Los obstáculos que enfrentan las posibles vacunas contra el coronavirus

Las noticias prometedoras sobre el desarrollo de vacunas efectivas hicieron que los mercados de valores se dispararan recientemente, como si la guerra contra el coronavirus estuviera casi ganada, pero los observadores más sobrios pudieron ver claramente una serie de dificultades que siguen latentes.

A pesar de que tres vacunas cuentan con una efectividad de hasta el 95% y el optimismo por la futura presidencia de Joe Biden, las cifras del virus continúan su sombría marcha hacia arriba, con el número de casos confirmados en todo el mundo superando los 63 millones y más de 1,43 millones de muertes.

“El sesgo optimista puede ser una bendición y un riesgo. Se debería estar tanto feliz como cauteloso si se es temperamentalmente optimista”, advirtió el economista ganador del premio Nobel Daniel Kahneman en su bestseller Pensar rápido, pensar despacio.

Estas palabras parecen perfectas para comprender la mentalidad de los inversores que actúan como si la pandemia hubiera terminado, aumentando el apetito por apresurarse a adquirir activos riesgosos.

Pero, en realidad, el virus todavía nos acompaña y todavía queda un largo camino por recorrer para derrotarlo.

Un estudio reciente sobre los desafíos relacionados con las vacunas, publicado por el portal del Centro de Investigación de Políticas Económicas, muestra que desde la fabricación y distribución hasta las sospechas sobre la seguridad de las vacunas COVID-19, existen varias preocupaciones.

Temores a las vacunas

El estudio abordó lo que se podría llamar el elefante en la habitación: la vacilación que muchas personas pueden tener sobre recibir la vacuna.

Citando una encuesta del Pew Research Center realizada en septiembre a 10.000 estadounidenses, el estudio dijo que alrededor del 51% de las personas dicen que definitivamente o probablemente se vacunarán.

Y la parte que definitivamente tomaría una vacuna en una encuesta más reciente es solo del 21%, una quinta parte del total, una señal de advertencia.

“Si la aceptación es tan limitada, la cura milagrosa puede no ser una cura en absoluto”, subrayó el estudio; que explica cómo el 95% de la población necesita vacunarse para desarrollar inmunidad contra el sarampión.

Los investigadores también advirtieron que los comportamientos que mitigan el contagio pueden no persistir en el período posterior a la vacuna, lo que se calificó de “alarmante”.

“La proporción de la población que debe vacunarse para evitar que los infectados propaguen la enfermedad depende no solo de las propiedades del virus, por supuesto, sino también de comportamientos como el uso de máscaras y el distanciamiento social”, señaló el estudio.

Cuando se trata de abordar las preocupaciones de seguridad, el estudio instó a los expertos en salud pública a ayudar a fomentar la aceptación de la vacuna, enviando mensajes consistentes sobre los riesgos.

Los académicos también señalaron que el escepticismo sobre las vacunas puede ser específico frente a la COVID-19.

“El mensaje de ciertos políticos de que la COVID-19 no es una amenaza grave para la salud, y en algunos casos cuestionar si la amenaza existe, puede hacer que las personas que apoyan las otras políticas de ellos cuestionen si una vacuna es necesaria o efectiva”, señaló, haciendo énfasis en los políticos irresponsables que realmente ayudan a sobrevivir al virus.​​​​​​​

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Desafíos logísticos

Es probable que otro gran obstáculo sea el proceso de distribución de vacunas, que se espera sea bastante desafiante, especialmente para las vacunas que requieren un almacenamiento a temperaturas extremadamente bajas.

Según Amesh Adalja, investigador principal del Johns Hopkins Center for Health Security, muchas partes del mundo pueden obtener vacunas alternativas como la versión de AstraZeneca, que no requiere tal almacenamiento en frío.

El investigador destacó que la distribución sería una importante tarea de salud pública, independientemente de la vacuna que se elija para un país determinado.

“Los países tendrán que ser muy transparentes con sus poblaciones en lo que respecta a los riesgos y beneficios de la vacuna. También necesitarán articular quién recibirá la vacuna primero y cómo se determinó esa priorización”.

Los expertos también calculan que se necesitarán 15.000 vuelos y 15 millones de neveras portátiles para transportar cada 10 mil millones de dosis, lo cual es otro obstáculo considerable.

Desafíos en los precios

Y el costo de las vacunas es otro gran obstáculo en el camino que espera a los gobiernos.

AstraZeneca y Oxford han prometido permitir una vacuna asequible durante la pandemia y también mantenerla “a precio de coste” para los países de ingresos bajos y medianos después de la pandemia para futuros brotes.

En cuanto a Pfizer y Moderna, ninguno ha hecho tales promesas para cuando la pandemia termine.

Algunas naciones ricas como Estados Unidos y Reino Unido han pedido por adelantado millones de dosis de estas tres vacunas candidatas y podrían potencialmente vacunar a un número mayor que el total de sus poblaciones.

Según el Duke Global Health Innovation Center, los países individuales y la UE ya han ordenado 2.800 millones de dosis de estas posibles vacunas.

Este pedido anticipado en realidad ha ayudado al desarrollo de estas vacunas prometedoras, pero al mismo tiempo, existe el temor de que esto conduzca a una distribución desigual.

Según algunos modelos matemáticos, si los países ricos compran todas las primeras vacunas disponibles, la pandemia matará a más personas que si estas vacunas se distribuyeran de manera uniforme en todo el mundo.

Después de un noviembre alcista para las acciones mundiales debido a las buenas noticias sobre el desarrollo de vacunas, dados estos importantes obstáculos que se avecinan, parece que los inversores prudentes deberían mantenerse “optimistas realistas” en el futuro previsible.

*Daniela Mendoza contribuyó en la redacción de esta nota.