Mary Kaldor: “La solución al problema de drogas en Colombia es la legalización”
Dos expertos en resolución de conflictos hablaron con la Agencia Anadolu sobre la lucha contra las drogas y el posconflicto en Colombia.

BOGOTÁ, Colombia
Mary Kaldor, la directora de la Unidad de Investigación sobre Conflictos y Sociedad Civil del London School of Economics and Political Science, y Ole Wæver, fundador del Centro para el Estudio Avanzado de la Teoría de la Seguridad (CAST) y director del Centro para la Resolución de Conflictos Internacionales (CRIC), están en Colombia como invitados principales al V Congreso de la Red Colombiana de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario.
En el marco de este evento, los académicos hablaron con la Agencia Anadolu sobre dos temas controversiales del posconflicto colombiano: la impunidad que puede haber en la justicia transicional y el reto de erradicar los cultivos de coca sin empeorar las condiciones de vida de los cultivadores ni generar nuevos ciclos de violencia.
Usted ha hablado sobre viejas y nuevas guerras, y afirma que las nuevas guerras se han dado por los recursos naturales y su provecho. En Colombia, la explotación de recursos tiene un papel importante, pero las Farc tenían objetivos políticos, ¿Cómo califica este conflicto? ¿Es una mezcla entre viejas y nuevas guerras?
Mary Kaldor: En mi último trabajo he investigado sobre cómo las nuevas guerras evolucionan. En la época de la Guerra Fría la mayoría de guerras eran generadas por movimientos de izquierda y el caso de las Farc era uno de esos. Pero con el fin de este periodo muchas cosas cambiaron: primero, las personas. En los años 60 y 70 muchos jóvenes soñaban con pelear contra las dictaduras y unirse a las guerrillas. Estos movimientos eran liderados por intelectuales como el Che Guevara y Fidel Castro. Después de los años 90, esos jóvenes crecieron y querían ser activistas sociales.
Segundo, el dinero para los rebeldes se desvaneció. Al principio la Unión Soviética y China les proveían apoyo, pero después tuvieron que buscar ese soporte de otra manera y esa fuente de financiación estuvo muy relacionada con la violencia, las drogas y el secuestro. Eso cambió la naturaleza de la guerra, que empezó a integrarse en una economía política depredadora. Por otro lado, los rebeldes ya no necesitaban del apoyo de la población, como en épocas pasadas, así que podían implementar tácticas violentas contra los civiles.
Y tercero, las metas y objetivos políticos. En lugar de tener metas de izquierda, como sí ocurría en el resto del mundo, básicamente se trataba de disidentes del Gobierno que querían volver al poder. Usaban identidades políticas apelando a cosas como “debemos gobernar porque somos católicos o porque somos de tal postura política”, etc.
Ese cambio se puede observar en la época posterior a los 90. Algunos grupos rebeldes se transformaron: grupos marxistas leninistas (IRA, PKK, por ejemplo) le dieron mayor énfasis a la identidad, en ser católico o ser kurdo. Acá no veo que las Frac haya adquirido esa base identitaria, en lo que creo conocer, pero sí adquirieron otras características.
En África hablamos de otro tipo de guerras, pero algunas de ellas adquirieron estas nuevas características y creo que ese es el caso de Colombia. Esto lo que significa es que aún hay un contexto político, porque sus demandas (las de las Farc) no son muy diferentes de las de otros conflictos; tienen que ver con participación política, con movilización. Estoy sorprendida de que no hayan exigido demandas sociales más radicales. Es lo que uno hubiera esperado.
La oposición en Colombia ha criticado el acuerdo de paz y asegura que es un instrumento de impunidad ante los crímenes cometidos por la guerrilla de las Farc. ¿Cuál es su juicio al respecto?
Mary Kaldor: Este es el mayor problema de todos los acuerdos de paz. Para lograr un acuerdo de paz tienes que lidiar con criminales, y muchos acuerdos de paz son acuerdos con la mafia. Eso es un enorme problema, la continuación de la impunidad genera consecuencias terribles para la sociedad, estamos hablando de los señores de la guerra en Afganistán o de las redes étnicas en Bosnia. Pero en el caso de Colombia un elemento muy interesante es la Jurisdicción Especial para la Paz, que hace hincapié en la justicia transicional, la cual creo que es absolutamente vital y necesaria.
Ole Wæver: Nepal podría ser el ejemplo más interesante aquí. Un caso que ha tenido un elemento de guerra civil, una izquierda, un aspecto de justicia social y el asunto de derechos de tierras, que se podrían convertir en peticiones sociales radicales que se necesitan. Miren la historia de Colombia, es necesario que esas peticiones sean mejor representadas.
El jueves pasado un grupo de campesinos que protestaban contra la erradicación forzada de coca fue atacado por la Policía en el municipio de Tumaco, el que tiene más cultivos de coca en todo el país. Seis de ellos murieron. Organizaciones civiles afirman que estos campesinos no son narcotraficantes, que ellos y sus familias dependen de esos cultivos porque no tienen otra opción. ¿Qué debería hacer el Gobierno?
Mary Kaldor: es un tema muy complejo, pero considero que la solución radical es la legalización de las drogas.
