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Misiones cristianas, una herramienta usada para extender el imperialismo occidental a través de la escolarización

El sistema de escuelas residenciales indígenas en Canadá revela cómo el avance del cristianismo iba de la mano con el imperialismo occidental.

Ahmet Gençtürk  | 04.07.2021 - Actualızacıón : 04.07.2021
Misiones cristianas, una herramienta usada para extender el imperialismo occidental a través de la escolarización CRANBROOK, BC - 30 DE JUNIO: Una estatua llamada "The Children", para honrar a todos los niños que asistieron a las escuelas residenciales indias, se encuentra frente a la escuela St. Eugene's Mission en Cranbook, Columbia Británica, el 30 de junio de 2021. (Dave Chidley - Agencia Anadolu).

ANKARA

El descubrimiento de más de 1.000 cuerpos de niños indígenas en la periferia de tres internados en Canadá generó una gran consternación y rechazo en la población.

Se trató de otro capítulo más del sufrimiento de los pueblos indígenas a manos del imperialismo occidental, que a menudo utilizó el cristianismo y las misiones como una herramienta para promover sus intereses materiales y difundir ideologías en territorios extraoccidentales.

La enredada relación entre la educación misionera cristiana y el imperialismo occidental es sólida y antigua. Esta data de mediados del siglo XVI, cuando la Iglesia Católica reconoció la utilidad de la educación para defender y promover la religión durante la era de la contrarreforma.

Casi al mismo tiempo, la aspiración de la Iglesia Católica de revitalizar las misiones extranjeras correspondía bien con las ambiciones imperialistas de Francia, España y Portugal, especialmente las misiones franciscanas y jesuitas operadas en una vasta área, desde el Cercano Oriente, entonces bajo el dominio del Imperio Otomano, hasta las Américas y el Lejano Oriente.

En las geografías por las que se esforzaron, su objetivo era convertir no solo a los no cristianos, sino también a los cristianos orientales, incluidos los ortodoxos griegos, asirios, armenios, melquitas y nestorianos. En esto, la educación católica se manifestó como el medio más eficaz y convincente de cristianización, pues en la mayoría de las veces iba de la mano de la occidentalización.

Por ejemplo, la influencia francesa en el Cercano Oriente se remonta a finales del siglo XVI, principios del XVII, cuando los misioneros jesuitas comenzaron a promover la lengua y la cultura francesa junto con el catolicismo en sus escuelas de Estambul, Alepo, Beirut y muchos otros lugares del mundo.

En consecuencia, la 'francización' de las misiones católicas, que actuaron como agentes del imperialismo francés, empeoró la relación entre las poblaciones locales cristianas y no cristianas. Provocó, además, divisiones internas y alejamientos dentro de las poblaciones nativas.

De manera similar, las misiones franciscanas católicas, desde principios del siglo XVII en adelante, facilitaron la expansión del imperialismo español en las Américas al enseñar las virtudes de ser "súbditos cristianos sumisos del Imperio español".

El movimiento misionero protestante moderno que surgió a finales del siglo XVIII y principios del XIX en Gran Bretaña y Estados Unidos imitó el método católico de evangelización a través de la escolarización.

En esta época de alto imperialismo, desde las mismas etapas de sus esfuerzos, las misiones protestantes operaron escuelas en todos los niveles, en todas las geografías donde tenían presencia. Muchas de las escuelas extranjeras en el Cercano Oriente, como Anatolian College en Thessaloniki, Grecia, la Robert College en Estambul y las universidades estadounidenses de El Cairo, Egipto, y Beirut, Líbano, rastrean su historia hasta el siglo XIX.

Al adoctrinar a las poblaciones nativas sobre la supremacía moral y material en lugar de predicar directamente el protestantismo, las escuelas misioneras actuaron como agentes entusiastas del imperialismo anglosajón en todo el mundo.

Jeremy Salt, un destacado periodista, subraya acertadamente que los misioneros, ya sea en el Imperio Otomano, India o China o en alguna isla distante del Pacífico, no solo eran portadores de la verdad del Evangelio, sino que también vinieron como representantes de la raza anglosajona y agentes, más generalmente, de una civilización occidental superior.

