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Nueva "cortina de hierro" cae en la UE frente a la crisis migratoria

En respuesta al problema de inmigración de 2015, los Estados miembros de la Unión Europea toman posturas divergentes.

Diyar Güldoğan  | 21.09.2018 - Actualızacıón : 22.09.2018
Nueva "cortina de hierro" cae en la UE frente a la crisis migratoria Archivo (Agencia Anadolu)

Ankara

Una nueva "cortina de hierro" ha caído sobre la Unión Europea desde 2015, cuando los países miembros comenzaron a tomar posturas divergentes ante la crisis de inmigración.

Ha surgido un eje este-oeste entre los Estados miembros de la UE que quieren seguir un camino más moderado frente a aquellos que persiguen políticas anti-inmigrantes más estrictas.

Mientras Italia y Austria se acercan a los países de Europa del Este, que buscan políticas estrictas contra la inmigración bajo nuevos gobiernos, los países de Europa Occidental están tratando de encontrar soluciones mediante la firma de acuerdos.

El Grupo Visegrád hace nuevos amigos

Grecia e Italia se encuentran entre los países que desempeñan un papel clave en la política de inmigración de la UE, ya que a menudo se encuentran en primera línea de los inmigrantes que buscan ingresar a la unión.

Aunque el pacto migratorio de 2016 entre Turquía y la UE en 2016 alivió la carga de Grecia, los inmigrantes procedentes de Libia continúan presionando las fronteras de Italia.

Hasta sus elecciones parlamentarias de este mes de marzo, Italia siguió una política de tomar decisiones conjuntas dentro de la UE para frenar el flujo migratorio. Pero después de que el nuevo bloque de centro derecha formara un gobierno, Italia cambió su punto de vista sobre el tema.

Parece que con su nuevo gobierno, Italia se está acercando al Grupo Visegrád, una alianza cultural y política formada en 1991 y que incluye a la República Checa, Hungría, Polonia y Eslovaquia, y conocida por sus políticas anti-inmigración.

El Grupo Visegrád, que se niega a acoger inmigrantes en el marco de un plan de cuotas de reasentamiento en toda la UE, ofrece a Italia una opción de alianza atractiva.

Según el plan, se supone que un total de 160.000 solicitantes de asilo se distribuirán en el bloque de 28 naciones, principalmente desde los países más afectados por este fenómeno como Italia y Grecia, a otros Estados miembros de la UE.

Pero a pesar del acuerdo, Polonia, Hungría y la República Checa se han negado a aceptar a algún refugiado.

Matteo Salvini, viceprimer ministro y ministro de Interior anti-inmigrante de Italia, dijo anteriormente que Roma haría cualquier cosa para evitar que inmigrantes ilegales lleguen a Italia.

Después de que Salvini se posesionó, pidió una alianza anti-inmigratoria en toda Europa y trató de forjar una alianza con Hungría sobre esto.

En una conferencia de prensa conjunta con Salvini a fines de agosto, el primer ministro húngaro, Viktor Orban, dijo que el tema más importante en Europa era la migración y agregó que Hungría es el país que ha demostrado que la migración puede detenerse.

"Él [Salvini] es muy respetado porque ha asumido la histórica misión de demostrar que la migración también puede detenerse en el mar", dijo Orban en un comunicado del gobierno húngaro.

"Hasta ahora, nadie más en ningún otro país marítimo se ha comprometido a hacer esto; él es el primero y hasta ahora único, y la seguridad de Europa depende de su éxito".

Salvini apoyó la idea del político húngaro y dijo que Italia trabajará con ese país para cambiar las reglas de la UE.

Bonos por oposición a la inmigración

El otro país miembro de la UE que se está acercando al Grupo Visegrád es Austria.

Desde que Austria asumió la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea en reemplazo de Bulgaria a fines de junio, el país prometió "luchar contra la inmigración ilegal asegurando las fronteras externas".

"El objetivo es trabajar más estrechamente con terceros países para garantizar políticas de retorno efectivas y proporcionar asistencia a quienes necesitan protección antes de ingresar a la UE, mientras que, por otro lado, evitar que los que no necesitan protección se desvíen sobre el peligroso cruce a Europa", dijo la Presidencia de la UE en un comunicado.

El viceprimer ministro austríaco Heinz-Christian Strache ha dicho que quiere que Viena se convierta en miembro del Grupo Visegrád.

