Las causas de la reciente fractura al interior de la oposición en Venezuela

Por: Sergio García Hernández

La fractura de la oposición venezolana se hizo más evidente durante las últimas semanas, cuando el exgobernador del Estado de Miranda, Henrique Capriles, la exdiputada María Corina Machado, y el diputado de la Asamblea Nacional Stalin González, se expresaron en contra de la gestión de Juan Guaidó como líder del frente contra el Gobierno de Nicolás Maduro.

Si bien los tres opositores, de amplia trayectoria política en Venezuela, han criticado a Guaidó, sus objeciones no coinciden entre sí, lo que se traduce en un incremento de las tensiones en el sector en su ejercicio como contrapeso al oficialismo chavista.

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Machado, por ejemplo, se encuentra en el sector más radical de la oposición que no solo no reconoce a Maduro como presidente y se niega a participar en las elecciones parlamentarias del próximo 6 de diciembre, sino que se ha mostrado deferente con la idea de una intervención extranjera en Venezuela.

La líder del opositor movimiento Vente Venezuela afirmó mediante una carta de finales de agosto pasado, que Guaidó incumplió con su compromiso de lograr la salida de Maduro del poder en un corto plazo. Además, calificó como fiasco la operación para el ingreso de ayuda humanitaria a su país en febrero de 2019, que fue liderada por el autoproclamado presidente a quien, además, señala de buscar pactos con el oficialismo que considera inaceptables.

La opositora ha propuesto, a su vez, la que define como la “operación de paz y estabilización” que tendría participación de “fuerzas extranjeras”. Aunque ha explicado que no se trata de una incursión militar, sí contempla la ejecución de nuevas sanciones contra su país.

A las críticas de Machado, se sumó la negociación que lideraron tanto Capriles como González con el Gobierno de Maduro para pactar el indulto de 110 opositores.

La negociación, que permitió el indulto de reconocidos políticos como Miguel Pizarro, Henry Ramos Allup, Edgar Zambrano, Luis Florido, Juan Pablo Guanipa y Gilber Caro, fue hecha sin la participación de Guaidó, quien luego criticó el diálogo que se efectuó a sus espaldas.

“Hoy, por mis ‘gestiones personales’, nos sentimos satisfechos de la libertad de 110 presos políticos. Mi único interés es defender a los venezolanos y lograr la libertad de Venezuela”, mencionó Capriles en sus redes sociales luego del indulto.

Capriles también ha criticado a sectores que desde el exilio han pedido más sanciones para Venezuela, como también lo han solicitado Machado y Guaidó. “Será que no nos damos cuenta que entre más pobre es el venezolano, más se debilita el tejido social”, indicó en una reciente rueda de prensa.

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Tanto el exgobernador de Miranda como González no han descartado apoyar las elecciones parlamentarias de diciembre, siempre y cuando haya garantías, sin embargo Machado y Guaidó anticiparon que van a boicotearlas.

“Por mi parte intentaré las veces que sea necesario encontrar una solución a la crisis. La política se trata de ayudar a la gente. Si una negociación evita que este conflicto escale y sea más doloroso para los venezolanos, lo haré las veces que sea oportuno”, mencionó González sobre las recientes conversaciones con el oficialismo.

Mauricio Jaramillo, investigador de la Universidad del Rosario de Colombia y exasesor de la Unasur, dice que la fractura de la oposición se debe a la falta de efectividad de Juan Guaidó, de quien un amplio sector de la oposición esperaba que consiguiera, de forma rápida, la deslegitimación de Maduro.

“Eso no ha ocurrido y sus resultados son bastantes modestos. Esto ha hecho que se desgaste la estrategia y que aparezcan las divisiones”, indicó Jaramillo a la Agencia Anadolu.

El investigador detalló que, si bien al oficialismo le conviene que la oposición esté divida, el Gobierno espera participación de algunos de sus detractores en los comicios de diciembre, para que tengan legitimidad.

“Lo ideal para Maduro es que se dé una concertación de un frente amplio de partidos opositores y que participen todos, así el oficialismo pierda como ocurrió hace cinco años”, indicó Jaramillo al recordar las elecciones legislativas de 2015 cuando la oposición ganó la mayoría de los escaños de la Asamblea Nacional.

Jaramillo mencionó que las garantías que exige la oposición se darán si se involucran actores independientes y la observación de entes internacionales en el proceso electoral.

El experto cree que la oposición debería participar en las elecciones, debido a que bajo una supervisión que se ha especulado podría ser de la Unión Europea, las podría ganar y así defender su mayoría en la Asamblea Nacional.

Ante la crisis política que se vive en Venezuela, el académico mencionó que el reciente indulto a opositores es una señal de que Maduro quiere negociar.

“El Gobierno siempre ha dicho que está dispuesto a hacerlo. En el último esquema de negociación en Barbados con intermediación de Noruega, el oficialismo se paró de la mesa en la medida que la oposición al tiempo que dialogaba con Maduro también apoyaba las sanciones en contra de Venezuela, lo cual fue una contradicción irreconciliable”, enfatizó el investigador.

Para Jaramillo, el Gobierno está interesado en negociar en la medida en que permitiría que se levanten las sanciones internacionales, que han sofocado aún más, en los últimos años, la endeble economía venezolana.

Al referirse a las oportunidades que tendría la oposición al participar en una negociación, el académico detalló que les podría dar la oportunidad de generar resultados concretos que alivien la situación de los venezolanos que se encuentran en medio de las dificultades políticas y económicas de su país.

Dentro de los más recientes intentos de diálogo entre el chavismo y la oposición en Venezuela estuvo el de 2017, en Santo Domingo, con el respaldo del expresidente de República Dominicana, Danilo Medina; del expresidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y los Gobiernos de Bolivia, Chile, México y Nicaragua.

El último proceso de diálogo se dio en mayo de 2019, auspiciado por Noruega, con una primera ronda realizada en la capital, Oslo, y una segunda en Barbados. Guaidó anunció el fin de esas conversaciones en septiembre del mismo año, ante lo que consideró como el abandono de la mesa por parte del oficialismo.

En medio de esos antecedentes, Venezuela se prepara para vivir un proceso electoral que divide a la oposición y que será fundamental para el futuro cercano de la situación política del país suramericano.