Mohammed bin Zayed Al Nahyan, príncipe heredero del emirato Abu Dabi, uno de los siete estados de Emiratos Árabes Unidos (EAU), sería un “dictador” que “utiliza los recursos militares y financieros de su país para desmantelar los brotes de tendencias democráticas en la región bajo la excusa de combatir el extremismo islamista”, según un artículo de la revista estadounidense Forbes.

Nahyan es menos conocido que el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, pero podría acabar teniendo mucha más influencia en el futuro de Oriente Medio.

Varios oficiales del expresidente de Estados Unidos Barack Obama veían a Nahyan como a un “actor deshonesto” y “peligroso”. No obstante, la administración de Donald Trump ha sido más flexible con él.

Algunos de los “admiradores” de Nahyan en los círculos diplomáticos aseguran que el príncipe heredero puede ser demasiado “absolutista” y que se ha involucrado demasiado en conflictos como el de Yemen y Libia, cuyos resultados no puede controlar.

Nahyan también se habría unido a Arabia Saudita para promover el golpe de estado en Egipto que hizo ascender al poder al general Abdul fattah al Sisi, el líder más represivo en la historia de Egipto según algunos analistas independientes.

En Libia, el gobierno de Nahyan ha armado y apoya a las fuerzas del general golpista Jalifa Haftar contra el Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA), reconocido por las Naciones Unidas, en violación directa del embargo de armas impuesto por la ONU.

A pesar de que Nahyan haya reducido parcialmente la presencia directa de su país en Yemen, EAU continúa manteniendo una relación estrecha con milicias y grupos separatistas involucrados en actos de tortura y asesinatos de civiles, arrastrando al país árabe al borde de la hambruna.

El “aventurismo militar” de EAU ha sido posible gracias a Estados Unidos, la cual ha proporcionado al país del golfo Pérsico más de USD 27.000 millones en armamento, desde cazas F-16 y helicópteros de ataque Apache hasta miles de vehículos blindados y decenas de miles de bombas y misiles.

A menudo, el papel político y militar de EAU ha sido “destructivo y desestabilizador”, tanto en Yemen y Libia como en Egipto.

Domésticamente hablando, Nahyan opera un estado de vigilancia sofisticada que no admite oposición alguna en dicho o hecho, encarcelando a los críticos y espiando a ciudadanos estadounidenses y británicos, así como a los suyos y a los de otros países.

De acuerdo con un informe de la organización de derechos humanos, Amnistía Internacional, “EAU detiene arbitrariamente y en algunos casos hace desaparecer forzadamente a los individuos que critican a las autoridades, juega un papel importante en la coalición liderada por Arabia Saudita, la cual ha llevado a cabo ataques ilegales en Yemen, algunos de los cuales podrían considerarse crímenes de guerra, y está implicada en abusos hacia detenidos y trabajadores en su territorio y fuera”.

Una de las razones por la cual las acciones de EAU han escapado a las críticas es su posesión de uno de los lobbies más poderosos en Washington. Solamente en 2018, EAU se gastó más de USD 20 millones en 20 empresas de lobby. 

Estas empresas realizaron más de 3.000 actividades separadas de lobby, entre ellas reuniones con miembros del Congreso, medios de comunicación y centros de investigación influyentes. Así mismo, EAU se gastó USD 600.000 en contribuciones políticas. 

*Traducido por Daniel Gallego.