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Las políticas destructivas de Arabia Saudita y Emiratos Árabes también se extienden al Líbano

Algunas administraciones árabes están molestas por las ayudas humanitarias que Turquía reparte en el Líbano sin dar importancia a las diferencias religiosas o sectarias de las personas que las reciben.

Mahmut Geldi  | 30.07.2020 - Actualızacıón : 30.07.2020
Las políticas destructivas de Arabia Saudita y Emiratos Árabes también se extienden al Líbano La crisis actual del Líbano no es económica como parece, sino política. (Mahmut Geldi - Agencia Anadolu)

BEIRUT, Líbano

Los medios de comunicación cercanos a Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Arabia Saudita por un lado, y aquellos cercanos a hezbolá por otro, han lanzado una campaña difamatoria contra Turquía con el propósito de desviar la atención de la actual crisis económica que vive el Líbano y el descontento público ocasionado por esta.

Los libaneses se quejan de que Estados Unidos utiliza las negociaciones del Gobierno libanés con el Fondo Monetario Internacional (FMI) como medio para presionar a su primer ministro, Hassan Diab, apoyado por hezbolá, por una parte, y de la falta de ayuda financiera de Emiratos Árabes y Arabia Saudita, quienes acusan al gabinete de Diab de ser el “Gobierno de hezbolá”, por otra parte.

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Mientras tanto, algunas administraciones árabes se han molestado por las ayudas humanitarias que Turquía reparte en el Líbano, sobre todo en las ciudades del norte del país de mayoría sunní, sin tener en cuenta las diferencias religiosas o sectarias de las personas que las reciben.

Medios de comunicación financiados por países árabes del Golfo intentan difamar la imagen de Turquía en el Líbano, tachando las ayudas humanitarias que esta reparte de “intervención política” y de “intento de invasión”.

Por su parte, los medios de comunicación cercanos a hezbolá, considerado como una extensión del régimen iraní en el Líbano, acusan a Turquía de “intentar ganar presencia en el Líbano a través de la Hermandad Musulmana”.

En declaraciones a la Agencia Anadolu, expertos libaneses definen la situación como un intento de estas administraciones árabes por fabricar un pretexto para intervenir ellas en el escenario libanés y hacer desaparecer la presencia de los sunníes en la ecuación nacional del país.

Fuentes cercanas a ex primeros ministros del Líbano aseguran que ciertos círculos en la ciudad de Trípoli, en el norte del país, de mayoría sunní, han acusado a Turquía con el fin de obtener apoyo financiero de algunos países del Golfo.

Estas fuentes confirman la falsedad de las noticias sobre la presunta “intervención” de Turquía y aseguran que los habitantes de Trípoli y de las zonas con población sunní tienen afecto a Turquía y su presidente Recep Tayyip Erdogan.

Las fuentes recuerdan que la Agencia de Cooperación y Coordinación de Turquía (TIKA) restauró algunos monumentos del periodo otomano en el Líbano, pero niegan cualquier tipo de intervención por parte de Turquía en el país.

Los recientes intentos de Baha Hariri, hermano mayor del ex primer ministro de Líbano, Saad Hariri, de incrementar su presencia en las zonas sunníes está visto como un intento de desbandar a su hermano, actual líder de la mayor coalición sunní en el Parlamento libanés.

A pesar de que Baha reside en Arabia Saudita, los medios de comunicación financiados por Abu Dabi y Riad insisten en que este está apoyado por Turquía.

El experto libanés en política, Munir al-Rabih, señala que la entrada de Baha en escena es una de las consecuencias del enorme vacío que existe en el mundo árabe y agrega que la unidad sunní en el Líbano se está sacrificando por las ambiciones personales de ciertos individuos.

Rabih asegura que de esta manera solo se conseguirá que todos los demás grupos políticos necesiten de un hezbolá cada vez más fuerte.

Por su parte, Walid Jumblatt, líder druso del Partido Socialista Progresista, dice que se puede prever a hacia donde se dirige la “destrucción” que está ocurriendo “en el área sunní” y advierte que la única opción para los sunníes en el Líbano es Saad Hariri.

La crisis actual del Líbano no es económica como parece, sino más bien política desde el principio, lo que dificulta la realización de reformas serias y rápidas para aliviar los problemas de la población, según expertos políticos libaneses.

La economía ha quedado devastada incluso después de que el gabinete en funciones, dirigido por el primer ministro Hassan Diab, se formara a finales de enero, tras la salida del Gobierno de Saad Hariri, en octubre, a causa de las protestas antigubernamentales sin precedentes desatadas por la crisis económica, descrita como la peor desde la guerra civil de 1975-1990.

El 5 de mayo, Diab dijo que el país está en un momento en que necesita más ayuda de sus amigos debido a la crisis económica.

Diab declaró que se solicitó ayuda del FMI luego de que el plan para salvar la economía fuera aprobado por el Gobierno.

Según el líder, los libaneses actualmente no pueden acceder a sus depósitos en los bancos y luchan contra el aumento del dólar en el mercado negro.

Oficialmente, un dólar estadounidense equivale a 1.515 liras libanesas, pero se negocia a más de 8.000 liras libanesas en el mercado negro.

El primer ministro añadió que en los últimos meses la deuda pública del país superó los USD 90 mil millones.

*Traducido por Daniel Gallego.

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