La ONU instó el domingo a los líderes mundiales a presionar a Birmania para recibir de nuevo a sus ciudadanos, la perseguida minoría de los rohinyá, que huyeron de una ofensiva militar para buscar refugio en Bangladés, declaró la agencia estatal de noticias de Bangladés, Sangbad Sangstha.

“Bangladés no puede resolver el problema [de los rohinyá] por sí solo y la comunidad internacional debería aumentar la presión sobre Birmania para que lo resuelva”, declaró el domingo Adama Dieng, asesor especial de la ONU para la prevención del genocidio, mientras hacía una visita de cortesía a la primera ministra de Bangladés, Sheikh Hasina.

Dieng hizo hincapié en la necesidad de la repatriación pacífica de los rohinyá con la debida dignidad y seguridad para una solución permanente a la crisis.

“La ONU quiere la repatriación de los rohinyá a su tierra natal del estado de Rakáin y una sociedad pacífica e inclusiva construida allí”, agregó el asesor.

“Ustedes han abierto las puertas ampliamente para los rohinyá”, aplaudiendo la contribución de Bangladés al dar albergue a más de un millón de refugiados rohinyá, afirmó Dieng.

Hasina, por su parte, destacó los esfuerzos que ha hecho su país por brindar albergue a los refugiados, ya que los rohinyá en la ciudad de Cox's Bazar superan en número a los locales.

“La gente local está sufriendo mucho”, lamentó la primera ministra, y agregó que la comunidad internacional debería hacer más.

Hasina dijo que el gobierno está desarrollando una isla llamada Bhashanchar para albergar a los rohinyá, aunque observadores internacionales advirtieron que la isla es propensa a un desastre natural e instaron a que se les permita a los rohinyá mudarse allí de manera voluntaria y contando con toda la información sobre la isla.

El pueblo perseguido

Los rohinyá, descritos por la ONU como el pueblo más perseguido del mundo, se han enfrentado a los crecientes miedos de ataques desde que decenas de personas fueron asesinadas en una violencia generalizada en 2012.

El 25 de agosto de 2017, el Ejército de Birmania lanzó una gran operación de represión en contra de la minoría étnica musulmana, que causó la muerte de aproximadamente 24.000 civiles y forzó a otros 750.000 a huir hacia Bangladés, según un reporte publicado por la Agencia de Desarrollo Internacional de Ontario (OIDA).

Más de 34.000 personas fueron arrojadas al fuego, mientras que más de 114.000 fueron golpeadas, según la investigación. Además, aproximadamente 17.718 mujeres y niñas rohinyá fueron violadas desde que el Ejército y la Policía de Birmania atacaron sistemáticamente al grupo musulmán.

Los refugiados escapan de operaciones en las cuales las Fuerzas Armadas y hordas de budistas han asesinado hombres, mujeres y niños, saqueado hogares y quemado aldeas enteras.

En un informe, los investigadores de la ONU dijeron que tales violaciones podrían constituir crímenes de lesa humanidad.

La ONU documentó violaciones masivas, asesinatos (incluso de bebés y niños pequeños), brutales palizas y desapariciones cometidas por personal de seguridad.

*Daniela Mendoza contribuyó con la redacción de esta nota.