El Reino de Marruecos aseguró que el “fondo de la crisis” diplomática con España tiene que ver con “segundas intenciones hostiles” de Madrid con el Sahara Occidental y no con la acogida de Brahim Gali, líder del movimiento de liberación nacional Frente Polisario, en un hospital de Logroño, en la comunidad autónoma de La Rioja.

“La crisis no está limitada al asunto con un hombre. No comienza con su llegada ni terminará con su partida”, dijo el Ministerio de Relaciones Exteriores marroquí este lunes en un comunicado oficial, en el que compara el conflicto del Sahara Occidental con la crisis en Cataluña.

“No podemos luchar contra el separatismo en casa y fomentarlo en casa del vecino”, dice el comunicado, al señalar que durante “la crisis catalana”, Marruecos “no optó por la neutralidad” y “fue uno de los primeros en ponerse del lado de la integridad territorial y la unidad nacional de su vecino del norte de forma clara y contundente”.

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Adicionalmente, al referirse al llamado 'procés' catalán, el Ministerio cuestiona: “¿Cuál habría sido la reacción de España si un representante del separatismo (catalán) hubiera sido recibido en el Palacio Real marroquí? [...] ¿Si hubiera sido recibido pública y oficialmente por su aliado estratégico?”.

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, respondió la declaración de Marruecos y la calificó como “absolutamente inaceptable”.

"Si lo que se está diciendo por parte del ministro de Asuntos Exteriores marroquí es que han utilizado la migración, es decir, el asalto a las fronteras españolas por parte de más de 10.000 marroquíes en 48 horas, a mí me parece absolutamente inaceptable y por tanto rechazo esa declaración”, aseguró Sánchez en tono tajante en una rueda de prensa tras la cumbre bilateral entre Polonia y España en Alcalá de Henares, en Madrid.

Y añadió: “No es admisible que haya un Gobierno que diga que se atacan las fronteras, en este caso de España, que se abren las fronteras para que entren 10.000 inmigrantes en menos de 48 horas en una ciudad española como es Ceuta, por desavenencias, diferencias y discrepancias en política exterior”.

La crisis estalló a mediados de mayo tras el ingreso de entre 5.000 y 9.000 migrantes de origen magrebí y subsahariano, incluidos menores, que ingresaron a Ceuta, un enclave español en la costa norte de África, con la permisividad de las autoridades marroquíes.