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OPINIÓN– El hambre en Gaza: muerte planificada

Si permitimos que los niños de Gaza mueran de hambre mientras la comida se acumula en los almacenes, entonces el derecho humanitario internacional no vale el papel en el que está escrito.

Othman Moqbel  | 09.10.2025 - Actualızacıón : 16.10.2025
OPINIÓN– El hambre en Gaza: muerte planificada Un bebé palestino víctima de la hambruna forzada en Gaza por Israel. (Agencia Anadolu)

*El autor es el director ejecutivo de Action for Humanity, una ONG del Reino Unido.

ESTAMBUL

El hambre en Gaza no es un desastre; es una política. No es consecuencia de una mala cosecha, una sequía o la mala suerte. Es una hambruna deliberada y sistemática. El hambre se está utilizando como arma de guerra, y las pruebas son visibles para quien quiera verlas.

Hoy, más de medio millón de palestinos enfrentan inseguridad alimentaria catastrófica, la clasificación más alta posible. Padres hierven agua con sal para calmar el dolor del hambre de sus hijos. Mujeres se desmayan en las calles por desnutrición. Médicos informan que los recién nacidos pesan menos de 1,5 kilogramos, sus pequeños cuerpos consumiéndose porque sus madres están demasiado desnutridas para amamantar y la fórmula infantil está bloqueada en los cruces.

En Action for Humanity, nuestros equipos en Gaza han visto cómo los campamentos de desplazados se vacían bajo los bombardeos, dejando a familias durmiendo sobre los escombros. Nuestros propios trabajadores humanitarios también han sido desplazados varias veces y ahora necesitan ayuda ellos mismos; tal es la magnitud de esta hambruna histórica.

Hemos hablado con madres que racionan una sola lata de fórmula durante semanas para alimentar a sus bebés. Hemos visto familias obligadas a huir una y otra vez, cargando sus tiendas a la espalda, perdiendo cada vez más fuerza y dignidad. Estas no son tragedias aisladas, sino parte de un patrón de privación planificada.

Ver también: Dos años de genocidio: ¿cómo Israel ha provocado de manera intencional una hambruna en Gaza?

Negación sistemática del acceso humanitario

Durante meses, funcionarios israelíes han afirmado que la comida y la ayuda están entrando en Gaza. Sin embargo, agencias de la ONU, como UNRWA y el Programa Mundial de Alimentos, informan que, aunque existen reservas, no pueden llegar a quienes más lo necesitan debido a restricciones y cierres en los pasos fronterizos. Esta negación es cada vez más imposible de ocultar. Los convoyes humanitarios han sido bombardeados, los trabajadores humanitarios asesinados y los almacenes de ayuda atacados. En mayo de 2024, la Corte Internacional de Justicia ordenó a Israel garantizar el acceso humanitario sin obstáculos. Esa orden ha sido ignorada flagrantemente.

Esto no es un problema logístico, sino de intención. Negar alimentos, medicinas y agua a civiles constituye el uso del hambre como método de guerra, un crimen de guerra según el derecho internacional y una abominación moral. Cuando poblaciones enteras son obligadas a morir de hambre ante los ojos del mundo, el umbral legal no solo se alcanza, sino que se supera. No es solo una mancha en la humanidad: es un crimen contra la humanidad que se comete con impunidad.

Aun así, el pueblo de Gaza resiste con una fortaleza admirable. En Deir al-Balah, familias de los campamentos de desplazados de Action for Humanity cargaron sus tiendas durante la noche para encontrar un lugar más seguro, decididas a sobrevivir. En Jan Yunis, el personal médico utilizó las últimas gotas de fórmula para mantener con vida a bebés prematuros un día más. Son actos de valor y determinación, pero no deberían ser necesarios. Ninguna familia debería tener que luchar por el derecho de su hijo a comer.

La comunidad internacional no puede alegar desconocimiento. Las imágenes de niños esqueléticos, de madres demasiado débiles para ponerse de pie y de filas interminables esperando un pan que nunca llega son imposibles de ignorar. El silencio y la demora son decisiones, y serán recordadas como complicidad.

Puede resultar políticamente incómodo que nuestros gobiernos hagan todo lo posible para detener estas atrocidades, pero es moralmente inadmisible mantener el rumbo actual, tan ineficaz como inmoral.

Lo que debe hacerse está claro: primero, todos los pasos hacia Gaza deben abrirse completa e inmediatamente para permitir un acceso humanitario sostenido y a gran escala. Segundo, la ayuda debe fluir a través de canales neutrales y establecidos —agencias de la ONU y ONG—, no mediante intermediarios militares o politizados. Tercero, los gobiernos deben hacer cumplir el derecho internacional mediante presión diplomática, mecanismos legales y suspensión de ventas de armas a un Estado que ignora abiertamente las resoluciones de la Corte Internacional de Justicia.

Esta es una prueba moral definitiva para nuestra generación. Si permitimos que los niños de Gaza mueran de hambre mientras los alimentos permanecen almacenados, el derecho humanitario internacional no vale el papel en el que está escrito.

Como humanitario, pido una acción urgente. Pero como padre y abuelo, no puedo aceptar un mundo en el que permitamos que los niños mueran de hambre cuando la solución es tan evidente. El hambre en Gaza no es un accidente trágico. Es una muerte planificada.

**Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de la Agencia Anadolu.

***Aicha Sandoval Alaguna contribuyó con la redacción de esta nota.

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