La mujer que decidió combatir el coronavirus proyectando mensajes positivos en Sao Paulo

Mientras Brasil sufre por el vertiginoso crecimiento de víctimas del nuevo coronavirus, ya que hasta este lunes han muerto 1.223 personas y se han reportado 22.169 casos de COVID-19, Simone Rodrigues, una vendedora de autopartes, decidió combatir el aislamiento comunicándose con sus vecinos.

A sus 44 años, y debido a que padece una bronquitis asmática que la ubica dentro del grupo de mayor riesgo, Simone está aislada en su apartamento desde principios de marzo.

Durante su encierro se le ocurrió que con el proyector con el que hacía sus presentaciones como profesional ahora podría enviar mensajes de ánimo en su barrio, Pirituba, en la zona norte de Sao Paulo.

“Cuando me obligaron a encerrarme, no supe qué hacer porque soy muy inquieta y por mi trabajo me la paso viajando de lunes a viernes, sin parar, como un pájaro”, explica Rodrigues.

Debido a la angustia del encierro y a la “corriente de noticias negativas”, Simone decidió proyectar imágenes sobre las paredes de los edificios vecinos.

Pero el comienzo no fue sencillo. El foco desde la sala principal de su apartamento se perdía en las columnas del edificio de enfrente.

Poco después, proyectó en el suelo del patio de su condominio, el Bandeirantes, donde viven 12 mil personas. Sin embargo, una vecina reclamó a los gritos y tuvo que abandonar la proyección. Fue entonces cuando su marido le pidió que dejara de hacer estas proyecciones.

“Estuve a punto de dejar de intentarlo, pero mientras escuchaba los reclamos de mi vecina por el intercomunicador, vi cómo en la planta baja un niño saltaba de alegría al ver las últimas proyecciones”, relata Simone. “Voy a hacerlo”, se propuso.

Fue su perro, Dudú, quien ladrando la dirigió hasta uno de los cuartos de su apartamento. “El lugar era perfecto, podía proyectar desde mi habitación en otro edificio plano, sin ventanas ni nadie a quien pudiera molestar”, cuenta Rodrigues.

Las primeras presentaciones fueron videoclips musicales, pero entonces se volvieron a presentar reclamos. “Proyecté el video de la canción Hallelujah, de Leonard Cohen. Recibí muchos halagos, pero también personas que reclamaban por el ruido”, recuerda Simone, quien publicó el video de la proyección en el grupo de WhatsApp del condominio, que tiene 4 mil participantes.

Para evitar problemas de cualquier tipo, la comerciante paulista decidió proyectar cine mudo. “Algo de Chaplin”, explica. “Y después, recordando aquel niño que me hizo emocionar, cine mudo infantil”, agrega.

Las repercusiones entre los vecinos fueron favorables. “Muchos me decían que estaban emocionados, que continuara”, recuerda Simone.

Inspirada en las tradicionales fiestas de junio en Brasil, denominadas “Festas juninas”, pensó que sería una excelente idea proyectar mensajes para sus vecinos que estaban separados por el aislamiento, que en el estado de Sao Paulo continuará por lo menos hasta el 22 de abril, según anunció el gobernador Joao Doria.

“Cuídate, hermana. Te amamos”, se leía en una de las proyecciones que Beth le dedicaba a Ana. “Los amo, pronto estaremos juntos”, era el mensaje de Michelle para su familia.

En medio de cada dedicatoria, se iban entremezclando algunas fotos de los tiempos sin cuarentena, así como mensajes de agradecimiento dirigidos a los empleados del edificio y a los médicos de la región.

Uno de los pedidos más especiales fue el de una jubilada que vive sola y está aislada hace más de un mes y que les envió un abrazo a sus nietos. “Ahí es donde entiendo que todo el esfuerzo vale la pena”, dice Rodrigues.

“Antes de comenzar a proyectar les aviso a todos los vecinos por whatsapp o por intercomunicador, para que nadie se lo pierda y, además, para no perturbar la calma de nadie”, cuenta Simone Rodrigues. “Yo nunca los puedo ver, porque me emociono, lloro”, confiesa.

La vendedora de autopartes prepara una nueva proyección, en la que habrá una dedicatoria especial para una cumpleañera que no podrá celebrar sus 15 años y que será invitada por su madre a caminar por el patio.

“Es mucho material para recopilar y cada vez me llegan más dedicatorias, entonces me demoro una semana, por lo menos, entre cada proyección”, explica.