
BOGOTÁ
Michel Temer cumple un año en el poder tras la destitución de Dilma Rosseff rodeado de escándalos de corrupción. El mandatario no ha logrado que el Brasil salga de la recesión económica, su principal bandera de Gobierno.
Temer asumió la presidencia interina del Brasil en mayo de 2016. El senador Romero Jucá, a quien eligió ministro de planificación, tuvo que dejar su cargo el 23 de ese mismo mes por estar envuelto en un escándalo de corrupción conocido como Lava Jato, una operación de lavado de dinero. Temer, sin embargo, se posesionó definitivamente el 31 de agosto.
El presidente prometió un mandato enfocado en lograr una reforma a la seguridad social. Este objetivo, no obstante, se evaporó por divisiones en las bases del Gobierno tras conocerse la grabación de una conversación entre Temer y un empresario, Joesley Batista, sobre posibles pagos de coimas.
Los esfuerzos del presidente se concentraron en su defensa y en impedir una investigación penal por corrupción pasiva en la Cámara de Diputados. Temer uso su aplastante mayoría parlamentaria para lograr el bloqueo de la acción jurídica y el proceso quedó suspendido hasta el final de su mandato en diciembre de 2018. La lucha política para evitar su juzgamiento es la victoria más importante de Temer, en detrimento de las reformas económicas que había prometido.
En el primer año del mandato de Temer la crisis Económica se ha profundizado y el desempleo es mayor al 13%. Propuso un intenso plan de privatizaciones para dinamizar la economía y aumentar los ingresos fiscales, pero la iniciativa ha sido fuertemente criticada y ya sufrió su primer tropiezo.
Un juez de Brasilia suspendió un decreto que pretendía permitir la explotación minera de una enorme reserva de cobre y oro en la selva amazónica. El Palacio de Planalto buscaba abrir licitaciones para atraer inversión extranjera y capitales que ayudarán a disminuir el déficit fiscal. La decisión judicial congeló esa posibilidad.
Las cortes no solo golpean los planes económicos de Temer. Existen investigaciones abiertas por el caso Odebrecht contra ocho de los 28 ministros del Gobierno.
La destitución de Rousseff
La expresidenta, Dilma Rousseff, fue removida de su cargo en agosto de 2016 tras meses de masivas protestas en las principales ciudades brasileñas. Miles de personas se tomaron las calles para protestar contra los numerosos casos de corrupción que involucraban al círculo cercano de la mandataria.
No existía una causa abierta en contra de Rousseff pero la presión de las calles y las sentencias condenatorias en contra de sus principales aliados, incluyendo al expresidente Ignacio Lula da Silva, hicieron insostenible su permanencia en el cargo.
La oposición de derecha logró una mayoría en la Cámara de los Diputados y le abrió un juicio político a Rousseff. El proceso culminó con la destitución de la mandataria y el nombramiento de Michel temer como presidente.
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