Nigeria: la guerra y la pobreza obligan a los niños a mendigar en las calles
Los niños buscan limosna en el país de África occidental en medio de la insurgencia, la pobreza y los padres negligentes.

Lagos
Miles de niños y niñas hambrientos salen a las calles en toda Nigeria para pedir dinero y comida todos los días.
Cargando solo un tazón y cantando diferentes melodías, los menores inician sus recorridos en horas de la mañana y se les ve regularmente en el noroeste de Kano, la mayor ciudad del norte de Nigeria.
Los niños, acosados por la pobreza o los matrimonios fallidos de sus padres, sobreviven con lo poco que reciben de sus benefactores diarios.
La semana pasada, el presidente Muhammadu Buhari le dijo a la jefa de la Asamblea General de la ONU, María García, que más de un millón de niños nigerianos no sabían el paradero de sus padres.
Muchos de ellos son del noreste del país, donde una insurgencia del grupo terrorista Boko Haram, afiliado a Daesh, ha durado más de una década.
"Soy de Borno. Huí con muchos otros cuando Boko Haram atacó nuestra aldea hace algunos años", afirmó Bakura Abu, 11 años, en declaraciones a la Agencia Anadolu.
Como Abu, decenas de menores luchan todos los días por pedir limosna fuera de las mezquitas, donde esperan que los fieles caritativos se apiaden de ellos.
"Me alimento de lo que sea que reciba. Perdí a mis dos padres y he estado en las calles durante los últimos tres años", señaló Abu.
El menor señaló que esperaba ser conductor de camiones y que dejaría de mendigar si alguien lo adoptaba y lo alimentaba.
Junto a él estaba Yakubu Al-Hassan, de nueve años, de Sokoto, en el noroeste de Nigeria.
A diferencia de Abu, Al-Hassan vive con su madre ciega en el barrio de Agege en Lagos.
"Hago esto para ayudar a mi madre. Ella no puede ver y está demasiado débil", señaló Al-Hassan a la Agencia Anadolu, mientras lloraba.
"He estado haciendo esto desde que tenía cinco años. No quiero rogar por dinero o comida otra vez. Quiero ser un comerciante rico", señaló.
De igual manera es la vida de Farida, un niño mendigo de ocho años, quien trabaja en las calles de Ilorin, la capital del Estado de Kwara, en el centro de Nigeria.
"Empecé a mendigar tan pronto como pude entender mi entorno", señaló el niño quien desea una vida más decente.
"Me gusta Muallimaah (los maestros) y quiero ser uno", dijo. "No disfruto de la mendicidad. También quiero ir a la escuela y cambiar el mundo".
Bomba de tiempo
La población de niños mendigos ha aumentado en los últimos años y el problema no se restringe a una única región del país, como señalan algunos políticos nigerianos.
El aumento de la indigencia y la mendicidad en la población infantil ha suscitado mayores temores, como el aumento de la criminalidad que podría generar graves consecuencias sociales y económicas a Nigeria.
"Esta es una bomba de tiempo que espera explotar a menos que se haga algo para cuidar a estos niños", dijo David Edgal, defensor de los derechos de los niños, a la Agencia Anadolu.
"No podemos pretender que todo está bien. El ritmo al que los niños mendigan en las calles muestra que nos enfrentamos a un peligro inminente", señaló.
Edgal pidió al Gobierno que intensifique urgentemente los esfuerzos para mantener a los niños fuera de las calles.
"Será demasiado tarde en los próximos cinco años si no actuamos con urgencia", advirtió Edgal, afirmando que la Tasa de Criminalidad actual en el país era el resultado de las fallas de administraciones anteriores.
El funcionario señaló que el país tiene mas de 13 millones de niños y niñas que no asisten a la escuela. ¿Qué crees que les sucedería a esos niños si no actuamos ahora?".
Abubakar Umaru, un clérigo musulmán, señaló que estos menores podrían unirse fácilmente a grupos extremistas o volverse criminales por solo un plato de comida caliente.
"Hago un llamado al Gobierno para que saque a estos niños de la calle. Son fáciles de manipular", advirtió.
Umaru dijo que la insurgencia de Boko Haram había empeorado desde que la mendicidad de los niños comenzó a aumentar e instó al Gobierno a hacer más para poner fin a la militancia.
"Mientras tanto, uno espera que la comisión recién creada para la reconstrucción del noreste le preste la atención que se merece esta amenaza”, agregó.
*Juan Felipe Vélez contribuyó con la redacción de esta nota.