Países africanos se enfrentan a una catástrofe económica
África, al contar con la población más joven entre los cinco continentes, podría sobrevivir si se invierte en capital humano en un mundo post COVID-19.

Ankara
Se estima que África, el segundo continente más grande y el segundo más poblado del mundo, perdería entre USD 90.000 millones y USD 200.000 millones en 2020, debido al brote del coronavirus, según un estudio publicado por expertos de la firma de auditoría global McKinsey & Company.
Para 1.200 millones de habitantes, distribuidos en 54 países, el sector informal es el principal segmento de amortiguación de empleo en el continente, rico en recursos, pero pobre en su abastecimiento y gestión.
En la África subsahariana, el sector informal constituye el 66% del empleo total, que se clasifica como un conjunto de actividades económicas, empresas y empleos, que no están regulados o no están protegidos por el estado.
La gente lucha con poca o ninguna ayuda de los gobiernos, ya que la mayoría de las empresas han cerrado, afectando los empleos y los medios de vida.
El número de casos de coronavirus en África ha sobrepasado los 10.000, con más de 500 muertes.
El Director Regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para África, Matshidiso Moeti, sostuvo que el COVID-19 tiene el potencial no solo de causar miles de muertes, sino también de desatar la devastación económica y social en el continente.
Aunque los gobiernos africanos han implementado numerosas medidas para frenar la propagación del virus, incluido el cierre de escuelas, imposición de restricciones de viaje, prohibición de grandes reuniones y el cierre de mercados, siguen surgiendo casos nuevos.
“Ya no puedo moverme de un lugar a otro, hay un cese del movimiento en Nairobi, incluso antes de esto, las oficinas estaban cerradas porque a todos se les decía que trabajaran desde casa. Solía hacer alrededor de 4.000 chelines kenianos (USD 37) todos los días. Ahora no puedo hacer ni un solo chelín”, relató Mercy Warui, una vendedora ambulante de Nairobi a la Agencia Anadolu.
Warui, de 30 años, madre soltera de dos hijos, explicó que ahora vive con su hermano porque no tenía dinero. “Es un maestro, pero incluso él dice que pronto se quedará sin ahorros porque los profesores tampoco están trabajando”.
“Los actores del sector informal se ganan la vida llevando productos agrícolas de las granjas a los asentamientos urbanos y son parte de una cadena alimentaria”, señaló Richard Munang, experto del Programa de Medio Ambiente de la ONU.
Cerrar mercado de alimentos golpeó la cadena económica
El experto afirmó que el cierre de los mercados de alimentos ha afectado a una gran cantidad de personas en el sector informal, que comercian menos de USD 150 por día y dependen de un salario diario. El bloqueo también ha estropeado las existencias perecederas.
“Cerraron los mercados como medida para detener la propagación del virus. Eso significa que no hay clientes. Sin clientes no tengo dinero para cuidar a mi hijo que solo tiene cuatro meses”, expuso Fabien Chenyi, gerente de una pequeña tienda en Yaounde, Camerún.
Al igual que Warui y Chenyi, muchos asalariados diarios esperan que el período de cierre finalice pronto. La vendedora ambulante espera que se desarrolle pronto una cura para la pandemia, de lo contrario, asegura que se podría desatar un caos en Nairobi.
“Si no puedo alimentar a mis hijos y a mí misma, haría cualquier cosa para obtener dinero o comida y las opciones serían hacer cosas terribles que no me gusta decir”.
Necesidad de invertir en capital humano
Munang dijo que los gobiernos de los países africanos deben encontrar soluciones creativas para garantizar la sostenibilidad del sector informal. Aseveró que África debe invertir para generar oportunidades de crédito en el sector informal. El sector informal de África representa un mercado crediticio de más de USD 300.000 millones.
Pero no ha explotado porque las estructuras crediticias formales lideradas por los bancos comerciales siguen siendo reacias a financiar la economía informal, según Munang.
A diferencia de Occidente, según el experto, África tiene la ventaja de un exceso juvenil. Por lo tanto, es necesario invertir en capital humano y producir una población calificada.
“En el mundo posterior al COVID-19, esas economías se recuperarán rápidamente, que tienen capital humano productivo”, dijo el funcionario de la ONU, y agregó que los gobiernos deben priorizar ayudas a aquellos que comercian con productos perecederos.
Según Munang, un paquete de estímulo para los pequeños comercios y su regulación a través de cooperativas podría ayudar a la reactivación de las economías en el continente.
*Daniela Mendoza contribuyó con la redacción de esta nota.
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