Las relaciones entre Turquía y Estados Unidos experimentaron una de sus crisis más profundas durante el mandato del presidente saliente Donald Trump.

Las tensiones entre ambos países se dieron debido a la burocracia estadounidense y la influencia del Congreso, y a pesar de las buenas relaciones que mantuvo Trump con su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan.

El apoyo de EEUU al YPG/PKK

Erdogan se reunió con Trump dos veces en la Casa Blanca, en 2017 y 2019. Tras las dos reuniones, Trump valoró la lucha de Turquía contra el terrorismo.

Trump reiteró, además, su apoyo a la lucha de Turquía contra el PKK y el Daesh. Así mismo, se comprometió a no dejar un área segura para estas organizaciones terroristas.

No obstante, Trump continuó apoyando logística y armamentísticamente al YPG/PKK en Siria a través del Mando Central (CENTCOM) del Ejército estadounidense, con el pretexto de que el YPG/PKK lucha contra el Daesh, dando continuidad a la política del expresidente Barack Obama.

De esta manera, Trump autorizó el envío de armas al YPG/PKK en 2017, antes de la visita de Erdogan a Washington, lo que provocó una reacción crítica por parte de Turquía.

Tras varios intentos fallidos, Trump anunció el repliegue de sus fuerzas en las zonas de Siria ocupadas por el YPG/PKK luego de una conversación telefónica con Erdogan en 2018.

Esta decisión causó la dimisión del entonces ministro de Defensa, el general retirado Jim Mattis, y Brett McGurk, enviado especial del presidente de Estados Unidos para la coalición internacional contra Daesh, en protesta de la decisión de Trump, así como numerosas críticas por parte de la prensa y los políticos. Sin embargo, Trump fue convencido para que la retirada fuese lenta y ordenada.

En 2019, Trump anunció la retirada de las tropas en Siria ante la operación militar de Turquía, Fuente de Paz, contra el YPG/PKK. Esta vez, Trump fue acusado de dar luz verde a la operación de Turquía.

Luego, la administración de Trump impuso sanciones a los ministros turcos del Interior, Defensa y Energía, Suleyman Soylu, Hulusi Akar y Fatih Donmez respectivamente, por la operación militar. Una vez acabada, Trump anunció la suspensión de las sanciones luego de la visita de Ergodan a Washington.

En respuesta a preguntas de la prensa durante su visita a Italia en 2017, Trump dio la razón a Turquía en su operación militar en el norte de Siria y dijo que el YPG/PKK no era un “ángel”, tal y como lo presentan algunos, indicando que suponen una amenaza mayor que la del Daesh.

Así mismo, Trump aseguró que no se enfrentará a Turquía por el YPG/PKK y dijo que pidió al cabecilla del grupo terrorista, Ferhat Abdi Sahin, que protegiese las prisiones en las que se encuentran encarcelados miembros del Daesh.

El pastor Brunson

En 2016, la justicia turca arrestó al pastor protestante de nacionalidad estadounidense, Andrew Brunson, por participar en acciones que ponen en peligro la seguridad nacional y sus lazos con las organizaciones terroristas FETO y PKK.

En 2018, la administración de Trump sancionó a Soylu y al ministro de Justicia, Abdulhamit Gul, y duplicó los aranceles a las importaciones de acero y aluminio de Turquía luego de que la justicia turca rechazase dejar en libertad a Brunson

Finalmente, el pastor fue puesto en arresto domiciliario primero y luego en libertad, y la administración de Washington suspendió las sanciones contra Turquía después de que Brunson regresase a Estados Unidos.

S-400

Turquía se sentó con Rusia a negociar la adquisición del sistema de defensa antiaérea S-400 luego de no haber podido adquirir el sistema estadounidense Patriot, lo que causó indignación en Washington.

A pesar de acusar a la administración de Obama de no responder a las necesidades defensivas de Turquía, en 2017, Trump firmó la Ley para Contrarrestar a los Adversarios de Estados Unidos a través de Sanciones (CAATSA), promulgada por el Congreso.

En 2019, Trump terminó la participación de Turquía en el programa del cazabombardero furtivo de quinta generación F-35 presionado por el Congreso. Así mismo, el Congreso incluyó sanciones contra Turquía en el marco de la CAATSA en los presupuestos de Defensa para 2021. Estas sanciones fueron implementadas por Trump el pasado 14 de diciembre.

FETO

FETO es otro de los asuntos que ha generado crisis y tensión ente Turquía y Estados Unidos. Desde el golpe de Estado fallido del 15 de julio de 2016, Turquía ha solicitado la extradición del cabecilla de la organización terrorista, Fetullah Gulen, quien reside en Estados Unidos desde 1998, sin éxito.

A parte de ciertas acciones hacia la apertura de juicios legales contra Gulen y varios dirigentes del FETO, la administración estadounidense se ha mostrado reluctante a la hora de dar pasos concretos para obtener resultados.

Halkbank

Otra polémica en las relaciones entre Turquía y Estados Unidos fue la encarcelación injusta de Mehmet Hakan Atilla, un antiguo ejecutivo del banco estatal turco Halkbank, como resultado de una conspiración de FETO.

El arresto de Atilla se presentó luego de que el empresario Riza Sarraf fuera detenido, en 2016, en EEUU por violar las sanciones impuestas a Irán.

Sarraf cooperó con las autoridades y testificó en contra de Atilla, lo cual sirvió para que el banquero turco fuera sentenciado a pasar 32 meses de prisión por violar las sanciones impuestas unilateralmente por Estados Unidos contra Irán.

Pese a esto, el juez del caso permitió que se le redujera la sentencia a un año por buen comportamiento, por lo que quedó libre el 19 de julio de 2019.

*Traducido por Daniel Gallego.