Musulmanes de Meiktila, las otras víctimas de persecución en Birmania
Además de los rohinyás, los musulmanes en la región de Meiktila son otra minoría étnica que está expuesta a la persecución y a la discriminación en Birmania.

ANKARA, Turquía
En Birmania viven muchos grupos étnicos, pero son los budistas quienes constituyen la mayoría de la población y quienes han adoptado actitudes discriminatorias hacia las minorías, lo cual ha conllevado a un aumento de la violencia.
De hecho los fanáticos budistas son los responsables de la limpieza étnica sistemática y del genocidio contra los musulmanes rohinyá. Asimismo, en el 2013 atacaron a los musulmanes que viven en la región de Meiktila.
Meiktila, a diferencia de Rakáin (la región donde viven los rohinyás), está localizado casi en el corazón de Birmania. Está a unos 150 kilómetros al sur de la capital, Naipyidó, y se encuentra al sur de Mandalay, la segunda ciudad más grande del país.
Debido a su posición estratégica, el Comando Central de la Fuerza Aérea de Birmania también se encuentra en Meiktila, donde viven aproximadamente 50.000 musulmanes.
Los rastros violentos de 2013 no se han borrado
El 20 de marzo de 2013 la violencia estalló entre las dos comunidades, después de un incidente entre un sacerdote budista y un musulmán dueño de una joyería.
Al menos 43 personas perdieron la vida y 61 personas resultaron heridas. Los hogares, los lugares de trabajo y las mezquitas de los musulmanes se convirtieron en el blanco de los fanáticos budistas.
Human Rights Watch (HRW) anunció que gracias a las imágenes de satélite se había podido determinar que 828 edificios en la región habían sido completamente demolidos y 35 parcialmente destruidos.
Según los datos de las Naciones Unidas (ONU), más de 12.000 musulmanes se vieron obligados a abandonar sus hogares debido a la violencia.
En ese momento el presidente de Birmania, Thein Sein, quien fue señalado de no intervenir a tiempo, declaró el estado de emergencia en la región.
Aunque los eventos parecían haber llegado a su fin el 22 de marzo, después de dos días de una sangrienta persecución, esta continuó.
Siete de las 13 mezquitas en la región no tienen permitido el culto
Algunos de los musulmanes que tuvieron que abandonar sus casas todavía están en campamentos temporales, donde intentan mantenerse con vida en los refugios inundados por el agua, especialmente durante las épocas de lluvias.
Aunque ya han pasado cinco años desde el ataque, aún no se permite el culto en siete de las 13 mezquitas de la región.
La violencia, que estalla incluso con las más pequeñas provocaciones, ha hecho que se pierda la mutua confianza.
La educación aún no está permitida en las escuelas
Mohammed Yunus, un periodista musulmán rohinyá que vive en Rangún, la ciudad más grande de Birmania, le dijo a la Agencia Anadolu que después de los incidentes, en 2013, todos los centros que daban educación islámica en la región fueron cerrados.
Yunus indicó que los representantes de la comunidad musulmana en la región habían estado hablando con el gobierno local sobre este tema. Así mismo, expresaron que los administrativos insultan a los musulmanes en lugar de encontrar una solución.
El director de la sesión Asia Pacífico de la organización de derechos humanos Alianza por la Libertad y la Dignidad, Mustafa Akoub, señaló que los problemas en la región continúan y pidió a las autoridades que hagan un esfuerzo para que se normalice la situación.
Genocidio contra los musulmanes rohinyá
Se estima que aproximadamente dos millones de musulmanes vivían en el estado de Rakáin en la década de 1970.
El número de musulmanes rohinyá ha caído por debajo de 300.000 debido a las olas migratorias causadas por la violencia sistemática impuesta por el gobierno de Birmania.
Según la ONU, el número de refugiados que tuvo que escapar de Rakáin, en Birmania, hacia Bangladés, excede los 700.000, tan solo después del 25 de agosto de 2017.
Las organizaciones internacionales de derechos humanos han demostrado, con imágenes satelitales, que cientos de aldeas han sido destruidas.
El acuerdo firmado entre los gobiernos de Birmania y Bangladesh para el regreso de los rohinyás a su tierra sigue siendo ineficaz en la práctica, ya que no es posible documentar la situación de los desplazados.
Los funcionarios de la ONU y las organizaciones internacionales de derechos humanos se refieren a la violencia contra los musulmanes rohinyás como una "limpieza étnica" o "genocidio".
*Carolina Zúñiga contribuyó a la redacción de esta nota.
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