En relación con esto, Edward Said, un crítico y teórico literario y activista palestino-estadounidense, llamó la atención sobre el papel facilitador esencial de los misioneros en la expansión del imperialismo de Australia a las Indias Occidentales al colonizar las mentes de las poblaciones locales en sus escuelas.

El efecto misionero sobre los pueblos indígenas de América del Norte es uno de los más brutales y entristecedores. Al carecer de Estados organizados y fuentes materiales contra la penetración de la colonización francesa, británica y estadounidense de sus tierras, no pudieron evitar que sus tierras ancestrales fueran robadas por colonos blancos que venían del otro lado del Atlántico.

El caso estadounidense se conoce mejor porque una gran cantidad de estudios académicos, así como películas y series de televisión se han producido sobre los sufrimientos de los indígenas nativos en el curso de la colonización de la tierra que ahora es Estados Unidos.

Pero se pasó por alto la miseria de larga data de los pueblos indígenas del Canadá, quizás gracias al éxito del país al presentarse como un país pacífico, amante de la paz y acogedor sin problemas nacionales o internacionales importantes.

Al prometer tierras libres y fértiles para los colonos europeos blancos, Canadá atrajo oleadas de inmigración durante el siglo XIX. Cuando fueron despojados de sus tierras ancestrales, los pueblos indígenas se vieron obligados a vivir una vida limitada en las reservas a las que fueron conducidos por la Ley de los Indios de Canadá de 1876.

La ley también ordenó escuelas residenciales para niños indígenas como parte de la asimilación por la fuerza de Canadá, reemplazando su cultura y religión nativa por la cultura británica, francesa y el cristianismo.

A pesar de que fueron dirigidas por las iglesias católica romana, protestante anglicana, unida y presbiteriana, las escuelas fueron financiadas y alentadas por los Gobiernos canadienses.

La Comisión de la Verdad y la Reconciliación de Canadá (TRC, por sus siglas en inglés) estima que 150.000 niños indígenas asistieron a las escuelas residenciales indias desde 1876 hasta 1996, cuando cerró la última escuela residencial.

El sistema de escuelas residenciales perjudicó significativamente a los niños indígenas al alejarlos de sus familias, negar sus lenguas y culturas ancestrales y exponer a muchos de ellos a abusos físicos y sexuales.

Desconectados de sus familias y cultura y obligados a hablar inglés o francés, los estudiantes indígenas del sistema de escuelas residenciales a menudo se graduaron sin poder encajar en sus comunidades. Pero, al mismo tiempo, fueron víctimas de actitudes racistas en la sociedad canadiense en general.

El sistema finalmente tuvo éxito en interrumpir la transmisión de prácticas y creencias indígenas a través de generaciones, como se pretendía originalmente.

Además, el legado del sistema residencial ha llevado a una mayor presencia de estrés postraumático, alcoholismo, abuso de drogas y suicidio, que aún persisten en las comunidades indígenas.

Al establecer una comisión para investigar la extensión de las consecuencias del sistema de escuelas residenciales indígenas y una decisión para indemnizar a las víctimas, el Gobierno canadiense ahora insta a la Iglesia Católica a disculparse por su papel.

Pero esto no profundiza en la esencia del problema, que es el uso de la religión cristiana para promover los intereses profanos de los Estados.

En el caso canadiense, el Estado explotó deliberada y sistemáticamente el cristianismo para colonizar la tierra y las mentes de los pueblos indígenas.

Tomar como chivo expiatorio a las iglesias, particularmente a las católicas, parecería distorsionar los hechos históricos a menos que el Gobierno canadiense acepte plenamente su responsabilidad histórica y haga mucho más para restaurar el orgullo, la tierra y los derechos de los pueblos indígenas.

Ver también: Representante indígena del Canadá: El propósito de la Iglesia católica era 'lavar el cerebro' a los pueblos nativos.

*Juan Felipe Vélez Rojas contribuyó con la redacción de esta nota.



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