiento del sector privado en la economía formal y su capacidad de generar empleos decentes.

Por lo tanto, el sector privado del país continuó su desarrollo en gran medida en la economía no estructurada. Como la economía iraquí no tiene fundamentos sólidos, sigue siendo vulnerable a las fluctuaciones de los precios en el mercado del petróleo.

El Gobierno de Al-Kadhimi, establecido el 7 de mayo tras obtener el voto de confianza de 15 ministros del gabinete de 22 ministros, anunció que sus prioridades serían luchar contra la pandemia de COVID-19 y captura a los responsables de la muerte de los manifestantes antigubernamentales.

El Teniente General Abdul Wahab al-Saadi, cuya destitución del Servicio de Lucha contra el Terrorismo a finales de septiembre de 2019 había contribuido a desencadenar las protestas masivas, fue nombrado de nuevo jefe del Servicio de Lucha contra el Terrorismo del Irak por Al-Kadhimi.

A diferencia de los Gobiernos anteriores, los ministerios de Interior y Defensa no están vacantes en el Gobierno actual, lo que constituye un acontecimiento importante en un período en el que Daesh está tratando de aprovechar la pandemia de COVID-19 para aumentar sus ataques en Irak.

Mientras continúa el proceso de formación del Gobierno de Al-Kadhimi, el puesto para el Comité de Movilización Popular (la dirección del Hashd al-Sha'abi) y el Banco Central de Irak (CBI) también será objeto de intensas negociaciones.

Los nombramientos para estos cargos serán significativos dado el importante lugar que ocupa el Comité de Movilización Popular en las tensiones entre EEUU e Irán. El candidato a este puesto reflejará parcialmente la estrategia de Al-Kadhimi hacia este apremiante asunto. La cuestión de quién será nombrado como jefe del CBI también será significativa en términos de resolver la actual crisis financiera de Irak.

De todos los obstáculos que hay que superar, el sistema de distribución etnosectaria sigue siendo el mayor en el camino hacia el éxito del Gobierno de al-Kadhimi. El curso que tomarán los precios mundiales del petróleo y el desarrollo de la pandemia COVID-19 también serán importantes.

La élite política enfrentada a la pandemia y a una crisis económica, tuvo que aceptar a Mustafá al-Kadhimi como primer ministro para poner fin al caos en Irak. Mientras que el Gobierno de Al-Kadhimi tendrá que actuar dentro de los límites trazados para él por la élite política, porque sólo tiene una participación del 10% en la selección de los miembros de su Gobierno, y esta élite política tiene la última palabra sobre el 90% restante.

Aunque se enfrenta a las tensiones entre EEUU e Irán, a una crisis económica debido a COVID-19, y a la caída de los precios del petróleo, Al-Kadhimi todavía puede tener éxito si mantiene las variables internas y externas en equilibrio a mediano y largo plazo.

* El autor es investigador y estudiante de maestría en el Instituto de Medio Oriente de la Universidad de Sakarya.

Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no reflejan necesariamente la política editorial de la Agencia Anadolu.

*José Ricardo Báez G. contribuyó con la redacción de esta noticia.

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