El portavoz del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), Babar Baloch, dijo estar extremadamente preocupado por el destino de miles de refugiados eritreos actualmente atrapados en dos campos de refugiados en la región de Tigray, en Etiopía.

Durante una rueda de prensa en la ciudad suiza de Ginebra, Baloch recordó que los combates entre grupos armados se intensifican dentro y alrededor de los campos.

Baloch estimó que unos 24.000 refugiados eritreos en los campamentos de Mai Aini y Adi Harush, en la zona de Mai Tsebri, en Tigray, sufren intimidación y acoso y viven en una “angustia constante, aislados de asistencia humanitaria”.

“Hemos recibido informes inquietantes y creíbles en los últimos días desde el campamento de Mai Aini de que al menos un refugiado fue asesinado por elementos armados que operan dentro del campamento. Esta última muerte se suma al homicidio de otro refugiado el 14 de julio”, dijo Baloch.

“El Acnur ruega a todas las partes en el conflicto que cumplan sus obligaciones en virtud del derecho internacional, incluido el respeto del carácter civil de los campos de refugiados y los derechos de los refugiados”, agregó Baloch.

El portavoz informó que su personal perdió “todo acceso a los campos de refugiados durante las últimas dos semanas” y señaló que los “refugiados atrapados necesitan asistencia urgente para salvar sus vidas”.

“El agua potable se está agotando, no hay servicios de salud disponibles y el hambre es un peligro real. La última distribución de alimentos a ambos campamentos se realizó a finales de junio, con raciones para un mes”, prosiguió el portavoz.

Baloch indicó que los recientes enfrentamientos armados “desplazaron a miles de personas en la región de Afar”, al este de Tigray, donde se alojan otros 55.000 refugiados eritreos. “Hay informes de enfrentamientos armados cerca de los lugares donde viven”, añadió Baloch.

Según Baloch, la principal vía de suministro humanitario entre Semera, en Afar, y Mekelle, en Tigray, está “completamente bloqueada desde el 18 de julio” y los suministros del Acnur, como los de otras agencias, siguen varados en Semera.

ACNUR insta a todas las partes en el conflicto a brindar acceso humanitario inmediato y seguridad a los trabajadores humanitarios que intentan brindar asistencia para salvar vidas.

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El Frente de Liberación Popular de Tigray (TPLF), que tomó el control de la mayor parte de la región de Tigray y de su capital, dijo que no cumpliría con la decisión de alto al fuego anunciado por el Gobierno el 28 de junio.

En noviembre pasado, la administración del primer ministro Abiy Ahmed lanzó una amplia medida de aplicación de la ley después de que las fuerzas del TPLF atacaran posiciones del Ejército etíope en Tigray, incluida la capital regional, Mekele.

Más de un millón de personas fueron desplazadas internamente y decenas de miles huyeron a la nación vecina de Sudán.

Las agencias de ayuda internacional, incluidas las organizaciones de la ONU, han advertido sobre la inminente hambruna en Tigray, con una población estimada de 5,5 millones de personas. El Gobierno etíope dijo que ha estado proporcionando asistencia humanitaria a la mayoría de las personas necesitadas.

*Traducido por Daniel Gallego.