En Afganistán la situación es muy similar debido a la producción de opio. Hubo una ONG francesa que apoyaba el uso del opio para drogas ordinarias, morfina o codeína, que podían ser fabricadas a bajos costos en ese país. Para mí, esta es la solución, aunque se necesitaría desarrollar políticas económicas y sociales alternativas, pero es muy difícil porque para los cultivadores no es muy rentable.
No sé mucho sobre la situación en Colombia y me gustaría conocer qué opina la población, pero en Afganistán, por ejemplo, he entrevistado personas que aseguran que serían más felices ganando un poco menos de dinero si tuvieran más seguridad... No sé si éste sea el caso en Colombia. Desarrollar agricultura alterna, producción del café y cooperativas de los cultivadores de coca, todas esas opciones me parecen fundamentales.
El Gobierno de Estados Unidos ha presionado a las autoridades colombianas para que reduzcan los cultivos de coca. Critica por un lado el aumento de esos cultivos, y por otro la política voluntaria e integral de erradicación establecida en los acuerdos de paz. ¿Debería el Gobierno colombiano ignorar esa posición?
Ole Wæver: Hasta el momento hay demanda y está creciendo en los países desarrollados y en el resto del mundo, en especial donde hay abuso de drogas. Lo que he visto en América Latina es que la oferta puede cambiar de lugar: disminuye en un país y crece en otro. Es ridículo creer que si se aplica una política de erradicación el problema se va a terminar. La demanda haría que en otro país surja un nuevo productor.
No es posible solucionar el problema de las drogas al frenar su producción cuando hay demanda para ese producto. Esto cambia una vez cambie la demanda, es decir cuando encontremos políticas de legalización y otras alternativas, particularmente en Estados Unidos.
Y sobre Venezuela... ¿Cómo califica la crisis política que vive ese país?
Mary Kaldor: Hay un aspecto aquí que es más relevante y es la situación relacionada con la crisis petrolera, un problema que afectó más a los pobres que a la clase alta. Fue un problema fundamental tanto en los EEUU como en Venezuela.
Acá la gran dificultad son las drogas, cuando no tienes un sistema económico funcional en el que se deban pagar impuestos y el Gobierno debe hacer uso de esos impuestos para ayudar a los ciudadanos, siempre tendrás problemas independiente de si sobra o falta
¿Cómo ven el papel de la sociedad civil latinoamericana?
Mary Kaldor: Me ha impresionado cómo han actuado los diferentes movimientos. El ejemplo de los campesinos me parece muy conmovedor.
Ole Wæver: Estoy de acuerdo en que, a una escala global, América Latina es todo un ejemplo de sociedad civil. En el pasado la política latinoamericana estaba muy polarizada y eso era muy problemático, así que es admirable esa capacidad de haber dirigido esas energías en un trabajo más constructivo, porque se convirtieron en algo mucho más amplio que los simples extremos de izquierda o derecha.
Pienso que se han construido muchos grupos críticos tanto en la izquierda como en la derecha y se desarrollan roles mucho más provechosos, por ejemplo, en materia de derechos humanos o de temas feministas, y no están tan cerrados frente a las políticas de los otros.
¿En el posconflicto, qué es más importante, seguridad militar o condiciones sociales?
Mary Kaldor: Seguridad individual, que significa dos cosas: seguridad física contra la violencia y seguridad material. Para mí, seguridad es un hombre viviendo bajo la ley y la sociedad, y eso no significa necesariamente que no se necesiten fuerzas de seguridad. Se necesitan claro. Pero unas fuerzas enfocadas en el refuerzo de la aplicación de la ley y las instituciones, no en enfrentamientos contra el enemigo. Se trata de construir instituciones legítimas, porque tú no debes obedecer la ley por miedo a la policía, tú debes obedecerla porque es lo correcto.
Respecto a Siria, ¿Ven posible una solución pronta al conflicto?
Mary Kaldor: Lo mejor que se puede hacer por Siria, que en cierta medida sucede a través del proceso de Astaná (capital de Kasajistán y sede de los diálogos), es que los principales actores externos (no de Occidente, sino Rusia, Irán y Turquía) presionen a todas las partes para alcanzar un alto el fuego. Pese a los múltiples problemas, las conversaciones en Astaná son muy positivas y allí se está involucrando a la sociedad civil. De hecho, se le debe dar mayor participación a los consejos regionales que han negociado con los diferentes actores involucrados (régimen, rebeldes, Daesh) y que están manteniendo algún elemento de cohesión social dentro del país.
Por otra parte, esta guerra ha sido un gran fracaso para la Unión Europea, que ha sido la más afectada debido a la crisis de refugiados que ha tenido efectos devastadores. Además el terrorismo se ha incrementado, los ataques en diferentes partes del mundo son consecuencia de lo que sucede en Siria.
Ole Wæver: Debemos tomar en serio la participación de la sociedad, podría ser el inicio de algo realmente importante. Es muy fácil señalar todos los errores que se han cometido y las oportunidades que se han perdido, algunas de ellas por tontas decisiones políticas y otras simplemente por mala suerte, así que vale la pena aprovechar cualquier oportunidad para frenar el conflicto.
El sitio web de la Agencia Anadolu contiene sólo una parte de las historias de noticias ofrecidas a los suscriptores en el Sistema de Difusión de AA News (HAS), y en forma resumida.