Jens Laerke, portavoz de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCAH), reiteró este viernes su preocupación profunda por el potencial impacto de COVID-19 en millones de personas en toda Siria, especialmente en la región noroeste del país, y en Libia, envuelta en un conflicto también.

Laerke se dirigió a los periodistas en una reunión virtual en la que señaló su preocupación por las personas desplazadas en el noroeste de Siria.

Sus comentarios se produjeron tres días después de que el enviado especial de la ONU para Siria, Geir Pedersen, pidiera un alto el fuego "completo, inmediato y nacional" en Siria, para permitir los esfuerzos para evitar la propagación del coronavirus en el país devastado por la guerra.

"La ONU está profundamente preocupada por el potencial impacto de COVID-19 en millones de personas en toda Siria, en particular las más de 900.000 personas que permanecen desplazadas en el noroeste", dijo Laerke.

"La sobrepoblación los hace especialmente vulnerables, y también enfrentan estrés físico y mental y privación debido a la falta de vivienda, comida y agua limpia", agregó.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reportado cinco casos de COVID-19 en Siria, donde la guerra lleva nueve años, pero no hay información sobre muertes por el virus en el país.

La OCAH dijo que actualmente hay más de 6 millones de desplazados internos en toda Siria.

"La preparación y respuesta de salud en el país se considera baja. Solo la mitad de los hospitales públicos y los centros de atención primaria de salud públicos estaban en pleno funcionamiento a finales de 2019. Miles de profesionales de la salud han abandonado el país también", señaló Laerke.

Por otro lado, Libia, también absorto en un conflicto que involucra a su propia gente, dijo que la ONU está apoyando a las autoridades del país en los esfuerzos de preparación y respuesta contra la pandemia.

"En Libia, la ONU teme que un posible brote sobrepase la capacidad de ayuda humanitaria ya limitada", subrayó.

El portavoz de OCAH agregó que se necesita urgentemente fondos adicionales para implementar los planes de respuesta en el sector de la salud a nivel nacional y de la ONU.

"La ONU está alarmada también ya que las hostilidades han continuado en y alrededor de (la capital) Trípoli, a pesar de la pausa humanitaria anunciada", dijo Laerke.

La OMS reportó solo un caso de COVID-19 en Libia

"En países como Libia, donde la situación de seguridad es tan difícil, el potencial es realmente horrible", dijo el portavoz de la oficina de derechos humanos de la ONU (ACNUDH), Rupert Colville, en la rueda de prensa.

"Si el COVID-19 ingresa en centros de detención llenos de gente, podría ser catastrófico para la población en esos lugares", donde es muy difícil que funcionen los servicios médicos, dijo.

Por su parte, el portavoz de ACNUR, Andrej Mahecic, dijo: "En este momento, en Libia, no hay casos ni casos sospechosos de refugiados infectados por COVID-19".

La enfermedad del coronavirus es una afección respiratoria que se puede propagar de persona a persona. El COVID-19 se identificó por primera vez en un brote en Wuhan, China, en diciembre pasado. Se ha extendido a más de 170 países y territorios.

La OMS declaró el brote como una pandemia el pasado miércoles 11 de marzo.

Según datos recopilados por la Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos, en el mundo hay 566.269 casos confirmados y 127.768 se han recuperado. La cifra de muertes por el virus supera las 25.400 personas.

A pesar del creciente número de casos, la mayoría de las personas infectadas sufre solo síntomas leves y se recupera.

*Aicha Sandoval Alaguna contribuyó a la redacción de esta nota.