Países como Hungría y Polonia también han celebrado alianzas conjuntas entre los Estados miembros de la UE que se oponen a la inmigración.

El húngaro Orban dijo que, a diferencia de Francia, "que apoya la migración", su país quiere detener la migración ilegal.

Orban aseguró que le gustaría apoyar a los europeos que se oponen a la migración ilegal, según un comunicado del gobierno húngaro.

Sus comentarios ponen de relieve la falta de unidad entre los Estados miembros de la UE en el tema de la migración.

Lazos con el tenso bloque occidental

Mientras que Italia siguiendo políticas anti-inmigrantes, se está acercando cada vez más a los países de Europa del Este, al mismo tiempo se está alejando de Estados miembros como España y Francia.

Las relaciones entre París y Roma se pusieron tensas en junio después de que el presidente francés, Emmanuel Macron, denunciara el "cinismo" e "irresponsabilidad" de Italia por negar la entrada a un barco que transportaba a cientos de inmigrantes rescatados en el Mediterráneo.

El barco Acuarius rescató a alrededor de 230 inmigrantes, y más de 400 fueron transferidos al barco por militares italianos y buques mercantes en la zona. Originalmente se organizaron para atracar en Italia, pero el gobierno recién formado de ese país lo rechazó.

El nuevo Primer Ministro de España, Pedro Sánchez, ofreció más tarde proporcionar un puerto seguro, diciendo en Twitter, "es nuestra obligación (...) Cumplimos con los compromisos internacionales con respecto a las emergencias humanitarias".

Después de la oferta de España, Salvini celebró tuiteando "¡VICTORIA! 629 inmigrantes en el extranjero, el barco Acuarius se dirigió a España, ¡objetivo principal alcanzado!"

El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, también acusó a Francia de "hipocresía".

Tratos bilaterales en el oeste

Los países de Europa occidental tienden a apoyar una política de migración más moderada y favorecen una política única de la UE para abordar el problema.

Después de que el problema de inmigración amenazara al gobierno de coalición de Alemania, los países miembros buscaron acuerdos bilaterales o trilaterales.

En junio, la canciller alemana Angela Merkel logró cerrar un acuerdo con los Estados miembros de la UE en una cumbre en Bruselas que preveía la creación de "campamentos de inmigrantes" dentro y fuera de la UE, donde los solicitantes de asilo se verían obligados a permanecer cuando sus solicitudes sean examinadas por funcionarios.

Merkel también se comprometió a concluir acuerdos bilaterales con socios europeos como Grecia y España, con el objetivo de regresar a los solicitantes de asilo que ingresaron en territorio de la UE desde estos países, pero luego llegaron a Alemania.

Alemania ha recibido más de un millón de refugiados en los últimos tres años, principalmente de Siria e Irak.

La decisión de Merkel en 2015 de abrir las puertas de Alemania a los refugiados que huían de los conflictos y la persecución fue ampliamente criticada por los conservadores y explotada por los partidos de extrema derecha y populistas.

Adicionalmente, en este momento en Suecia es una preocupación clave qué tipo de política de migración persiguen los demócratas ante la posibilidad de que puedan formar un nuevo gobierno.

La política de migración azotada por los vientos políticos

Los desacuerdos y las alianzas nacientes que han surgido recientemente entre los Estados miembros de la UE se deben principalmente al hecho de que durante varios años el bloque no ha podido encontrar una solución a la política de inmigración.

Aunque la UE, que ha estado tratando de resolver el problema con soluciones ad hoc desde el momento álgido de la crisis migratoria en 2015, ha visto un flujo reducido de inmigrantes en el continente, los cambios políticos en los países miembros siguen sembrando división.

Los Estados de la UE que tienen dificultades para acordar incluso los temas más simples, no pueden ponerse de acuerdo sobre una sola política de inmigración. Esto lleva a los Estados miembros a producir una política de inmigración de acuerdo con las tendencias políticas de sus partidos gobernantes.

Es por eso que no podemos ignorar las posibilidades de la "alianza anti-inmigrante" que Italia y Austria han estado formando con el Grupo Visegrád, o el final de los tratos entre los países de Europa Occidental que enfrentan vientos políticos cambiantes.

*Diyar Guldogan de Ankara contribuyó a esta historia.

*Maria Paula Triviño contribuyó con la redacción de esta nota.

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