
Las hormigas rojas europeas de madera (Formica pratensis) en la rama de un árbol mientras llevan una abeja a su nido en Kirklareli, Turquía, el 20 de septiembre, 2020. Los nidos de las hormigas rojas europeas de madera, que se alimentan de insectos en los bosques, reciben protección con alambradas. Estas hormigas, que pueden levantar 100 veces su propio peso, neutralizan los insectos dañinos, las larvas y las orugas de los árboles con el ácido fórmico que secretan y las llevan a sus nidos que construyen a un metro de profundidad.

Las hormigas rojas europeas de madera (Formica pratensis) en la rama de un árbol mientras llevan una abeja a su nido en Kirklareli, Turquía, el 20 de septiembre, 2020. Los nidos de las hormigas rojas europeas de madera, que se alimentan de insectos en los bosques, reciben protección con alambradas. Estas hormigas, que pueden levantar 100 veces su propio peso, neutralizan los insectos dañinos, las larvas y las orugas de los árboles con el ácido fórmico que secretan y las llevan a sus nidos que construyen a un metro de profundidad.

Las hormigas rojas europeas de madera (Formica pratensis) en la rama de un árbol mientras llevan una abeja a su nido en Kirklareli, Turquía, el 20 de septiembre, 2020. Los nidos de las hormigas rojas europeas de madera, que se alimentan de insectos en los bosques, reciben protección con alambradas. Estas hormigas, que pueden levantar 100 veces su propio peso, neutralizan los insectos dañinos, las larvas y las orugas de los árboles con el ácido fórmico que secretan y las llevan a sus nidos que construyen a un metro de profundidad.

Las hormigas rojas europeas de madera (Formica pratensis) en la rama de un árbol mientras llevan una abeja a su nido en Kirklareli, Turquía, el 20 de septiembre, 2020. Los nidos de las hormigas rojas europeas de madera, que se alimentan de insectos en los bosques, reciben protección con alambradas. Estas hormigas, que pueden levantar 100 veces su propio peso, neutralizan los insectos dañinos, las larvas y las orugas de los árboles con el ácido fórmico que secretan y las llevan a sus nidos que construyen a un metro de profundidad.

Las hormigas rojas europeas de madera (Formica pratensis) en la rama de un árbol mientras llevan una abeja a su nido en Kirklareli, Turquía, el 20 de septiembre, 2020. Los nidos de las hormigas rojas europeas de madera, que se alimentan de insectos en los bosques, reciben protección con alambradas. Estas hormigas, que pueden levantar 100 veces su propio peso, neutralizan los insectos dañinos, las larvas y las orugas de los árboles con el ácido fórmico que secretan y las llevan a sus nidos que construyen a un metro de profundidad.

Las hormigas rojas europeas de madera (Formica pratensis) en la rama de un árbol mientras llevan una abeja a su nido en Kirklareli, Turquía, el 20 de septiembre, 2020. Los nidos de las hormigas rojas europeas de madera, que se alimentan de insectos en los bosques, reciben protección con alambradas. Estas hormigas, que pueden levantar 100 veces su propio peso, neutralizan los insectos dañinos, las larvas y las orugas de los árboles con el ácido fórmico que secretan y las llevan a sus nidos que construyen a un metro de profundidad.

Las hormigas rojas europeas de madera (Formica pratensis) en la rama de un árbol mientras llevan una abeja a su nido en Kirklareli, Turquía, el 20 de septiembre, 2020. Los nidos de las hormigas rojas europeas de madera, que se alimentan de insectos en los bosques, reciben protección con alambradas. Estas hormigas, que pueden levantar 100 veces su propio peso, neutralizan los insectos dañinos, las larvas y las orugas de los árboles con el ácido fórmico que secretan y las llevan a sus nidos que construyen a un metro de profundidad.

Las hormigas rojas europeas de madera (Formica pratensis) en la rama de un árbol mientras llevan una abeja a su nido en Kirklareli, Turquía, el 20 de septiembre, 2020. Los nidos de las hormigas rojas europeas de madera, que se alimentan de insectos en los bosques, reciben protección con alambradas. Estas hormigas, que pueden levantar 100 veces su propio peso, neutralizan los insectos dañinos, las larvas y las orugas de los árboles con el ácido fórmico que secretan y las llevan a sus nidos que construyen a un metro de profundidad.