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Rusia: Universidad de Boston desarrolló un “patógeno de coronavirus sintético basado en la cepa ómicron”

El “virus modificado” desarrollado por la universidad estadounidense habría “matado al 80% de los animales modelo infectados, causando signos neurológicos anormales y daño pulmonar significativo”.

Daniel Gallego  | 27.11.2022 - Actualızacıón : 29.11.2022
Rusia: Universidad de Boston desarrolló un “patógeno de coronavirus sintético basado en la cepa ómicron” El comandante de las Tropas de Protección Nuclear, Biológica y Química del Ejército ruso, Ígor Kirillov, durante una rueda de prensa el 26 de noviembre de 2022. (Ministerio de Defensa de Rusia)

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El comandante de las Tropas de Protección Nuclear, Biológica y Química del Ejército ruso, Ígor Kirillov, alegó este sábado que la Universidad de Boston desarrolló un “patógeno de coronavirus sintético basado en la cepa ómicron y la variante original Wuhan”.

Durante una rueda de prensa, señaló que “las actividades de la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa (DTRA)”, dependiente del Departamento de Defensa de Estados Unidos, “se ocultan cuidadosamente, incluso de los propios estadounidenses”.

Kirillov recordó que “la información sobre los contratistas y los resultados de investigaciones realizadas en Ucrania han sido eliminados por completo, y que docenas de páginas de documentos del Pentágono” al respecto han sido “censuradas”.

No obstante, Kirillov recalcó que el 10 de noviembre, “la organización sin ánimo de lucro Judicial Watch obtuvo un documento de 345 páginas sobre la financiación” del contratista “Black & Veatch y sus actividades en Ucrania”.

El documento apunta a la “cooperación entre Kiev y Washington” en este sentido, “así como a intentos de controlar patógenos en laboratorios ucranianos mediante la instalación” del sistema de archivado y transmisión de imágenes (PACS, por sus siglas en inglés), “del cual varias partes fueron entregadas a Ucrania bajo el concepto de ‘propiedad del Gobierno de EEUU’”.

Según Kirillov, “esto corresponde a los materiales que tenemos a nuestra disposición, los cuales incluyen la tarjeta de registro del proyecto y los documentos del contrato aprobados por el Ministerio de Economía de Ucrania”.

Kirillov recalcó que “un ejemplo de dicha investigación es el trabajo que se está realizando en Estados Unidos para mejorar las cualidades patógenas del patógeno COVID-19”.

En este sentido, Kirillov recalcó que el “virus modificado” desarrollado por la Universidad de Boston “mató al 80% de los animales modelo infectados, causando signos neurológicos anormales y daño pulmonar significativo”, y afirmó que “las pruebas de anticuerpos revelaron que su capacidad para neutralizar el nuevo virus disminuyó 11 veces, así como la ineficacia de las vacunas actuales”.

Kirillov indicó que “el ‘experimento de Boston’ pone de relieve la falta de supervisión gubernamental de la investigación en ingeniería genética y biología sintética en EEUU a pesar de que el Departamento de Sanidad y Servicios Humanos haya decidido investigar la gestión de la universidad”, y subrayó que “la investigación se realizó con dinero del Gobierno y sin la autorización necesaria de la agencia nacional de bioseguridad a pesar de los peligros biológicos sustanciales” que esta presentaba.

El comandante aseguró que “la investigación estadounidense sobre las propiedades patógenas de los microorganismos está obligando a los funcionarios de la administración estadounidense a cargo de contrarrestar las amenazas biológicas a reconsiderar sus declaraciones”.

Kirillov dijo que “el alto riesgo de accidentes en los biolaboratorios estadounidenses es una de las razones” por las que la administración estadounidense trasladó sus investigaciones a “territorios de terceros países”, entre ellos Ucrania y otros países exsoviéticos.

“Esto explica el empeoramiento de la situación epidémica en sus localidades y la aparición de enfermedades y sus vectores que no son propios de estas regiones”, explicó Kirillov.

El comandante reveló que “los documentos descubiertos en los biolaboratorios ucranianos durante la operación militar especial demuestran que los componentes de las armas biológicas se estaban produciendo muy cerca de las fronteras rusas” y aseguró que “esto está confirmado por los contratos de trabajo, las tarjetas de registro y los informes de los contratistas del Pentágono Black & Veatch, Metabiota y CH2M-HILL”.

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