Las toallas higiénicas ecológicas que salvan vidas en África
Algunas empresarias africanas están fabricando toallas ecológicas para "reconciliar a las mujeres con sus periodos".

Togo
En el Día Mundial de la Higiene Menstrual varias mujeres del África subsahariana hablaron con la Agencia Anadolu sobre las soluciones sanitarias que han creado para proteger la salud de otras mujeres y empoderarlas.
En su habitación, Veronique Kouoh, una mujer camerunesa de unos cincuenta años, arregla piezas de tela que recicla todos los meses para su período.
Su hermana, Louise Kouoh, cuenta que desde que eran niñas veían a su abuela y a su madre usar toallas de tela. "Nunca la he visto comprar toallas sanitarias desechables", asegura. Sin embargo, ella no se sentía cómoda con este método.
Por eso no usa tela, aunque agrega trozos de algodón y papel higiénico encima de sus toallas higiénicas todos los meses.
"No es fácil porque tengo que comprar mucho papel y algodón y cambiarlo varias veces al día", dijo Louise.
El uso de telas es, según Emilie Kyedrebeogo, de Burkina Faso, una práctica ancestral que perpetúa para ayudar a las niñas que faltan a la escuela porque no tienen toallas sanitarias, lo cual también le trae el recuerdo de su infancia difícil con menstruaciones dolorosas.
Ella ayuda a las niñas a través de Palobde, su negocio de toallas sanitarias ecológicas. Como muchas mujeres del continente, la principal materia prima de su negocio es el algodón puro, tejido local impermeable, libre de químicos y con una vida útil de casi tres años.
En Burkina Faso emplea a casi 60 mujeres que han hecho posible la fabricación de más de 36.000 toallas higiénicas lavables y reutilizables compradas por ONG y asociaciones de mujeres.
Kyedrebeogo asegura que en cuatro años ha procesado cerca de 15 toneladas de algodón, con lo cual ha contribuido a la cadena de valor de su país y a la generación de empleo para las mujeres.
Por otra parte, tras asistir a un curso de formación sobre gestión de la higiene menstrual, la joven togolesa Elsa M'bena Mba, afincada en Lomé, se dio cuenta de que las toallas sanitarias industriales "no eran para nada de buena calidad" y decidió empezar a fabricarlas con una fórmula más respetuosa de la salud de la mujer, dijo a la Agencia Anadolu.
Según la joven, consultora y especialista en género, esas almohadillas ecológicas no fueron inicialmente bien recibidas por las mujeres togolesas.
"Tenían miedo del tema de la limpieza y dudaron porque es un producto local y están acostumbrados a productos extranjeros, pero no saben de qué están hechos", agregó.
La lucha por la igualdad de género
Más allá de la higiene íntima, M'bena Ba quiere liderar una lucha real por la igualdad de género a través de sus campañas comerciales y de sensibilización.
"No podemos esperar y pretender lograr la igualdad si las niñas y las mujeres aún experimentan la menstruación como un reto y en la precariedad. Esto limita su evolución social en comparación con los hombres", dijo.
En Senegal, la emprendedora social franco-senegalesa Marina Gning también está comprometida con la higiene menstrual a través de ApiAfrique, una empresa que cofundó al inspirarse en las discusiones con mujeres senegalesas sobre las dificultades que experimentan durante sus períodos menstruales.
"Es un tabú para ellas. No se atreven a hablar de eso y sin embargo tienen grandes dificultades que tienen que expresar", dijo la emprendedora.
Gning aseguró que "favorece las materias primas que sean respetuosas con la naturaleza y sin consecuencias para la salud". Ella quiere que "las mujeres esperen con ansias sus periodos sin vergüenza ni tabú".
"Tener su período significa comprender lo que está sucediendo en su cuerpo y adaptar su vida a su ciclo menstrual. Las mujeres no se sienten cómodas con sus períodos porque desde la infancia se les enseña que es impuro. Así que tienen miedo y, sin embargo, sentirse cómodas con su período es un camino hacia el desarrollo personal", explicó.
Para Gning, el uso de compresas lavables es una mejor solución que los desechables hechos de materiales químicos y cuyos componentes no se divulgan.
"Es un gran problema no saber qué ponemos en nuestros genitales todos los días de nuestra vida", dijo la empresaria.
Riesgo ambiental
Según Gning, las toallas desechables también contaminan el medioambiente porque tardan cientos de años en degradarse.
"África no tiene los medios para manejar los desechos adecuadamente. Cuando estos productos se entierran o se queman, son contaminantes. Cuando están expuestos en la naturaleza, los animales se los comen y los seres humanos se los comen. Esto es realmente problemático", dijo.
A través de la producción de toallas sanitarias ecológicas, Gning también quiere fomentar la autonomía de las mujeres, ya que descubre que comprar toallas higiénicas todos los meses no es nada económico.
"Pero comprar productos que duren hasta tres años es económico y son hechos por mujeres en Senegal. Entonces se crean puestos de trabajo y se promueve la independencia femenina", concluyó.
En Camerún, Kmerpad, la empresa de Olivia Mvondo, ya ha distribuido más de 300.000 toallas sanitarias lavables desde 2012. Esto, "en zonas rurales, urbanas y en zonas de conflicto humanitario con el apoyo de ONG internacionales como el Fondo Internacional de Emergencia para la Infancia de las Naciones Unidas (UNICEF)", informó.
Para ella, es importante luchar contra el calentamiento global privilegiando los productos ecológicos y también creó su empresa observando los tabúes y las dificultades de las mujeres en torno a la menstruación.
Según las Naciones Unidas, una de cada diez niñas en África subsahariana no asiste a la escuela durante su ciclo menstrual, que se estima que es el 20% del tiempo escolar perdido en un año.
Ver también: ONU: Estados deben actuar contra los tabúes a la menstruación*Maria Paula Triviño contribuyó con la redacción de esta nota.