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La pesca ilegal amenaza las poblaciones de peces en Sudamérica

Tras haber agotado las poblaciones de peces en aguas nacionales, las flotas de muchas naciones industrializadas se están trasladando ahora a aguas territoriales de países de bajos ingresos para satisfacer la creciente demanda de productos del mar.

Laura Gamba  | 20.03.2021 - Actualızacıón : 23.03.2021
La pesca ilegal amenaza las poblaciones de peces en Sudamérica (Halil Fidan - Archivo Agencia Anadolu)

BOGOTÁ, Colombia

Por: Laura Gamba.

Los marineros que navegan regularmente a través de la costa del Océano Pacífico de América del Sur no se sorprenden al ver cientos de grandes embarcaciones que brillan como estadios de fútbol. Se trata de barcos de pesca que encienden potentes luces por la noche para atraer calamares gigantes en grandes cantidades.

Su presencia en aguas internacionales cercanas a las zonas económicas exclusivas (ZEE) de diferentes naciones ha alarmado a las autoridades ambientales de Ecuador, Perú, Colombia, Chile y Argentina, que vigilan sus poblaciones de peces, que se encuentran amenazadas por las intensas actividades pesqueras.

Tras haber agotado las poblaciones de peces en aguas nacionales, las flotas de muchas naciones industrializadas se están trasladando ahora a aguas territoriales de países de bajos ingresos para satisfacer la creciente demanda de productos del mar, según un estudio publicado por el Overseas Development Institute, uno de los laboratorios de ideas independientes líderes en temas de cooperación internacional y humanitarios.

“Las embarcaciones, la mayoría de ellas chinas, operan en aguas internacionales fuera de las 200 millas de la ZEE de Perú, Chile y Ecuador, llegando a los límites de las Galápagos”, explicó Eliecer Cruz, gerente para América Latina de Island Conservation, una organización que trabaja para evitar la extinción de islas. "Cualquier día se pueden ver hasta 300 barcos en alta mar".

Esta no es la primera vez que se detectan los barcos. En agosto de 2017 las autoridades ecuatorianas capturaron el Fu Yuan Yu Leng 999, un barco chino con 300 toneladas de pescado capturado ilegalmente en las Galápagos. Más de la mitad de las capturas fueron tiburones martillo y tiburones sedosos, los cuales se encuentran amenazados.

Ver también: ¿Por qué Ecuador está tan alerta ante la presencia de pesqueros chinos cerca de Galápagos?

El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, luego formó un equipo para proteger las Galápagos y los recursos marítimos. Pero los países han tenido poco margen de acción porque los barcos tienen cuidado de no salir de aguas internacionales.

Después del tráfico de drogas y de armas, la pesca ilegal, es decir, las actividades de embarcaciones extranjeras sin permiso en aguas bajo la jurisdicción de otro Estado, es la tercera actividad ilegal más lucrativa del mundo, según un estudio de 2020 de mongabay.com, un sitio web que publica noticias sobre ciencias ambientales.

Uno de cada cinco peces comercializados en el mundo proviene de la pesca ilegal, lo cual representa un promedio de 26 millones de toneladas por año. Es un negocio que genera hasta USD 23 mil millones en ganancias anuales, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

La sobrepesca también es una amenaza

Cruz dice que la sobrepesca, la captura de demasiados peces a la vez, es difícil de controlar porque no se realiza en circunstancias legales. Es un desafío para las autoridades rastrear el origen del pescado y la cantidad capturada.

"La sobrepesca pone en peligro a la población reproductora, que se agota demasiado rápido para recuperarse", advirtió el experto.

Debido a la sobrepesca generalizada, un tercio de las poblaciones de peces del mundo se explota de manera insostenible, según la FAO.

Los buques pesqueros pueden pasar de seis a ocho meses en altamar porque los grandes cargueros, con capacidad refrigerada, reciben la carga desde los buques pesqueros y luego regresan al país de destino final con el botín.

Los buques tanque proporcionan combustible a los barcos pesqueros, lo que les permite permanecer allí durante meses, según Cruz. Las operaciones se realizan fuera de la ZEE, por lo que las autoridades no pueden impedir las actividades.

“Los países ponen a sus guardacostas al frente de estas flotas pesqueras para evitar que ingresen a la ZEE de cada país, pero eso no resuelve el problema”, enfatizó Cruz.

Aunque el uso del radar ha ayudado a combatir las actividades clandestinas, Global Fishing Watch, una organización internacional sin fines de lucro, advirtió que muchas empresas apagan sus sistemas satelitales para evitar ser rastreados.

El apagar las señales puede ser una alerta que indica que el barco está ocultando actividades ilegales a los reguladores.

Cruz indicó que, aunque cada vez más países exigen que cada embarcación lleve un sistema de monitoreo satelital para saber dónde están las flotas, se necesitan esfuerzos adicionales para cuidar los recursos del mar.

“No somos conscientes del daño que le estamos haciendo al mar. La conservación marítima es un tema de soberanía alimentaria, que representa un riesgo para la humanidad”, concluyó Cruz.

*Juan Felipe Vélez Rojas contribuyó con la redacción de esta nota.

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