Los franceses continuaron este viernes con las protestas contra los controvertidos planes de pensiones del presidente Emmanuel Macron.

Los trabajadores de RATP, el operador de transporte público parisino, anunciaron planes para seguir en huelga hasta el próximo lunes, lo que provocará más dificultades en la capital, según informes de los medios locales. 

A las aerolíneas se les ordenó nuevamente reducir el viernes sus vuelos sobre Francia en un 20%.

Los sindicatos ferroviarios también continuarán en huelga, por lo que el servicio en los trenes SNCF se reducirá en un 90%, a partir de este jueves.

La nación se ha visto sacudida por una de las mayores huelgas en la historia francesa reciente.

La Policía, los trabajadores de la salud, los maestros, los abogados, los taxistas y los conductores de carga, los trabajadores postales, los agricultores, los funcionarios públicos, los trabajadores de las refinerías y los estudiantes salieron a las calles, según el diario Le Monde.

Entre los manifestantes se encontraban empleados de la aerolínea Air France, el operador de transporte público RATP, la compañía eléctrica EDF, el operador ferroviario público SNCF y el fabricante de automóviles Renault.

Según el Ministerio del Interior, más de 800.000 manifestantes participaron en la huelga este jueves.

En Twitter, el Departamento de Policía de París dijo que la Policía y la Gendarmería llevaron a cabo unos 11.500 controles y arrestaron a 90 personas.

A lo largo de la jornada de la huelga, algunos manifestantes incendiaron un café, semáforos y motocicletas eléctricas.

Mustafa Yalcin, fotoperiodista de la Agencia Anadolu, resultó herido en el ojo cuando un bote de gas utilizado por las fuerzas de seguridad lo golpeó en la cara.

Reformas propuestas

Actualmente, Francia cuenta con 42 programas de pensiones diferentes para diversos sectores, pero el gobierno propuso unificar esos sistemas en un único plan de pensiones.

Según el sistema actual, las contribuciones de la población en edad laboral financian a los pensionados.

Las reformas aumentarían gradualmente la edad de jubilación de 62 a 64 años, una medida que se espera afecte negativamente a muchos sectores.

Los trabajadores obtendrían una pensión completa si se jubilan a los 64 años, pero si no perderían el 5% de sus pensiones por cada año que se jubilen anticipadamente.

Las manifestaciones y huelgas han sido apoyadas por numerosos sindicatos laborales y policiales, así como por los chalecos amarillos.

*Traducido por Juan Felipe Vélez Rojas.